Vida, Muerte Y Trascendencia En La Antigua Grecia
2120789358 de Junio de 2014
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Heráclito
En Heráclito el corazón humano constituye el centro sentimental y apasionado en que convergen los radios de todas las fuerzas de la naturaleza. Los hombres han tomado conciencia de la eterna lucha entre el ser y el devenir. Ahora se plantea con tremenda violencia el problema de saber como se afirma el hombre en medio de aquella lucha. Prefiere Heráclito estas graves palabras: “la multiplicidad de los conocimientos nos proporciona sabiduría”, y es el creador de una filosofía cuyo sentido se halla expresado en la profunda sentencia: “Me he investigado a mi mismo”.
Aun el logos solo puede ser determinado mediante imágenes. Su tipo de universalidad, la acción que ejerce, la conciencia que despierta en aquel que la ejercita, se expresa por Heráclito con la mayor claridad mediante su contraposición favorita entre la vigila y el sueño.
Así, en el nuevo orden del mundo formulado por Heráclito, adquiere el hombre un lugar como ser cósmico dentro del cosmos descubierto por la filosofía anterior. Para vivir como tal es preciso orientar la vida como tal, es preciso que se conozcan y sigan las leyes y las normas cósmicas. Jenófanes ensalza la “sabiduría” como la más alta virtud humana porque es la fuente del orden legal de la polis.
Heráclito funda el dominio de la sabiduría cósmica, superior a la inteligencia ordinaria de los hombres, en su original doctrina de los contrarios y de la unidad del todo.
En Heráclito la lucha (por la justicia) se convierte simplemente en el “padre de todas las cosas”. Solo lo que se contrapone, se une; de lo distinto nace la más bella armonía. Es una ley que gobierna evidentemente la totalidad del cosmos.
En la naturaleza entera se dan la saciedad y la indulgencia, causas de la guerra. Toda ella se halla henchida de fuertes oposiciones: el día y la noche, el verano y el invierno, el calor y el frio, la guerra y la paz, la vida y la muerte, se resuelven en el cambio eterno.
El símbolo de Heráclito para la armonía de los contrarios en el cosmos es el arco y la lira. Mediante su acción tensa, recíproca y opuesta, realizan ambos su obra. Faltaba todavía al lenguaje filosófico el concepto general de la tensión. La imagen viene a suplirlo. La unidad de Heráclito se realiza mediante la tensión.
“Una vida sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre”
Sócrates concebía el saber cómo una virtud para la vida: un saber es lo bueno en la vida; una ignorancia es lo malo, lo negativo: “¿No te da vergüenza, Sócrates, haberte dedicado a una ocupación tal por la que ahora corres peligro de morir?” A este, yo, a mi vez, le diría unas palabras justas: “No tienes razón, amigo, si crees que algún hombre que sea de algún provecho ha de tener en cuenta el riesgo de vivir o morir, sino el examinar solamente, al obrar, si hace cosas justas o injustas y actos propios de un hombre bueno o de un hombre malo”.
Sócrates analiza la muerte
Temer la muerte no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo, pues es creer que uno sabe lo que no sabe.
Sin embargo, ¿Cómo no va a ser la más reprochable ignorancia la de creer saber lo que no se sabe? También quizá me diferencio en esto de la mayor parte de los hombres, y, por consiguiente, si dijera que soy más sabio que alguien en algo, seria en esto, en que no sabiendo suficientemente sobre las cosas de Hades, también reconozco no saberlo.
Trascendencia en Sócrates
Para Sócrates, vivir en trascendencia era contribuir al conocimiento vivo en los demás, aun a costa de su propia muerte.
Pues, esto lo manda el dios, sabedlo bien, y yo creo que todavía no os ha surgido mayor bien en la ciudad que mi servicio al dios.
La virtud principal es el conocimiento
Sócrates dice: “el oficio de partear tal como yo lo desempeño, se parece
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