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Upia Tomas Moro


Enviado por   •  10 de Julio de 2013  •  1.621 Palabras (7 Páginas)  •  379 Visitas

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El Libro I

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Luego de haber presentado a Rafael Hitlodeo y de haber narrado éste sus viajes y reflexiones sobre las sociedades conocidas en ellos, Pedro Giles le pregunta por qué no se ha puesto al servicio de algún príncipe, sirviéndole como consejero, dada la sabiduría alcanzada en temas de sociedad y gobierno. Responde a ello negativamente Hitlodeo, casi con amargura y acaso con cierta violencia, dando lugar al comienzo del diálogo sobre los consejeros de los príncipes.

2

Sostiene Hitlodeo que el poder no le interesa porque los príncipes no se ocupan de la paz ("La mayoría de los príncipes piensan y se ocupan más de los asuntos militares, de los que nada sé ni quiero saber, que del buen gobierno de la paz", Tomás Moro, "Utopía", Alianza Editorial, Madrid, 1992, p. 75); dominados por la ambición sólo se preocupan por adquirir nuevos dominios, sin preocuparles el buen gobierno de los que ya tienen; además, se rodean de aduladores, dominados también por ambiciones ("... mentes absurdas, soberbias y retrógradas"), en medio de una maraña de leyes desproporcionadas, injustas e ineficaces (p. 77).

3

Surge entonces la referencia a Inglaterra, que da pie al relato de la conversación mantenida por Hitlodeo con el cardenal Juan Morton, y en el curso de la cual se catalogarán los males de la sociedad inglesa y de su forma de gobierno. La miserable pobreza a que se ve abocada la mayoría de la población, a causa de los propietarios de ovejas, que destrozan la agricultura tradicional, y la política de mantener ejércitos mercenarios son las principales causas del robo y de otras depravaciones morales. Ante ello, la aplicación de leyes desproporcionadas no dejan más alternativa que la de morir de hambre.

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En lugar de erradicar las causas de la pobreza, y eliminar así a los ladrones, los gobernantes abundan en ignorarlas, y recrudecen las leyes aplicando la pena de muerte a los ladrones. Actúan doblemente mal, porque no respetan el derecho a la vida, al aplicar la pena de muerte, y porque en la práctica incitan a aumentar la magnitud del crimen, ya que al castigar con la muerte al ladrón aumentan la posibilidad de que éste al robar mate, para evitar testigos del robo (pp. 85-86). El ejemplo de los Polileritas (pp. 86-89) viene a subrayar la idea de que un tratamiento racional del crimen y de la miseria es posible, conduciendo a soluciones estables que permiten eliminar los problemas derivados de la existencia de ladrones, vagabundos, ancianos y enfermos.

5.

Terminado el episodio del cardenal Morton, se continúa el diálogo sobre los consejeros de los príncipes, considerando el tema platónico del filósofo rey. Moro insiste en la utilidad de la sabiduría para el buen gobierno y la dicha del pueblo ("Pero ¿no se alejará de nosotros esa dicha si los filósofos ni se dignan siquiera asistir a los reyes con sus consejos?", p. 93). Hitlodeo lo niega: los príncipes no le harían caso; y explica sus razones imaginando que fuera consejero del rey de Francia y se opusiera al avance de la guerra en Italia. No seguiría sus consejos antibelicistas. ¿Cómo reaccionaría la Corte si les pusiera el ejemplo de los Acorianos (p. 95) y de los Macarianos (p. 99)? Es decir, si le propusiera a la Corte renunciar a la ambición de conquistar otros pueblos o a su acumulación de riqueza. No le harían caso. Como mucho, acabaría corrompido él mismo por sus argumentos, cediendo a sus pretensiones o dejándose contaminar por su ambición. Frente a la ambición que genera el poder, la filosofía es inoperante. No hay ninguna vía ni directa ni indirecta ("Si no puedes conseguir todo el bien, que resulte el menor mal posible", dirá Moro, p. 101). No hay modo de ser útil para unos hombres así, dice Hitlodeo: "Su solo trato deprava. El más limpio y honesto terminaría encubridor de la maldad y estupidez ajenas" (p. 102). ¿Cuál es la razón última de esa imposible colaboración entre poder y filosofía? "Creo que donde hay propiedad privada y donde todo se mide por el dinero, difícilmente se logrará que la cosa pública se administre con justicia y se viva con prosperidad", dirá Hitlodeo (p. 103).

Conclusión del Libro I

Moro insiste en que allí donde todas las cosas se comparten no existen motivos para desear ganancias personales, y que el individuo se convierte en alguien perezoso si no hay manera de conservar lo que se ha conseguido con esfuerzo personal. Hitlodeo rebate todo esto citando el ejemplo de Utopía ("Cuando estuve en Utopía") y, afirmando estar familiarizado en profundidad con sus costumbres y sus maneras, afirma que no existe ninguna sociedad tan bien ordenada como la de ellos. Aquí, Peter Giles, que lleva sin hablar bastante tiempo, estalla, expresando un escepticismo extremo ante lo que dice Hitlodeo. Sería difícil imaginar un pueblo mejor ordenado que el que nosotros formamos. Hitlodeo contesta que los miembros de la mancomunidad de esta parte del

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