ÉTICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMÉTRICO

ÉTICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMÉTRICO

Baruch Espinosa perteneció a la comunidad judía en Amsterdam, misma que se incluía en las Provincias unidas, la vanguardia europea de su momento (Siglo XVII). El padre de Baruch fue Miguel Espinosa, un comerciante influyente quien fue miembro del consejo rector de suc comunidad (el parnassim).

Sus lenguas familiares fueron el portugués y castellano, su obra fue escrita originalmente en latín y en sus escritores que lo influyeron encontramos a Cervantes, Góngora y Quevedo.

Baruch de Espinosa (de aquí en adelante solo llamado “Espinosa”) fue un rebelde de la ortodoxia judía y por ende figuró en el bando de los cristianos liberales holandeses, los “colegiantes”. Las dos figuras de esta congregación más cercanas a él fueron Lodewijk Meyer y Jariguelles, tal vez, por mucho, los personajes que motivaron el pensamiento de Espinosa para que éste escribiera el Tratado teológico-político, una crítica de la idea misma de Dios.

Las heterodoxias judías hispánicas de círculo de exiliados de Amsterdam fueron el lugar donde grandes influyentes como el doctor Juan de Prado migraron y se judaizaron; él fue un estudiante en Alcalá, graduado en Toledo (1638); Vidal Peña en su introducción en esta edición al libro de la Ética explica: “Sabe que los han expulsado de la comunidad judía por ateos, por decir que <el alma moría con el cuerpo ni había Dios sino filosofalmente” (Spinoza, 2004:14).

Otro más sería Lorenzo Escudero y más tarde Espinosa, quienes se protegieron de la Inquisición, misma que promovía Fray Tomás Lozano y Robles. Los “colegiantes” fueron una influencia política real, por su parte Espinosa fue lector de Maquiavelo. En su pensamiento, el filósofo ibérico siempre trató de erradicar las impurezas intelectuales, hubo pues un descrédito de la religión ante el tribunal de la razón de Espinosa ya que dichas impurezas también eran realidades.

Su “Tratado teológico-político” fue un arsenal ideológico al servicio de propósitos políticos prácticos, propuso una doctrina de la praxis liberadora, un sentido extremo izquierdista cuya idea es que la salvación humana se alcanza por el conocimiento; la democracia es vista como un “triunfo” mismo que significa la instauración de un esquema ontológico más racional. La democracia es la potencia de todos los individuos reunidos, la democracia posee más esencia.

Es un arduo deber ser de lo que difícilmente se encuentra, todo lo excelso es tan difícil como raro. Su trabajo, la “Ética” es la fuente de mayor cultivo filosófico, un conjunto de definiciones, axiomas, postulados, lemas, proposiciones y escolios.

Lo verdadero a secas, no puede borrar nuestras ideas falsas ni reprimir nuestras pasiones. El pensamiento y extensión, realidades previas a su demostración, son modos o atributos, es un orden

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