La Gerra De España
arletteandrea112 de Julio de 2014
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A causa de una serie de desastres naturales que los indígenas interpretaron como una señal fatídica de sus dioses en contra del dominio español, nuevamente se despertó en ellos la rebelión.
En este punto los Huilliches fueron los que llevaron la iniciativa de sublevación al aliarse con los mapuches para luchar como un solo cuerpo ante el español. Una serie de escaramuzas y guerra de guerrillas obligaron a Quiroga a mantener una guerra defensiva mientras pedía refuerzos a España, los cuales llegaron en 1576 con una provisión de 400 españoles bien armados.
En 1578, comenzó la marcha de esta fuerza al mando de Lorenzo Bernal del Mercado y Martín Ruiz de Gamboa (cuñado de Quiroga y artífice de la llamada Tasa de Gamboa). El objetivo era desarrollar una enérgica campaña que permitiera pacificar a los indígenas ya fuera por la palabra o la fuerza, ejecutando a los más belicosos y enviando a otros como esclavos a la Serena.
El mestizo Alonso Díaz (Paineñamcu) fue esta vez el opositor de Bernal del Mercado, quien lo fustigó con una serie de guerrillas robándole cabalgaduras. Rodrigo de Quiroga, sobrino del gobernador, capturó a otro cacique mestizo Juan de Lebú y lo ajustició.
Antonio de Quiroga, otro sobrino del gobernador, se internó en la cordillera de Nahuelbuta y sorprendió a los araucanos reunidos en el pucará de Lincoya. Se tomó la determinación de destruir las sementeras y talar los campos de modo que los indígenas se vieran obligados a abandonar tan ventajosa posición.
En efecto los indios abandonaron la posición pero salieron tras el ejército español, alcanzándolo en el Valle de Andalicán el 21 de marzo de 1578, donde vencieron los españoles sin perder a un solo hombre.
Una segunda campaña a finales de 1578 dio como resultado una victoria con más de 200 indios muertos o heridos en Coyuncos, cerca de Angol, donde el mismo gobernador, a pesar de una postrante enfermedad, se batió en primera línea con los suyos. Asimismo, ordenó a Martín Ruiz de Gamboa afianzar la ciudad de Valdivia, ya que el interrogatorio a un indio había revelado que los huilliches pensaban atacar dicha ciudad.
Dos años después, los indios seguían realizando guerrillas mientras Rodrigo de Quiroga fallecía en Santiago, siendo uno de los pocos gobernadores españoles que obtuvo cierto éxito en la Guerra de Arauco.
Campañas de Alonso de Sotomayor[editar]
Los gobernadores Ruiz de Gamboa, Bravo de Saravia y Alonso de Sotomayor representados como guerreros. Las sucesivas sublevaciones mapuches y las expediciones punitivas españolas fueron la tónica de las primeras décadas de la guerra.
Artículo principal: Alonso de Sotomayor
Alonso de Sotomayor salió de Cádiz a finales de 1581 con un cuerpo de 600 soldados con la finalidad primitiva de reemplazar a Rodrigo de Quiroga, a quien Felipe II, mal informado por el nuevo virrey de Perú, Francisco de Toledo, aún suponía vivo.
Llegó en septiembre de 1583 a Chile viniendo por tierra desde Buenos Aires con un ejército de 430 hombres, puesto que más de 150 habían desertado al saber de las características de la guerra con los araucanos, encontrando al país en un lamentable estado de laxitud económica y de voluntad guerrera, en gran medida debido a la aplicación de la Tasa de Gamboa que paralizó la economía de la colonia. A Martín Ruiz de Gamboa se le siguió un juicio de residencia por esta causa.
La primera medida de Alonso de Sotomayor fue derogar la Tasa de Gamboa y reponer la antigua Tasa de Santillán, con algunas mejoras. Sin embargo, el daño era profundo: la tasa que se derogaba había sido amparada por eclesiásticos que se enriquecieron a costa de los indígenas. En estos se había profundizado el odio al español, ya fuera vestido de armadura o de sotana.
Su estrategia militar consistía en guarnecer regularmente las ciudades españolas y establecer fuertes en sitios estratégicos fácilmente defendibles. Además, se enviarían regularmente fuerzas contra los indios rebeldes para no darles tiempo para reunir grandes ejércitos. Sin embargo, persistían la falta de recursos y el desconocimiento de la geografía y las tácticas bélicas de los araucanos.10
En 1584, Sotomayor pudo disponer de un cuerpo relativamente bien apertrechado (390 españoles y 300 indios) y se dirigió hasta Angol. Ordenó al capitán Alonso de García Ramón una expedición punitiva con 150 soldados contra los indígenas comarcanos, que produjo más de 200 naturales muertos al ser sorprendidos desprevenidos en sus aldeas. Seguidamente, Sotomayor con 280 jinetes españoles penetró en la cordillera de Nahuelbuta y cayó sobre Tucapel y Arauco, realizando las mismas acciones punitivas y cogiendo de pasada al mestizo renegado Alonso Díaz (cuyo nombre indígena era Paineñamcu) y a un español pasado a las filas mapuches llamado Jerónimo Hernández, quien estaba desde algunos años adiestrando a los indígenas en el uso de las armas de fuego. Ambos fueron ajusticiados sumariamente.11
Estando en Mareguano, cerca de Catiray, fue emboscado con 350 españoles por un escuadrón de 5.000 ó 6.000 indígenas12 al mando del segundo hombre después del mestizo Alonso, otro español renegado. De no mediar la intervención de García Ramón habrían sido exterminados. Mientras tanto, la rebelión de los huilliches iba tomando un tinte muy peligroso en la región.
En Libén, lugar costero de Mareguano, los indígenas construyeron un pucará que fue desbaratado por el hermano del gobernador, Luis de Sotomayor.
Alonso de Sotomayor después de estas campañas se convenció de que los araucanos eran realmente difíciles de vencer y que no temían a los castigos ni matanzas, pues tan pronto como abandonaba un sector aparentemente pacificado, los indígenas hacían renacer nuevos brotes de insurrección.
Finalmente, decidió hacer la guerra defensiva instalando tres fuertes en el Biobío, lugares en que los españoles a la larga vivieron prisioneros. Despachó a Perú al capitán Juan Álvarez por ayuda, la que se materializó a mediados de 1585 con la llegada del galeón San Juan de Antona cargado de pertrechos. La mala suerte quiso que el galeón volara en pedazos al inflamarse una botija de pólvora durante la operación de descarga. Este hecho dejó las esperanzas de Sotomayor por los suelos, y al ejército en las peores carencias. La miseria de la soldadesca conllevó conatos de sublevación que Sotomayor tuvo que reprimir con la mayor dureza. Los mapuches advirtieron la debilidad ofensiva de los españoles y aprovecharon para atacar Purén, el cual debió ser despoblado.
Sotomayor tuvo que esperar hasta 1586 los refuerzos venidos desde Perú, quien estaba a cargo del nuevo virrey y ex gobernador de Chile, García Hurtado de Mendoza. Solo recibió un refuerzo de 300 soldados a cargo del capitán Luis de Carvajal, más otro de 200 hombres que García de Hurtado de Mendoza juzgaba como suficientes. Además, el virrey le ordenó emprender una enérgica campaña de sofocación de la rebelíon y el repoblamiento de los territorios perdidos.
En octubre de 1590 salió de Santiago hacia Angol, donde reunía una fuerza de 515 soldados y 1.300 yanaconas. Desde Angol salió a batir la costa de Mareguano (Talcamávida) y llegó a la célebre cuesta de Marigueñu, donde después de transmontada hubo una batalla en la cuesta de Lavermán donde los mapuches tuvieron una derrota con la pérdida de un español por el otro bando. Sotomayor fundó el fuerte de San Idelfonso cercano al de Arauco y mientras permanecía allí, una epidemia de viruela le mató casi a la totalidad de los yanaconas y también alcanzó a los mapuches, que perdieron un tercio de sus guerreros y población.
Despachó a su segundo al mando, Alonso de García Ramón, al Perú a solicitar más refuerzos. García Hurtado de Mendoza le recibió bien pero le mandó una exigua cantidad de 106 soldados y la indicación de que no se le molestara más. En 1592, era relevado de su cargo y renombrado como gobernador de Panamá. En su lugar se nombraba a García Oñez de Loyola.
Campañas de Martín García Oñez de Loyola[editar]
Artículo principal: Martín García Oñez de Loyola
En septiembre de 1592 asumía el mando Martín García Oñez de Loyola, capitán preferido y sobrino del ex virrey Francisco de Toledo. Este nombramiento hecho directamente por Felipe II fue muy resistido por García Hurtado de Mendoza, dadas las características personales del nuevo sucesor de Alonso de Sotomayor. El nuevo gobernador no pasaba de ser un capitán muy honesto, de probada valentía, pero carente de la sabiduría necesaria para llevar a cabo con algún grado de éxito la guerra de Arauco.
Oñez de Loyola al imponerse del mísero estado de la colonia en Chile, solicitó refuerzos inmediatos al Perú que fueron acogidos en algún grado por García Hurtado de Mendoza, pero al querer enrolar a soldados en el Perú estos se rehusaban a prestar servicio diciendo:
"preferimos que nos echen a las galeras que ir a prestar servicio a la guerra de Arauco."
Tuvo que enrolar soldados en Panamá, donde era menos conocido lo que pasaba en Chile. Finalmente logró reunir 300 soldados. Este refuerzo, pobre por lo demás, no iba a llegar tan pronto a Chile, por lo que se le ordenó a Oñez de Loyola hacer una guerra defensiva mientras se mantenía a la espera de los refuerzos.
Oñez de Loyola, apresurado por probarse con los mapuches, intentó enrolar a pobladores y confiscarles bienes,
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