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Inquietud


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2013  •  592 Palabras (3 Páginas)  •  342 Visitas

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Con La vaca sin culpa, Jaime Lopera y Marta Inés Bernal culminan la exitosa serie iniciada con La culpa es de la vaca, que se ha convertido en un best-seller con más de 300.000 ejemplares vendidos.

“La vaca sin culpa es una nueva compilación de anécdotas y parábolas que cumple la misma función de nuestros anteriores libros, vale decir, contribuir a la difusión de mensajes que refuercen valores y, por esa vía, ayuden a mejorar la suerte de nuestras sociedades latinoamericanas. […] Ojalá la presente selección tenga el alcance de servir a nuestros lectores de siempre y a los nuevos, de tal modo que puedan utilizar estas pequeñas historias en sus introspecciones propias, en la educación de sus hijos, en las aulas y en los ambientes culturales, y aplicar dichas lecciones, cuando sea posible, en la reconstrucción del tejido ético y social de nuestras comunidades”.

Los autores

Jaime Lopera y Marta Inés Bernal trabajan, desde hace más de treinta años, como ejecutivos estratégicos y consultores en procesos de talento humano y desarrollo organizacional, así como conferencistas y entrenadores en motivación y autodesarrollo. En esta misma editorial han publicado también La carta a García (2000), La culpa es de la vaca (2002), El pez grande se come al lento (2003), ¿Y de quién es la culpa? (2005), El lado humano del conflicto (2006), La culpa es de la vaca, segunda parte (2007), La culpa es de la vaca para niños (2008) y La culpa es de la vaca para mujeres (2009).

Los edecanes de Diana

Diana, una joven universitaria, estaba en casa de sus padres durante el verano. Una noche fue a visitar a algunos amigos y, por quedarse charlando, se le hizo tarde, más de lo que había pensado, y debió caminar sola hasta su casa. A pesar de la hora, no sintió miedo, pues vivía en una ciudad pequeña y estaba a unas cuantas cuadras de su hogar.

Comenzó a caminar y le pidió a Dios que la mantuviera a salvo de cualquier mal o peligro. En esas estaba cuando llegó a un callejón que le servía como atajo para llegar más pronto a su casa. Decidió tomarlo y en ese momento reparó en un hombre que estaba parado al final del callejón, como esperándola.

Se puso nerviosa y oró a Dios pidiéndole protección. Al instante la envolvió una sensación de tranquilidad y seguridad, como si alguien estuviera caminando con ella. Al llegar al final del callejón, pasó frente al hombre sin que nada ocurriera y llegó muy pronto a su casa.

Al día siguiente, Diana leyó en el periódico que una chica de su edad había sido violada en aquel mismo callejón, unos veinte minutos después de que ella pasara por allí. Sintiéndose muy mal por esa tragedia, y pensando en

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