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Victor Hugo Poeta

macangela3 de Noviembre de 2013

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HUMBERTO MARIOTTI

VÍCTOR

HUGO

El Poeta del Mas Allá

INTRODUCCION

Sólo un idealismo real y positivo puede darle vigor y energía a la naturaleza humana. Sólo un ideal que sea

capaz de sobreponerse a la dura realidad cotidiana puede ayudar al hombre a combatir contra lo que está

destruyendo el verdadero sentido de la vida. Ese ideal está en la belleza, en la justicia y en el bien, pero

principalmente en la poesía que simultáneamente puede vincular al hombre tanto con lo humano como con lo

trascendente.

El hombre como Idea podrá mirar de frente y sin vacilar al mundo material y al enigma del universo; pero el

hombre considerado como un reflejo de los fenómenos físicos será un ser sin libertad y sujeto al proceso

mecánico del medio en que se halle situado. Pero la voluntad humana sólo será real mediante la autolibertad

del Ser. El Ideal es como el vapor que puede mover grandes moles de hierro, razón por la cual el hombre no

será el verdadero motor de la historia mientras se lo considere como un reflejo del medio en que vive. El

hombre, la moral y la sociedad serán realidades creadoras sólo cuando la voluntad pueda generar su propia

libertad sobre la base de un ideal inspirado en la verdad.

Si el hombre no es una idea soberana y creadora será un ser sin dignidad personal. Será sólo un mecanismo

que acciona a causa de los reflejos circundantes y una consecuencia de las fuerzas físicas sin ninguna

teleología moral ni espiritual. La verdad y la justicia no son anuladas por ser el hombre una Idea. El verdadero

hombre progresista es el que está sostenido por la fuerza de la Idea y, por lo mismo, por el Espíritu. Los que

son capaces de forjar el bien para la humanidad son los que viven alumbrados por la luz que emana de su

propia inteligencia. Son los que viven sostenidos par el Ideal porque se sienten idea que se sobrepone a las

influencias aplastantes de los fenómenos físicos.

Víctor Hugo fue un ejemplo de lo que decimos. Su naturaleza poética no surgió en su Ser por los reflejos del

medio ambiente de su época. Por el contrario su Ser fue poético, idealista y amante de la justicia porque esos

valores morales estaban en su espíritu y no fuera de su espíritu. Porque no se llega a escribir un poema sólo

por los reflejos materiales que influyen sobre la inteligencia. Un poema se escribe cuando el espíritu posee las

condiciones indispensables para dar curso a ese fenómeno poético.

La verdad y la justicia no estarán en el hombre por la acción refleja del medio; tales valores éticos surgirán de

la Idea que determina al ser espiritual y social del hombre. Surgen de la conciencia que es donde Víctor Hugo

halló a Dios y luego al Espíritu. El autor de Los Miserables fue una vida que luchó por la Idea a pesar de los

más variados contratiempos sociales que agitaron su sensibilidad. Pero no fue un hombre que amarró su ideal

al mundo exclusivo de la materia. Su inteligencia penetró en el Más Allá no sólo para ver una nueva imagen

de las cosas objetivas, sino para descubrir la esencia de la vida inmortal del Espíritu.

Porque Víctor Hugo sabía que sólo se construiría un mundo nuevo y mejor si las alas del pensamiento no son

atrapadas por las garras de la vulgaridad y la indiferencia. Por eso es necesario el Ideal, es indispensable la Fe

y es urgente conocer el Sentido de la vida, puesto que sin una teleología espiritual el Ser y la existencia se

presentan como dos enigmas que desembocan en un abismo.

Víctor Hugo no se rindió ni a la muerte ni a la nada. Afirmó por medio de la poesía la vida del Espíritu y de

la Idea y luchó como un gigante para mostrarle al hombre la esencia divina e inmortal que se esconde en su

carne perecedera.

3

LA VISION FILOSOFICA Y RELIGIOSA

DE VÍCTOR HUGO

Víctor Hugo el gran poeta francés sobre quien quisiéramos esbozar modestamente partes de su pensamiento

filosófico y religioso, sostuvo notables puntos de vista que expresó con profundo lenguaje poético. Podría

decirse que en su libro Dios. Literatura y Filosofía puso de manifiesto las bases de un quehacer filosófico y

religioso. El poeta oía voces que lo ilustraban diciéndole “cosas prodigiosas y sorprendentes”. Esas voces le

hablaron sobre el sentido de la vida y las angustias del hombre por encontrar al Ser Supremo como basamento

de todo lo creado. Pero esas voces sólo le hicieron comprender que el hombre es un mosquito que destroza sus

alas al chocar contra “vidrios descoloridos”; por eso exclamó: “¡Cómo! ¡Todo concluirá en la nada suprema!

¡Todos los esfuerzos del genio y del pensamiento humano se perderán inútiles en el vacío!”

Por este estado espiritual de Víctor Hugo se llega a comprender que toda su obra no fue más que una reacción

filosófica y religiosa contra el nihilismo del Ser. Como Miguel de Unamumo escribió buscando las bases de la

existencia en Dios. Sentía, en efecto, que sin una Causa Suprema presidiendo el desenvolvimiento del

universo toda obra humana carecería de significación moral. Víctor Hugo guiado por su daimón poético buscó

afanosamente el sentido de la vida y de la historia. Su poesía fue una afirmación -lo repetiremos de continuodel

hombre y de la verdad, la que brotaba de su alma clara y sonora a causa de sus profundas convicciones

espirituales. Ahora bien, al enfrentarse con el problema religioso lo hizo primero con el ateísmo al que vio

simbolizado en un murciélago. Pero la nada no resonó en su Ser como una realidad; luchó contra ella con

decisión espiritual, pues presentía en su intimidad existencial otro destino para el hombre. No acataba que

Jehová, Cristo. Alah fuesen “un sombrío montón de apariencias locas”.

Al escepticismo lo consideró como a un buho el cual disputó con su espíritu utilizando duras expresiones. Por

eso el poeta preguntó: “¿Estaré solo en el horroroso infinito?” Y agregó: “¿Existo yo mismo?”. Sin embargo

tampoco el escepticismo abatió su ánimo, puesto que siempre sentía en su mundo interior voces de fe y

esperanza. Su alter ego no se resignaba a la idea del no ser; toda su energía moral fue una constante defensa

del Espíritu. El poeta creía que la vida y el hombre son dos realidades alimentadas por una misma esencia

espiritual.

A continuación estudió el paganismo que vio encarnado en un buitre. Una voz siempre empeñada en difundir

la negación del Ser se dirigió al poeta para decirle: “En cuanto al hombre, ¿qué es? Nada. Ya te lo he dicho.

Hecho un poco de barro que Júpiter perdió, no teniendo bajo el oscuro cielo de donde cae la sentencia, ni ley,

ni libertad, ni derecho, ni resistencia no es más que el juguete de los monstruos”. Le habló de una claridad,

pero cuando Hugo pregunto dónde se encontraba, el buitre del paganismo, desapareció sin responder.

El águila representó al mosaísmo el cual le habló de dramas y enigmas terrenales; pero ahora la voz menciono

la existencia de un solo Dios. Es decir, que surgía de aquel ser alado una voz menos sombría que las

anteriores. De aquella águila emanaba una pequeña claridad que le permitía ver los oscuros caminos de la

montaña. Un mensaje distinto escuchó el poeta mientras se estremecía el abismo. Percibió que el Ser no está

solo en su dramática aventura existencial; por eso la voz le dijo: “¡Si, Dios lo ha hecho todo! Los cielos, los

montes, las bestias, aun vuestro ruido y la sombra que proyectáis”. El hombre a partir de ese momento es una

creación divina, un fragmento de vida que puede avanzar con una antorcha en las manos.

Aparece más tarde el grifo diciéndole que el águila duerme y que sólo él es elevado hacia lo alto por Dios. El

poeta oyó que hablaba del Cristianismo diciendo: “El hombre es el alma; el hombre lleva en él un rayo de luz:

la materia sola es la condensación”. Fue así cómo lo caótico se transformó en armonía y el azar en finalidad.

El Ser en esta visión de Víctor Hugo se presenta con un sentido trascendente. El Cristianismo se ha

sobrepuesto a las negaciones anteriores, a esas voces que sólo hablaban de la nada y de la muerte. El grifo

amplió luego su pensamiento y dijo: “¡Aguila. Cristo sabe más que Moisés. Moisés sólo tenía los rayos y

Cristo tenía los clavos. ¡No, Dios no es celoso! ¡No, Dios no duerme arrastrando toda la creación! ¡El hombre

no muere del todo!”

La aparición del Cristianismo tuvo la virtud de materializar a un ángel quien representaba al racionalismo. Ese

ángel que vio el poeta expresó conceptos que le dieron las bases para una nueva filosofía del hombre. He aquí

algunos de sus pensamientos:

“Todos los seres son, fueron y serán.”

4

“Que tenga ceniza en cl corazón, que lleve llama en la frente, todo ser es inmortal como esencia, y obtiene lo

que se le debe por la ley que lo gobierna. No es motivo ser pequeño, imperceptible para no tener porvenir:

nada en vano padece”.

“Todo vive. La creación oculta la metempsicosis”.

“La chispa de Dios, el alma existe en todas las cosas. El mundo es un conjunto donde nadie está solo.

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