Recordando a una amiga

Recordando a una amiga

El recuerdo es aquel que jamás nos permite dejar ir a nuestros seres queridos, como seres humanos tenemos tendencia a aferrarnos a la familia especialmente si son queridas, las amamos incondicionalmente solo por ser familia y está bien, es aceptable sentir esas cosas, pero luego cuando esa persona se va deja un gran vacío en nuestros corazones, vacio que puede ser consolado pero no reemplazado.

Es de la misma forma cuando se trata de amistad, como dice esa famosa frase “los amigos son la familia que uno elige”, buscamos personas que sean parecidas a nosotros, no hablo físicamente, sino gustos, forma de pensar, o simplemente alguien que te comprenda y te escuche, una de mis elegidas fue Pía Parraguez, aquella que nos ha dejado ya hace un año. Cuando un amigo de infancia perdura para mí es un verdadero milagro, cuando llegamos a la adolescencia nuestra vida cambia radicalmente igual que nuestras pasiones, en la infancia solo queremos ser felices, pero en la adolescencia nos comenzamos a cuestionar que es la felicidad. Los amigos de la adolescencia son más propensos a perdurar, la mayoría de los profesores nos dicen que es muy poco probable que luego de salir de la enseñanza media nos volvamos a juntar, volvamos a tener esta compañía que teníamos siempre y tienen razón, pero solo porque nosotros solo somos compañeros, yo hablo de verdaderos amigos, tal como lo era Pía.

No puedo decir que Pía y yo éramos amigas de la infancia, nos conocimos cuando teníamos unos 9 o 10 años, no lo recuerdo bien, llegamos a el mismo colegio, en el mismo curso, no voy a tratar de inventar un sinfín de cosas que supuestamente pensé cuando la vi porque la verdad es que no me acuerdo de nada, solo recuerdo que era muy tímida y que solo tenía una amiga llamada Bárbara y yo tenía dos amigas con las que ahora ni un “hola” cruzamos. Creo que al siguiente año congeniamos, me di cuenta que hay una gran diferencia entre solo ver a una persona y conocerla, debo admitir que quede totalmente impactada, una vez que hablas con ella la timidez se esfuma casi corriendo, descubrí que solo tenía que hacerla sentirse acogida y que podía realmente confiar en mí. Me cree un círculo de amigos del colegio que jamás pensé que serian tan importantes para mí, ella era una de ellos.

Ahora que ya nos ha dejado, solo quiero decir que jamás olvidare esa risa de princesa, ni esas lindas palabras groseras que me decía en sus mejores momentos de ira, palabras con las que más de una vez impacto a alguno en esta sala, palabras que cuando la vez por primera vez jamás esperarías que dijera, pero como dije antes, ahí está la diferencia entre ver y conocer.

Estoy totalmente segura que no le gustaría que la lloremos, que la extrañemos con esta intensidad, pero lo siento Pía es inevitable, aunque a veces daban ganas de darte unos cuantos golpes

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