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El Chimborazo


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  2.625 Palabras (11 Páginas)  •  349 Visitas

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Introducción

Llaman la atención los acontecimientos que ocurrieron sobre el delirio por el Chimborazo. Mi delirio por el Chimborazo trata sobre el momento en el que Simón Bolívar se da cuenta que puede hacer lo que más anhela, dar libertad a los pueblos esclavos, es de cierta manera una revelación, debido a que encamina a Bolívar hacia su mayor sueño, dar libertad a los pueblos y acabar con la opresión.

En cuanto a su delirio es muy difícil saber lo que puede ser fantástico o real, y sin duda alguna lo hace darse cuenta de que es capaz de lograr su sueño, un sueño donde no había imposibles, pero si obstáculos, como el caso del monte, la inclinación, el frío, la altura; pero aun estos inconvenientes hacen más interesante y valiosa la llegada a la cumbre, que para Bolívar no era otra que la Libertad de los pueblos.

Para hacer referencia geográfica. Simón Bolívar escribe “Mi delirio sobre el Chimborazo” éste es el volcán más alto del Ecuador, este monte se consideraba a principios del siglo diecinueve (XIX), como la montaña más alta del planeta, tal vez por eso Bolívar lo consideraba el “Atalaya del Universo”.

Historia del Chimborazo

En diciembre de 1821 el libertador se encontraba en Bogotá. Había sido llamado por el congreso y se había encargado de la presidencia de Colombia con facultades dictatoriales para ejercer el mando y hacer la guerra, Santander era el vicepresidente. Bolívar envió a Antonio José de Sucre a Guayaquil para asegurar ese territorio para Colombia a pesar de que la mayoría guayaquileña prefirió anexarse al Perú, sucre logro la firma de un pacto donde finalmente Guayaquil paso a formar parte de la república Colombia.

La primera llegada de Bolívar a Guayaquil se produjo el 11 de julio de 1822 la tradicional cortesía y generosidad guayaquileña hizo que sea recibido con grandes muestras de alegría, aunque no se recibía al “Libertador”, puesto que Guayaquil se había independizado dos años antes y sin la ayuda de Bolívar, se recibía simplemente a un gran hombre de América. Guayaquil sabía que ella representaba la esencia de la libertad, estaba consiente también que, así como su participación había sido determinante para dar la libertad a Quito y consolidar la independencia de Colombia, de ella dependía también en gran parte la libertad del Perú.

La junta de gobierno de Guayaquil, aun siendo parte de la nueva granada, no acepto regirse por la ley fundamental de Colombia y se inclinaba por anexarse al Perú. A esto se agrega que Guayaquil se encontraba separado del resto del territorio de Colombia por los territorios de Pasto y Quito, que todavía estaban en poder de los realistas. Bolívar por su parte pasó a Pasto y logro vencer a los realistas en la batalla de Bomboná, el 7 de abril 1822. Sucre a su vez, al frente de su tropas avanzo desde Guayaquil hacia el norte y el 24 de mayo derroco a los realistas en la batalla de Pichincha, ocupando quito, donde Bolívar y Sucre se encuentran.

El pueblo de Guayaquil había declarado su independencia sin la intervención de otro pueblo, libre por sí mismo, tenía perfecto derecho para darse un gobierno propio o por escoger la nacionalidad que más le conviniese. Recibió auxilio y armas del Perú y soldados de Colombia para sostener su independencia, pero a cambio, agotó sus recursos pecuniarios y dio su contingente de tropas para libertar las provincias de Quito en cuatro campañas sucesivas. Los colombianos no figuran solos en la batalla del Pichincha que terminó la guerra. Atenidos a ellos solos no habrían podido librar esa memorable batalla, a la cual concurrieron dos batallones peruanos, un escuadrón argentino y un batallón de guayaquileños.

Bolívar se negó a aceptar la existencia de un estado soberano que pudiera ensombrecer su grandeza, y respaldado por una fuerza de 1.300 bayonetas que lo acompañaba, inventó un estado de caos republicano para justificar una resolución violenta que se produjo el 13 de julio cuando de manera prepotente y abusiva asumió el mando civil y militar de la provincia, se proclamó Jefe Supremo y a través de su secretario envió a la Junta de Gobierno un oficio en el que decía: “S. E. el Libertador de Colombia, para salvar al pueblo de Guayaquil de la espantosa anarquía en que se halla, y evitar las funestas consecuencias de aquella, acogió, oyendo el clamor general, bajo la protección de Colombia al pueblo de Guayaquil; encargándose S. E. del mando político y militar de esta ciudad y su provincia...” Esta comunicación, que ni siquiera llevaba la firma del Libertador, fue recibida con indignación por los miembros del cabildo guayaquileño, quienes comprendieron que ante tal atropello no podían ofrecer ningún tipo de oposición.

Así, de manera artera, Bolívar ocupó y tomó por la fuerza la ciudad capital de la Provincia Libre de Guayaquil, poniendo fin a un año y nueve meses en que había permanecido independiente y soberana, con un gobierno propio representado por una Junta que había sido elegida democráticamente por voluntad del pueblo, con un territorio definido que con sus 53.000 km2 integraba en un solo Estado todos los territorios de las actuales provincias de Manabí, Bolívar, Los Ríos, Guayas y El Oro; el sur de Esmeraldas, y las estribaciones de la cordillera occidental.

Con una Constitución conjugada en el Reglamento Provisorio de Gobierno, con un periódico, el Patriota de Guayaquil, que circulaba regularmente informando y orientando a la ciudadanía a través de una libertad de prensa sin tapujos ni intereses; con un ejército, la División Protectora de Quito, que con patriotismo había regado con su sangre todos los campos de batalla para liberar a toda la audiencia; con una marina, representada por la goleta Alcance y sus fuerzas sutiles; con una bandera la gloriosa celeste y blanco que había flameado en todos los campos de batalla durante las luchas por la independencia; y una condición de Estado Soberano reconocida por Colombia y Perú y, sobre todo, por el representante de la corona española, Melchor Aymerich, Presidente de la Audiencia de Quito, quien en su oportunidad había escrito a Olmedo, dirigiéndose a él como Presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil.

La prepotente y abusiva actitud de Bolívar puso fin a la natural alegría de la ciudad, y acalló los gritos que expresaban su voluntad independentista. El glorioso pabellón celeste y blanco fue arriado y sustituido por el tricolor de Colombia que fue izado en el muelle, se disolvió la Junta de Gobierno de Guayaquil y sus miembros, atropellados por el dictador, tuvieron que abandonar el país el Ecuador quedo totalmente

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