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Resumen Amador

alebenavidesmResumen3 de Abril de 2020

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Resumen Amador

La ética debería formar parte de la educación esencial y digna de un individuo.

Capítulo 1: de qué va la ética

Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas, otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo o para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida.

Entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no.

Bueno: cosas que nos convienen porque nos sienta bien.

Lo malo parece resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencia de malo.

Lo que vaya a ser nuestra vida es resultado de lo que quiera cada cual.

Cuando alguien es libre, se le valora su valor (Hómero), mientras que con alguien que hace algo porque es su deber, porque están destinados a ser tal y como son (termitas) no genera la misma percepción. Ningún hombre está programado para ser heróe, puede escaparse. Por lo tanto, por eso admiramos a Homero, porque es libre.

Con los hombres nunca se puede estar seguro de algo, mientras que con los animales, sí. Los hombres podemos inventar y elegir, podemos equivocarnos, mientras que los animales, no.

Por muy apretado que sean las circunstancias, los hombres nunca tenemos un solo camino.

Libertad: no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero tampoco estamos obligados a hacer una sola cosa.

  • No somos libres de elegir lo que nos pasa (ser guapos o feos), pero somos libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o relevarnos).
  • Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. Libertad y omnipotencia (conseguir lo que uno quiere, aunque parezca imposible) no es lo mismo. Las cosas que dependen de mi voluntad es libertad.

Nadie de verdad cree que no es libre. Es posible que se piense que es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se prefiere lo más fácil.

Por el papel de la libertad, parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir se les llama ética.

Capítulo 2: órdenes, costumbres y caprichos

Aunque no podamos elegir lo que nos pasa, podemos en cambio elegir lo que hacer frente a lo que nos pasa.

No siempre hacemos lo que queremos, a veces las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido. Lo que se puede elegir es el comportamiento a seguir en el peligro que le amenaza (tormenta y Aristóteles). En este caso, el hombre es libre de optar en circunstancias que él no ha elegido padecer.

A veces se actúa de manera instintiva, en el fondo resulta lo más cómodo y más eficaz, sin darle demasiadas vueltas a los que uno va a hacer nos paraliza.

Motivo: razón que tienes para hacer algo.

Los tipos de motivación: el primero son las órdenes (padre manda a hijo a hacerlo), costumbre (repites algo casi sin pensar o ver que también el mundo lo hace), caprichos (ausencia de motivo). Los motivos funcionales son los que te inducen a aquellos gestos para conseguir algo como utilizar una taza para tomar café.

¿De qué modo y con cuánta fuerza te obliga a actuar cada uno?

Las órdenes sacan su peso en l miedo que se puede tener a las represalias, pero también puede ser por el afecto y confianza en que es lo mejor para protegerse y mejorar.

Las costumbres vienen más de la comodidad de seguir la rutina, de la presión de los demás.

Las costumbres pueden venir de una obediencia de ciertos tipos de ordenes como las modas, deseo de aceptación en el grupo y miedo al ridículo.

Tanto órdenes como costumbres tienen a la fuerza en común, se te imponen sin pedir permiso.

Los caprichos son los que te salen de dentro, no depende de nadie más que de ti.

En momentos tempestuosos, se queda el deseo de la línea de conducta más conveniente: la racional.

Capítulo 3: haz lo que quieras

La libertad es el asunto del que principalmente se encarga la ética. La libertad es poder decir sí o no, digan lo que digan los demás. Libertad es decidir y darte cuenta que estás decidiendo.

En asuntos sin importancia, el capricho puede ser aceptable, pero cuando se trata de cosas más serias, puede resultar muy poco aconsejable sino se lleva a una reflexión.

“Nunca una acción es buena solo por ser una orden, una costumbre o un capricho”. Para saber si algo me resulta, tendré que examinarlo y razonarlo por mi mismo.

Hay que ser adulto, capaz de inventar la vida y no de vivir la que otros han inventado para nosotros. No hay más remedio para ser hombres que pensar dos veces lo que hacemos.

La palabra moral tiene que ver con las costumbres y órdenes. Hay algunas costumbres y órdenes que pueden ser muy inmorales por muy acostumbradas que se nos presenten.

Si queremos profundizar de verdad en la moral, tenemos que dejar de lado las costumbres, órdenes y caprichos.

La ética de un hombre libre no tiene nada que ver de recompensas ni castigos, sino se convirtiera en un pobre esclavo.

Moral 🡪 conjunto de comportamientos y normas que las personas aceptan como válidos. En cambio, ética 🡪 es la reflexión del por qué los consideramos válidos.

No resulta sencillo decir cuando un ser humano es bueno o malo porque no sabemos para que sirven los seres humanos. No hay un único reglamento para ser buen humano.

Ni las órdenes, ni costumbres, ni caprichos bastan para guiarnos en la ética y tampoco existe un reglamento para ser un buen hombre.

La ética se resume en haz lo que quieras.

La ética humanista en constrante de la autoritaria, puede distinguirse en que el hombre por sí mismo, puede determinar el criterio de virtud y pecado, y no una autoridad que los transcienda. El único criterio del valor ético es el bienestar del hombre.

Capítulo 4: date la buena vida

No se trata de pasar el tiempo, sino de vivirlo bien.

Una cosa es “hacer lo que quieras” y otra “hagas lo primero que se te venga en gana”. Es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una jerarquía en lo que se apetece y lo que se quiere.

Cuando se refiere a haz lo que quieras, lo que en el fondo se recomendaba es date la buena vida.

La ética es el intento racional de averiguar cómo vivir mejor.

Si la soledad es completa y definitiva, todas las cosas se amargan irremediablemente.

La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario, puede que sea vida.

El hombre no es solo una realidad biológica, sino también una realidad cultural.

La humanización (lo que nos convierte en humanos) es un proceso recíproco, como el lenguaje.

Darse la buena vida no es algo muy distinto de dar la buena vida.

Capítulo 5: ¡Despierta, baby!

Todos queremos darnos la buena vida, pero no sabemos en qué consiste la buena vida.

Lo que poseemos nos posee. Lo que tenemos muy aferrado, también nos agarra a nosotros.

La mayor complejidad de la vida es que las personas no son cosas.

Como no somos puras cosas, necesitamos cosas que las cosas no tienen.

Al no convertir a los otros en cosas defendemos nuestro derecho a no ser cosas para los otros.

¿Vas a preferir darle el gusto a los demás que satisfacerte a ti mismo? Una persona que consiguió todo lo que había oído decir que iba a ser bien para él, le faltaba lo fundamental: el autentico amor de personas libres.

La ética trata de averiguar el más allá de lo que nos cuentan o lo que vemos en la sociedad.

Ninguna buena vida puede prescindir de las cosas, pero aún menos puede separarse de las personas.

Atención: atención a la disposición a reflexionar sobre lo que se hace y a intentar precisar lo mejor posible el sentido de esa buena vida que queremos vivir.

Primera condición ética: estar decidido a no vivir de cualquier modo. Sino, comprender por qué ciertos comportamientos nos convienen o no. Pero nada de contenerse a ser tendido por bueno o quedar bien enfrente de los demás. Nadie puede ser libre por ti.

Capítulo 6: aparece Pepito Grillo

El imbécil cojea del ánimo y hay varios modelos

  1. El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, que vive en siesta permanente.
  2. El que cree que lo quiere todo.
  3. El que no sabe que quiere y no se molesta en averiguarlo. Es conformista y está dictado por la opinión de quienes lo rodean.
  4. El que sabe que quiere y sabe lo que quiere, pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza.
  5. El que quiere con fuerza y ferocidad, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es realidad y termina confundiendo la buena vida.

Todos estos tipos de imbéciles necesitan apoyarse en cosas de afuera, ajenas, que no tienen que ver con la libertad y la reflexión propias. Los imbéciles nunca logran vivir la buena vida.

Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Para tener conciencia, hace falta algunas cualidades innatas, requisitos sociales y económicos y atención y esfuerzo de cada uno. La conciencia consiste en:

  1. Saber que no todo da igual porque queremos vivir bien y vivir humanamente bien.
  2. Estar dispuestos a fijarnos si lo que hacemos de veras corresponde a lo que queremos o no.
  3. Desarrollar un gusto moral, de tal manera que hayan cosas que nos repugnen
  4. Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y responsables de nuestros actos.  

Un ser egoísta no se distingue por su conciencia ética ni por su empeño en evitar hacer el mal.

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