Mi Mejor Amiga

Mi mejor amiga

Emily Hard era una chica muy inteligente, linda y apasionada por lo que hacía, siempre andaba con su balón de Básquet en todas partes sonriendo y contagiando a todos de esa energía positiva que yo tanto quería tener. Yo fui mala, siempre busque la manera de perdonarme, pero nunca pude ser como ella y eso no es lo peor. Creo que me adelante un poco, la historia no empieza allí, todo comenzó un Jueves 17 de Marzo del 2000 cuando Emily y yo éramos las mejores amigas, recuerdo muy bien la fecha porque ese fue el día exacto en que nos conocimos. Estábamos en el jardín de infantes y siempre íbamos a todas partes juntas, no nos separábamos y la verdad a mi me encantaba estar con ella. Emily se destacaba mucho por sus buenas notas en todo lo que hacía todos la querían. Siempre creí que tenía algo especial que hacía llamar la atención de las personas porque pasaba lo mismo conmigo, pues la quería mucho. Yo era muy mala para el estudio, nunca saque un 10 en alguna clase, por más que me esforzaba nunca lo conseguí, pero aún así Emily siempre estaba conmigo y trataba de ayudarme. Yo conocía a su familia completa, así como ella también conocía a mi familia. A medida que íbamos creciendo Emily y yo nos queríamos mas, compartíamos todo. Una noche al quedarnos en su casa a dormir, nos lavamos los dientes con el mismo cepillo y que también nos reíamos sin parar tomando leche hasta que se nos salía por la nariz y nos confesábamos nuestros secretos. Ella siempre me decía que debía mejorar en el colegio para así ser las mejores del salón. ¡Qué grandes recuerdos!

Emily entro al club de Baloncesto de la escuela a los 10 años, y le iba muy bien, incluso después de unos meses de entrenar duro, se convirtió en capitana del equipo. Pasaron algunos años y estábamos en la secundaria. Pero nunca me imagine que justo allí, cuando pensé que íbamos a estar más juntas, todo se derrumbara. Cuando iniciaron las clases, estábamos muy emocionadas porque siempre habíamos esperado ese momento. Ya teníamos 12 años y sentíamos una libertad que no teníamos, como suele pasar a esa edad. El tiempo pasó rápido y ya estamos en Octubre, y Emily era la más popular de la clase, no exactamente por ser la más odiosa, sino por su amabilidad e inteligencia, todos la buscaban y le hacían obsequios, y conmigo, todos la buscaban y le hacían obsequios y conmigo poco hablaban, pero Emily nunca me dejo. Aunque por dentro estaba empezando a sentir algo extraño por Emily, ENVIDIA. Cuando nos dimos cuenta ya habíamos crecido mucho y nos encontrábamos en decimo grado, ya teníamos 15 años, como paso el tiempo. Emily seguía igual de dedicada al estudio y al baloncesto, cada vez era mejor, sus padres estaban orgullosos de ella y en cambio los míos angustiados por como dejaba de lado todas las tareas, siempre me decían que tratara de ser como Emily y cada vez que me lo decían, hacían que creciera mi rencor hacia ella y es que todos creían que por andar con ella debíamos ser iguales, - yo no quiero ser igual a ella- decía, pero en realidad deseaba con todas mis fuerzas tener la vida que ella tenía.

La odiaba, no aguantaba más que todas las personas la amaran, estaba harta de ella y de cómo la trataban, la creían perfecta, es que se creía una princesa de los cuentos felices y yo era la bruja esperando con la manzana, literalmente. No tardó mucho en que eso se convirtiera en realidad, ella estaba por comer la manzana. Empecé a alejarme de ella, la trataba mal, le gritaba, le decía que era una tonta y que debía dejar de estudiar tanto porque después de todo estábamos jóvenes y lo mejor era salir a bailar, a tomar y pasarla rico. Siempre que me invitaba a sus partidos le sacaba una excusa

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