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Conquista espiritual (Barnadas)


Enviado por   •  13 de Agosto de 2018  •  Resúmenes  •  9.665 Palabras (39 Páginas)  •  312 Visitas

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Conquista espiritual (Barnadas)

En la época de la primera llegada de Colón a las Antillas, el papa había intervenido durante más de medio siglo en las expediciones de exploración y conquista tanto de Portugal como de Castilla. El papado centraba su interés en los problemas humanos y religiosos de las poblaciones conquistadas, al mismo tiempo que confería legitimidad a las conquistas.

A cambio de la legitimación de los derechos que revindicaban sobre un continente sólo conquistado o explorado parcialmente, los reyes católicos estaban obligados a promover la conversión de los habitantes de las tierra recién descubiertas y proteger y mantener a la iglesia militante bajo el Patronato Real, asumiendo la corona de Castilla el control de la vida de la iglesia en un grado desconocido en Europa.

La corona se reservaba el derecho de presentar candidatos para los nombramientos eclesiásticos en todos los niveles y se responsabilizaba de pagar los salarios y de construir y dotar catedrales, iglesias, monasterios y hospitales con diezmos de la producción agrícola y ganadera. La corona también se reservaba el derecho de autorizar el traslado del personal eclesiástico a las Indias y en 1538 ordenó que todas las comunicaciones entre Roma y las Indias tendría que llevarse al Consejo para su aprobación.

¿Por qué tenía la iglesia que dejarse atar de pies y manos a los intereses del poder secular de la corona española? Había muchas razones, pero se destaca la preocupación de los papas renacentistas, especialmente de Alejandro VI, papa Borja, por el engrandecimiento familiar, la política europea y después de 1517, la ola creciente de protestantismo; la carencia de medios de Roma para organizar y financiar la propagación de la fe en el nuevo mundo sin disponer de ayudas políticas. Bajo el Patronato Real, los clérigos disfrutaron de un notable grado de tolerancia que les permitió ser oídos en todas las causas del gobierno.

El primer escenario de los conflictos de conciencia fueron las Antillas. En 1509 el rey Fernando había legalizado la encomienda, el sistema por el que los indios se repartían entre los colonos, quienes podían ejercer derechos sobre ellos prácticamente de por vida. Pero en 1511, el fraile dominico, Antonio de Montesino, denunciaba a los colonos por sus modos violentos y crueles para con los indígenas, que daría lugar a la primera batalla entre el evangelio y el colonialismo. La primera reacción del Estado fue aprobar las Leyes de Burgos en 1512, que inauguró una serie de intentos por parte de las autoridades para mediar entre estos dos intereses incompatibles.

Las dos décadas posteriores al 1519 representaban la fase decisiva de la dominación castellana de América. Desde su base de las Antillas, los españoles conquistaron México y Centroamérica, después dirigiéndose al sur desde Panamá y Venezuela, a través del pacífico, para conquistar el imperio Inca.

Una vez establecida la autoridad española, entraron en escena las órdenes misioneras para evangelizar los pueblos conquistados. A su vez, los frailes estaban respaldados por la espada de la autoridad. De este modo primero vino la conquista militar y política, a la que le siguió después la conquista “espiritual”. Tanto la iglesia como el estado se vieron necesitados de unos servicios que se prestaban mutuamente.

En el ámbito de la actividad misionera en América, las ideas reformistas de la península, ya había confluido con las corrientes del milenarismo y del autopismo. El nuevo mundo era la oportunidad ofrecida por la providencia para establecer el verdadero “Reino evangélico” o “pura cristiandad”.

Los jesuitas creados en 1540, eran en sí el fruto del ideal reformista. También lo fue su intervención en América.  Estaban desembarazados de la carga del pasado. Soñaban con implantar un cristianismo libre de errores que desfiguraban la fe en Europa. Su impulso utópico floreció con que ellos llamaron las “reducciones indias” (espacialmente en Paraguay).

Así la iglesia del nuevo mundo fue producto de la fusión de dos corrientes. Una fue el traslado de las características de la iglesia de la península Ibérica en la era de los descubrimientos; la otra fue la ratificación de estas características del concilio de Trento, decretando, la “ordenanza del Patronato” (1574) que reafirmó la autoridad episcopal. El obispo se convirtió en pieza esencial de la vida eclesiástica de cada diócesis. No solo el clero secular, sino también el regular, a través de la parroquia o de la doctrina, fueron gradualmente sometidos a la autoridad del obispo local.

Hispanoamérica presentaba un distinguido grupo de hombres firmemente dedicados a extender el evangelio en las circunstancias menos propicias. Eran pobres, devotos, de sólida formación teológica, consciente de sus deberes y poco inclinada a dejarse impresionar por el poder civil (defensores de los indios).

La iglesia, como institución, en Hispanoamérica como en España, funcionaba a través de sus obispados. Las diócesis se establecían como consecuencia de las conquistas militares o, ya muy avanzado el período colonial, del crecimiento de la importancia económica de ciertas regiones.

¿Qué significado tenía el obispado en la sociedad colonial? Constituía un centro administrativo autónomo: sacramentalizado, nombramientos, función judicial de la Iglesia, etc. Era responsable del trabajo misionero y de la formación de los seminaristas. Encargado de ejecutar las leyes que emanaban de las autoridades políticas (consejo de indias, virrey y audiencia).

A nivel local, la pieza clave de la organización de la iglesia era la parroquia, procedente de Europa. El concilio de Trento ratificó su papel como célula básica de la vida católica. La parroquia arraigó en América junto al episcopado: representar a la iglesia fuera de los muros de los conventos. La parroquia tuvo que adaptarse a las condiciones americanas: los misioneros, quienes crearon doctrinas para la evangelización.

Las 4 grandes órdenes: franciscanos, (México 1524 y Perú 1534), dominicos, agustinos y mercedarios. Cada orden tejía rápidamente gran cantidad de lazos a todos los niveles de la sociedad local. A estas 4 órdenes se le sumaron los jesuitas (1568-1572). Las 5 facilitaron hombres para el trabajo misiones en la frontera hacia nuevas zonas de colonización.

Otros grupos mucho más dedicados a los enfermos y necesitados de las ciudades: Los hermanos hospitalarios de san juan de dios (1602) extendidos por Nueva España y Perú. Los hipolitanos (1594), los antoninos (1628) y los betlemitas (1655). Todas órdenes fundadas en suelo americano en Nueva España.

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