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¿Cómo Incorporar Con Una Agenda Alternativa La Inclusión Social Del Afro Descendiente A La Sociedad Caribe En Todas Sus Escalas?


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  13.266 Palabras (54 Páginas)  •  772 Visitas

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Esclavitud, Resistencia, Libertad, en el Sur-occidente colombiano

Francisco U. Zuluaga R.

Universidad del Valle

Una reflexión rápida acerca de los términos aglutinados en el Título, buscando

mostrar sus relaciones, obliga a poner un telón de fondo que sirva de marco a la

cavilación, o al menos a su comienzo.

Este marco recordará que, aunque la esclavitud es muy antigua, la que aquí nos

interesa es aquella que realizó una esclavización masiva de seres humanos,

originarios de África, para colocarlos como mercancía en el mercado americano.

Debemos traer a la memoria que por aquel entonces se discutió sobre la

capacidad de los aborígenes de América para llegar ser súbditos de su Majestad

el Rey de España, debate que luego se extendió a los naturales de África bajo la

modalidad de averiguar si ellos podían ser sometidos a esclavitud en América; lo

cual se resolvió a partir del reconocimiento de su posesión de alma, mediante la

cual se les reconocía la certeza sensible. Todo ello entendiendo que para la

tradición cristiana el intelecto,

“estaba dividido en tres grados de certidumbre: la certeza sensible,

por medio de la cual el mundo exterior era conocido, la certeza moral,

que le daba a cada hombre la capacidad de diferenciar el bien del mal

y la certeza sobrenatural, que relacionaba a determinados hombres

con Dios y les daba la capacidad de gobernar".1

Es decir que, en última instancia, existían hombres que, poseyendo la certeza

sobrenatural y las otras certezas, estaban destinados a dirigir y gobernar sobre

los otros hombres; otros que carecían de la certeza sobrenatural pero tenían la

1 Guido Barona Becerra, Legitimidad y Sujeción: los paradigmas de la "invención" de

América. Colcultura, Santafé de Bogotá, 1993, p. 39

1

certeza moral y la sensible, estaban destinados a los trabajos de la producción y

a las artes que requerían distinguir entre el bien y el mal bajo el gobierno de

otros; y , finalmente, unos últimos escasamente tenían la capacidad para

distinguir aquello que podía percibirse a través de los sentidos, dedicándose a

trabajos mecánicos, prácticamente sin discernimiento alguno, casi como

animales.

Las definiciones de esclavo en términos jurídicos y económicos, que han sido las

de mayor circulación, presentan al esclavo como un hombre con limitaciones

jurídicas o económicas específicas. En el caso jurídico se lo define como “cosa”

que no alcanza la condición de persona y que por tanto no tiene existencia legal

más allá de ser una extensión, como objeto de propiedad, de su dueño. Desde

el punto de vista económico se lo reduce a la condición de mercancía.2

Aunque ambas definiciones se refieren a una calidad de hombres, lo que se

afirma de ese hombre específico son características negativas. La definición

política le niega su condición de persona y sujeto de derecho aunque objeto del

mismo, tal situación hace al esclavo inexistente jurídicamente en términos de la

carencia de derechos y obligaciones aunque como cualquier cosa sea objeto de

los derechos señalados para las personas jurídicas.

Esta consideración es base necesaria para que desde el punto de vista

económico, aunque mencionándolo también como hombre, se le llegue a

considerar susceptible de enajenación e intercambio al igual que cualquier

2 Cf. M.I. Finley, Esclavitud antigua e ideología moderna, Ed. Crítica,

Barcelona, 1982, pp. 84-118.

Claude Meillasoux, Antropología de la Esclavitud, Siglo XXI, Bogota,

1990, pp. 11-26.

Jorge Palacios Preciado, La esclavitud de los africanos y la trata de

negros, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, 1988,

pp. 7-9.

2

mercancía, y por lo tanto bien de libre disposición del amo. De esta manera, las

dos definiciones cumplen la finalidad de definir a un tipo especial de hombre

concluyendo en la negación de sus condiciones de tal.

Ambas definiciones parecen ser universales cuando hablan de su objeto en

términos intemporales, desconociendo la posibilidad de ser o llegar a ser un

hombre completo. Es decir que, sin dar razón alguna, realizan el malabarismo de

definir a un hombre por su condición de no-hombre y sin mencionarlo para nada,

Lo que se reconoce de él no es la posesión limitada o no de las tres certezas sino

la carencia de ellas o, cuando mucho, su posesión de la certeza sensible.

Pero la dimensión humana de la esclavitud solamente es perceptible cuando de

ella se habla en términos sociales y, como lo hace Meillasoux,

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