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Gabriel José De La Concordia García Márquez


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  299 Visitas

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El Centauro de los Llanos

La ganadería se había convertido en ese entonces en un sustituto importante del derruido comercio del cacao, y ello atrajo a muchos comerciantes a fundar hatos allí donde consiguieran rodear a unas cuantas bestias salvajes. Tal era el caso de Pulido y lo sería también el de Páez, a quien aquél le ofreció la posibilidad de ayudarle en la comercialización del ganado en el hato del Paguey. Fue tal la destreza que adquirió Páez en esta actividad que decidió independizarse, conquistar sus propias tierras y vender su propio ganado.

Comenzó entonces una nueva vida para José Antonio Páez, que no abandonaría jamás. Cuando ejercía de pequeño comerciante todavía, en uno de sus acostumbrados recorridos de Acarigua a Barinas, conoció en el pueblo de Canaguá a Dominga Ortiz Orzúa, huérfana de diecisiete años con quien se casó en esa ciudad en julio de 1809. La vida conyugal se vería interrumpida por causa de la llamada Gran Guerra, iniciada en 1811, nutrida sólo por encuentros infrecuentes hasta 1821, cuando apareció Barbarita Nieves en la vida del futuro caudillo. Dos hijos nacieron del vientre de doña Dominga: Manuel Antonio y María del Rosario.

El estallido de una guerra civil fue la consecuencia más inmediata de la declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811 y la posterior sanción de una Constitución Federal. Las diferencias entre los criollos patriotas y los adeptos al entonces prisionero Fernando VII no fueron sino una de las aristas de la contienda; el bando "realista", comandado por Domingo Monteverde, se oponía también a la revolución, hallando la mayoría de sus fuerzas militares en los recién configurados ejércitos de pardos y esclavos. La cuestión de fondo era entonces una lucha entre clases y castas por la tenencia de la tierra, la obtención o pérdida de privilegios políticos, y por reivindicaciones estamentarias de los desposeídos.

La Cosiata

Eran los tiempos de la Gran Colombia (1819-1830) y Venezuela, adherida a esta República, había quedado dividida en tres departamentos: Venezuela (provincias de Caracas, Carabobo, Barquisimeto, Barinas y Apure), Orinoco (provincias de Guayana, Cumaná, Barcelona y Margarita) y Zulia (provincias de Maracaibo, Coro, Mérida y Trujillo). En 1821 Páez asumió el cargo de comandante general del ejército del departamento de Venezuela, en cuyo ejercicio, lejos de consolidar la unión de la Gran República cual era la expectativa de Bolívar, se convirtió en el líder del movimiento de separación de Venezuela conocido como La Cosiata (cosa pequeña).

El clima de inestabilidad política existente en toda la República Colombiana para 1825 sería aprovechado por Páez para iniciar su escalada definitiva al poder. Después de la toma del castillo de Puerto Cabello en noviembre de 1823, Páez se insubordinó progresivamente del poder ejecutivo y ejerció su poderío militar en forma independiente y extralimitada. En enero de 1826 Páez se vio implicado en acontecimientos violentos llevados a cabo por los batallones Anzoátegui y Apure, a propósito del reclutamiento de la población, en las ciudades de Caracas y Valencia. Tales hechos llevarían al senado colombiano a suspenderlo de su cargo en virtud de las denuncias que contra él hicieran las municipalidades de Valencia y Caracas; debía comparecer ante el congreso colombiano, pero Páez se negó y prefirió secundar las revueltas que, en su nombre, hicieran sus allegados. Ante el miedo de una nueva guerra, Páez fue repuesto en sus actividades el 6 de abril de 1826.

La Cosiata estaba en proceso, y los conspiradores veían en la figura del caudillo al hombre capaz de consolidar la separación. A mediados de mayo de 1826, Páez fue nombrado jefe superior civil y militar de Venezuela, y éste se comprometió a cumplir las leyes, siempre y cuando se desconociera la autoridad de Bogotá; el cabildo de Caracas y otras municipalidades secundaron la propuesta. Páez había sido instado entonces por los conspiradores entre los que se encontraba Miguel Peña a convocar una Asamblea Nacional Constituyente, actividad que programó para el 10 de enero de 1827.

Bolívar, enterado de los acontecimientos en Perú, regresó a Venezuela con el objeto de poner orden, implantó una serie de medidas y ratificó a Páez en su cargo de jefe superior civil y militar. Sin embargo, una vez fracasada la Convención de Ocaña y Bolívar autoproclamado dictador de Colombia, Venezuela continuó su proceso de separación y, a finales de noviembre de 1929, una Asamblea celebrada en el Convento de San Francisco de Caracas desconoció la autoridad del Libertador y entregó el poder a José Antonio Páez.

En la presidencia de Venezuela

El 13 de enero de 1830 Páez estableció un gobierno provisional, convocó elecciones y el 20 de febrero se reunieron las Asambleas primarias que eligieron los diputados al Congreso Constituyente de Valencia; éste, reunido a comienzos de mayo, nombró presidente provisional de la República de Venezuela a Páez, quien formó gobierno con la camarilla que siempre le había acompañado. Se trataba entonces de pacificar y construir el Estado, que comprendía un territorio, empobrecido y desarticulado, de aproximadamente 1.000.000 km2, con una población aproximada de 700.000 habitantes.

El Congreso aprobó una Constitución pactada de corte centro-federal y nombró a José Antonio Páez, en marzo de 1831, presidente constitucional de la República de Venezuela para el período 1831-1835. El caudillo, eje central de la política hasta 1847, organizó una nueva oligarquía, hallada entre los antiguos hacendados y dueños de hato, generales beneficiados por el reparto de tierras, comerciantes y la clase mantuana de siempre. Las bases del gobierno, aunque con algunos descontentos, eran medianamente sólidas.

La figura de Páez servía como mediación entre el Estado y los excluidos, mientras la oligarquía aseguraba su continuidad en el poder mediante el establecimiento de la participación censitaria y el voto indirecto. Páez no logró ejercer el poder a nivel nacional en virtud de la desarticulación en la cual se encontraba el país, dominado por caudillos regionales sobre todo en las zonas de Oriente y los Llanos. Sin embargo, el caudillo ejecutó algunas medidas de importancia, como la organización de las finanzas públicas, la eliminación del sistema de alcabala, la supresión del monopolio del tabaco y de los derechos de exportación del café y el algodón.

La escena política en 1834 perfilaba unas elecciones reñidas. José María Vargas, representante del poder civilista, resultó electo por mayoría para el período 1835-1839. Inmediatamente, estalló la llamada Revolución de las Reformas originada

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