Estado Benefactor Y Modelo De Industrialización Por Sustitución De Importaciones: El Poder De Las Elites Económicas Y Políticas En El Nuevo Proceso De Industrialización Chileno, 1940-1970
Vicky.Raisa12 de Julio de 2015
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Estado Benefactor y Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones:
El poder de las elites económicas y políticas en el nuevo proceso de industrialización chileno, 1940-1970
“…los países desarrollados colaboran con los subdesarrollados
en la medida en que esta cooperación corresponda a sus intereses,
lo cual vale incluso para la célebre ayuda al desarrollo”
Sonntag, Heinz: “Las vicisitudes del desarrollo”,
Revista internacional Ciencias Sociales.
La tendencia de la economía chilena a lo largo de su historia, ha sido su alta dependencia de las economías extranjeras. En su primera etapa como naciente nación republicana hasta los comienzos del siglo XX, Chile desarrollo una economía de libre mercado y políticas mercantilistas, siendo dependiente de la demanda externa y focalizando sus ganancias en las exportaciones del salitre. Fue esta misma dependencia hacia mercado exterior la principal falencia de la economía liberal, tanto así que tras la I Guerra Mundial (1914-1918) comienzan a denotarse las falencias del sistema, junto con la creación del salitre sintético por manos alemanas. Pero a pesar que baja cantidad de exportaciones aún el modelo resulta sostenible, siendo ya en 1929 con la Gran Depresión que la economía nacional se vio tan devastada, lo que hiciera necesario modificar el modelo de desarrollo.
Chile en 1929 era presidido por Carlos Ibáñez del Campo, quien había introducido junto con su antecesor Alessandri Palma, las primeras lógicas de un Estado paternalista. Dicha decisiones tampoco
fueron tomadas al azar, de hecho fue la única solución viable (además de la represión) para frenar los movimientos sociales que se hacían presente en la región desde finales del siglo XIX. Esto se concreta con la creación de una nueva Constitución en 1925, donde se introducen leyes sociales y el código del trabajo. Más bien la implementación de estas lógicas paternalistas fueron una forma de obtener votos, y apaciguar de alguna manera el movimiento sindicalista que se agudizaba principalmente en el norte de país. Esto concibe la idea de un Estado Benefactor desde 1924, casi 10 años antes de la idea del modelo mixto propuesta por Keynes fuese publicada, lo que a su vez hace presumir que los liberales quienes tuvieron mayor influencia en los gobiernos y política, presentían tras la I Guerra Mundial una inestabilidad económica considerable. Como se expresará en la siguiente cita de Luis Ortega1 en una publicación de la Revista Historia:
“En 1919 las exportaciones de salitre medidas en volumen solo fueron la cuarta parte, y la quinta de su valor real con respecto al año anterior, lo cual indicaría un efecto precio del 20%. Los términos del intercambio cayeron en 38%, en lo cual también incidió el encarecimiento de las importaciones, entre 1917 y 1919, y como las exportaciones representaban alrededor del 30% del producto interno bruto, un deterioro de los términos del intercambio de esa magnitud representa una pérdida del ingreso real de aproximadamente un 11%, suponiendo que el producto físico no cambia.
Si bien tanto los términos del intercambio
y la industria salitrera registraron cierto grado de recuperación durante la década de 1920, ella estuvo caracterizada por un alto grado de inestabilidad. De tal manera, si bien el índice de precios de exportación cayó sistemáticamente a lo largo de la década”2
Lo que ya en hacia la década del 30’ se hacía cada vez menos sostenible, como lo menciona Pedro Vera3:
“En 1933 las exportaciones chilenas de salitre se habían reducido de 3.233.321 Toneladas en 1929, a tan solo 437.655 en 1933. Este pronunciado declive se tradujo en la incapacidad del país para mantener la tasa de importaciones de bienes manufacturados debido a la falta de divisas. Naturalmente, la reacción a esta situación fue el incremento del ritmo de industrialización que se había iniciado en los años inmediatamente posteriores al desenlace de la guerra”4
A pesar de todo lo mencionado las políticas de liberación de mercado se mantuvieron, incluso durante la crisis, lo que conllevo junto con el colapso fiscal, productivo y financiero, las malas políticas y el malestar social, a la entregar el cargo presidencial de Ibáñez en 1931. Abriendo paso a lo que algunos denominan Anarquía chica, que tan solo dura un año ya que en 1932 nuevamente llega Alessandri a la presidencia, codeándose este con la deuda externa que maneja el país y el malestar social. Como lo mencionan Salazar y Pinto:
“A esa dependencia estructural se sumo el fuerte endeudamiento externo contraído desde comienzos de siglo, pero sobretodo bajo la dictadura de Ibáñez: solo con Estados Unidos, dicha deuda se
aproximaba al momento de la crisis a dos millones de dólares”5
Paralelo a este escenario económico, es la fuerte represión que dicta en su segundo gobierno el León de Tarapacá hacia el movimiento de trabajadores, que al igual que elites nacionales y de peor manera intentaban levantarse después de la crisis. Dicha represión principalmente en 1934 influyo en la orgánica de los trabajadores generando el 1936 la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), dicha orgánica que ya había tomado peso, y fue la que se unió al llamado Frente Popular y quien también dio su apoyo directo a la presidencia del radical Pedro Aguirre Cerda, quien llegó a la presidencia en 1938 y quien su vez esto introdujo las problemáticas de la clase media-baja al gobierno, con la presencia de los Partidos Comunista y Socialista.
El gobierno de Pedro Aguirre abre la segunda etapa de la economía chilena, que “deja atrás al liberalismo económico”, la cual según los datos entregados por Oscar Muñoz6 se extendería del 1940-1950, luego con la caída del modelo vuelve los liberales al gobierno dando nuevamente una liberación del mercado, esta se extendería de 1950-1965. Pero entendamos el Estado benefactor desde 1940 a 1960, ya que luego con la llegada de Frei y Salvador Allende se adentra con ideas más radicales y abiertamente socialistas.
Esta segunda etapa se denominaría Estado Benefactor, economía mixta o modelo Keynesiano, ya que es John Maynard Keynes, quien teoriza un modelo mixto entre el Estado y privados introducidos en el mercado, dicha propuesta la relata
en su libro “Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero” publicado en 1936, como una solución a la Gran Depresión, y el cual pronuncia con mayor intensidad después de la II Guerra Mundial en el resto de América Latina.
Antes de adentrar en esta etapa de cambio económico y de gobiernos políticos -desde la derecha (liberales y conservadores) hacia el Frente Popular que resguarda a la izquierda chilena- quisiera mencionar basándome en las ideas de Aníbal Pinto7 que a pesar del paulatino protagonismo que fuese logrado por la izquierda, el avance de los Partidos Socialista y Comunista en el plano político llegando así al poder, no fue esta ninguna garante de que estos tuvieran una verdadera influencia o decisión sobre el futuro del país, principalmente en el plano económico, quiero decir con esto que a pesar de que estos obtuvieran el poder político nunca así mismo obtuvieron el poder económico, incluso cuando desarrollaron el modelo de Industrialización por sustitución de importaciones (ISI, que se mencionará más adelante). Lo que de alguna manera ayudaría a entender el por qué entre el 60’ y 70’, muchos empresario –las elites principalmente- abandonaran el proyecto ISI y el Estado benefactor, factores claves también para entender el por qué de la falla del nuevo sistema.
“…la izquierda habría ganado el poder político, pero no el económico. Si se entienden las cosas en su aceptación sustantiva resulta más apropiado sostener que a pesar de los resultados electorales y la conquista de posiciones burocráticas, generalmente secundarias,
la izquierda no llegó a tener ni siquiera el efectivo poder político, esto es, los comandos de decisión, cosa que habría sido compatible con el dominio de la derecha sobre el sistema privado de producción, esto es, con su poder económico”8
Lo anteriormente señalado daría entender que el modelo que se comienza a gestar fuera factible realizar, sólo con la predisposición de las elites económicas, y junto a lo expuesto en las paginas anteriores, se puede entonces señalar, que al saber estas que su preponderancia económica se ve cuartada por la Gran Depresión, entonces no queda más que dar paso al nuevo modelo mixto para así poder estabilizar la economía y una vez estabilizada frenar las políticas proteccionistas y detener el rol empresarial del Estado, lo que concordaría con el pronto monopolio de empresas privadas y la deserción de estas mismas al proyecto industrializador. Patricio Meller en Un siglo de economía política chilena, también menciona como las políticas del ISI resultan rentables tras las guerras, por lo que facilita la integración de esta no tan solo en Chile, sino también en el resto de América Latina.
“La primera guerra mundial, la gran depresión y la segunda guerra mundial, crearon una aguda escases de productos importados, cuyos precios relativos subieron, aumentando así la rentabilidad de la inversión en la ISI”9
Desde otra perspectiva tenemos las ideas de Gabriel Salazar10 que siendo aún más radical y advirtiendo que durante todo el periodo de los gobiernos ya sean Frente Popular, Partido Radical, Ibáñez,
Alessandri, de la revolución de libertad y la transición democrática hacia el socialismo, jamás dejaron de lógicas
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