RESEÑA SOBRE EL TEXTO "LAS TRAMPAS DEL PROGRESO", DE WILLIAM OSPINA

Cuando Thomas Alva Edison encontró un filamento para la bombilla que no terminaba fundiéndose, muy probablemente solo pensaba en la comodidad que representaba para miles de hogares tener una fuente de luz constante y segura durante la noche, y no se percató de que terminaría usando un recurso no renovable para el mismo (Tungsteno), ni de la cantidad de problemas que tendría para su fabricación comercial (por aquello de las patentes), ni de lo realmente poco eficiente que resultaba ser la bombilla en cuanto a emisión de luz se refiere. Pero es innegable que la introducción de semejante dispositivo a nuestra vida cotidiana es memorable, en cuanto cambió la perspectiva de los recursos necesarios para una ciudad y puso a la energía eléctrica en primer plano, que a su vez sirve para impulsar las actividades de millones de personas actualmente. “Las Trampas del Progreso”, es un análisis de las consecuencias que subyacen en el resultado de cada una de las revoluciones de pensamiento y obra que a tenido el mundo occidental, pero con énfasis en las ocurridas después del renacimiento europeo. Se nos muestra como, debido a la falta de “pre-visión” del hombre como especie, a pesar de estar en la cima de la cadena trófica y de haber “conquistado” a los demás seres del planeta y todos los habitad del mismo, sigue teniendo un problema tras otro en cuanto a lograr el bienestar propio, como individuo y como sociedad. Se nos argumenta de manera ejemplar que nuestro progreso, medido en términos de tecnología y confort, no es más que una máscara tras la cual ocultamos nuestra ominosa naturaleza, la misma que no reconocemos aún y la que impide que lleguemos a la confraternización y podamos cuidar de forma real el lugar en el que vivimos, la que hace que nos impongamos con violencia sobre lo que no toleramos o tememos, la que nos impulsa de forma egoísta al derroche por un placer difuso, la que ha logrado que en nuestra carrera por alcanzar una sensación de triunfo, de novedad, de satisfacción, inconscientemente deterioremos el entorno por el que avanzamos y dañemos a los seres que nos rodean, al punto de ver ya en el horizonte el colapso de nuestro mundo pero estar tan sumergidos en nuestros propósitos frívolos que apenas y sentimos la inercia que nos mueve o tememos al choque que se avecina. Quizá si es tarde para el hombre, pues aún con pequeños atisbos de conciencia sobre su lugar y su futuro, es dependiente de la energía eléctrica y la luz a las que está acostumbrado para escribir sobre su derroche y su mal uso, no se si me explico…

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