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Adolfo Hitler


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  Biografías  •  5.601 Palabras (23 Páginas)  •  186 Visitas

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Adolfo Hitler es mayormente conocido por ser el presidente y canciller de Alemania entre 1933 y 1945, llevar al poder el Partido Nazi, y liderar un régimen totalitario durante el periodo conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Es la causa de la muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo seis millones de judíos y entre medio y millón y medio de gitanos, a lo que se le dominó el Holocausto; y por iniciar la Segunda Guerra Mundial con el propósito principal de cumplir sus previos planes expansionistas en Europa.

El propósito de esta investigación es dar a conocer que Hitler no solo tuvo un lado oscuro, con lo del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, sino que también fue un gran político en la historia, ya que llevó a su país hacia el progreso. Alemania se levantó de las cenizas de la Primera Guerra Mundial y se convirtió en una potencia en pocos años. También queremos dar a conocer las causas de su pensamiento y qué fue lo que lo hizo actuar de esa manera.

A Hitler se le debe reconocer que su régimen fue sumamente exitoso en varias áreas. En solo 4 años logro elevar la calidad de vida de los alemanes a unos niveles no conocidos, incremento la calidad de los servicios sanitarios, la mortalidad infantil se redujo drásticamente y muchas enfermedades, como la tuberculosis, disminuyeron notablemente.

Durante el Tercer Reich, los obreros gozaban de muchos privilegios: se les ofrecía acceso a la cultura y podían ver de manera gratuita el teatro, exposiciones, películas y tenían cursos educativos sin costo alguno.

Como parte de la obsesión personal de Hitler por la limpieza, el problema de la contaminación le preocupaba de tal modo que exhortaba a la industria a comprometerse con la eliminación completa de los gases nocivos.

Las ciudades alemanas gozaron de obra pública considerada como futurista para ese tiempo: había estacionamientos subterráneos automatizados, centros libres de tránsito, numerosos parques y espacios verdes, y edificios con una arquitectura impresionante.

Era considerado un gran orador, hablando frente a muchedumbres cada vez más grandes. Ganó notoriedad fuera del partido por sus discursos polémicos, atacando el Tratado de Versalles, y a grupos rivales (sobre todo marxistas y judíos). Aunque Hitler pasó tres meses en la cárcel por la paliza que sus hombres propinaron a los federalistas, al salir no mostró arrepentimiento alguno; por el contrario, estaba más resuelto a emplear la fuerza contra sus adversarios

Hitler creía en la grandeza alemana, ya que Alemania pertenecía a la raza aria. Lo que quería Hitler era que todos los alemanes y descendientes alemanes debían estar unidos para formar la gran Alemania. Para asegurar el porvenir de la nación alemana había que conquistar el “Espacio Vital” es decir conquistar todo Europa.

Unas de las razones por el cual Hitler odiaba a los judíos, era porque decía: “Por la culpa de judíos y los marxistas se perdió la guerra (la Primera Guerra Mundial)”. Una explicación sobre la causa de la derrota de Alemania fue la leyenda de la puñalada por la espalda, se decía que los políticos socialistas y marxistas habían traicionado a los alemanes y a sus soldados.

Muchas personas no conocían la personalidad y forma de ser de Adolfo Hitler, los juzgan de haber sido malo, Hitler poseía un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las masas, además de tener una capacidad de liderazgo notable. Una de las características de la personalidad de Adolfo Hitler era la de fascinar, encantar, manipular a quienes lo rodearan imponiéndole respeto y miedo.

"No hay imagen de Hitler, Alemania lo quiere borrar de su historia".

En Alemania está mal vista cualquier mención a la ideología del Nacional - Socialismo (nazismo), ninguna calle en Alemania lleva por nombre "Adolf Hitler" y no existe una sola estatua o escultura del dictador alemán; incluso el famoso libro de Hitler "MeinKampf" ("Mi lucha") es lectura prohibida y es imposible encontrarlo en las librerías alemanas.

¿Cómo es posible que un pueblo olvide a alguien que fue tan importante en la historia de su país y del mundo?

Es cierto que en la actualidad y en el mundo entero, las palabras "Nazi" o "Hitler" son sinónimo de terror, muerte y destrucción, pero no siempre fue así, antes de la Segunda Guerra Mundial, la figura de Hitler era respetada y admirada, no solo en Alemania, sino en el resto de los países.

Algunos historiadores coinciden que si Hitler hubiera muerto en 1937, habría sido reconocido como una de las más grandes figuras de la historia alemana. Desgraciadamente no fue así, y está claro que Alemania se avergüenza de su pasado por el Führer.

MARCO TEÓRICO

Nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn (Austria). Hijo de Alois Hitler, un funcionario de aduanas aficionado al alcohol, y de la campesina Klara Hitler, por quién su hijo sintió toda su vida una gran devoción.

Comenzó su vida como un fracaso. Fue un estudiante mediocre que no llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Después vendría un periodo de varios años - cuando tenía entre 18 y 25 – en que vivió en Viena y en Múnich sin ninguna ocupación y en apariencia sin ambición alguna.

Con la pensión que se otorga a los huérfanos, que obtuvo a la muerte de su padre, y con el poco dinero que le dejaba la venta de uno que otro cuadro de pintaba, pudo mantenerse a flote el joven bohemio.Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 se alistó como un voluntario en el Ejército bávaroy durante 4 años sirvió en el frente de batalla. Hitler demostró ser un soldado entregado y valiente. Ganó dos diferentes condecoraciones de la cruz de hierro. Sin embargo, no fue ascendido más allá de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando.

Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas.

Al terminar la guerra permaneció en un hospital alemán un año más, pues se contaba entre las bajas causadas por el gas toxico. Tenía entonces 30 años y se encontraba sin trabajo y sin proyectos futuros.

Hitler se unió al Partido Obrero Alemán, un pequeño partido político radical de derecha, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido Nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales. En este momento comenzaba una carrera política que había de llevarlo, en unos cuantos años, a convertirse en una figura histórica.

Difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados.

En noviembre de 1923, en un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión en Munichcontra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar. Adolf Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: MeinKampf (Mi lucha). Fue liberado gracias a una amnistía general en diciembre de 1924. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración entre judíos y comunistas. Consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag pasó de 12 diputados en 1928 a 107 en 1930. El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de sus rivales políticos.

Cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes empresarios esperaban poder controlarle con facilidad. Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer. Miles de ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados acampos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales, haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología. Contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo.

El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo.

Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas las naciones a las que habían sometido.

Adolf Hitler inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la Primera Guerra Mundial en lo referente a la derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexionó Austria y los Sudetes de Checoslovaquia en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939. Hitler acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939), encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opuso a estas acciones, desconcertados ante el temor de que se produjera una nueva guerra. Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de 1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para ayudarles.

Las fuerzas de Hitler invadieron Dinamarca y Noruega en la primavera de 1940 y, pocas semanas después, vencieron a las tropas de los Países Bajos, Bélgica y Francia. La derrota de Gran Bretaña pudo evitarse gracias a la intervención de las Fuerzas Aéreas Reales (RAF), que rechazaron a la Luftwaffe (fuerzas aéreas alemanas). Volvió su atención hacia la Unión Soviética. El primer paso de Adolf Hitler fue conquistar la península Balcánica para proteger este flanco. La invasión de la URSS, que comenzó en junio de 1941, no tardó en llevar a los ejércitos alemanes a las puertas de Moscú pero los rusos les obligaron a retroceder en diciembre, precisamente cuando Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto. A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión. Por otro lado, el plan destinado a exterminar a los judíos seguía su marcha durante todo este periodo, y los innumerables trenes que transportaban a los millones de prisioneros a los campos de concentración representaban una lacra para el esfuerzo económico de la guerra. En julio de 1944, un grupo de oficiales organizó una conspiración para asesinarlo y poner fin a la contienda, pero el plan fracasó.

Finalmente, dejando tras de sí a una Alemania invadida y derrotada, Adolf Hitler se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, junto con la que había sido durante largo tiempo su compañera, Eva Braun, con la que había contraído matrimonio el día anterior.

Hitler vivió 56 años. La diferencia entre sus primeros 30 años y 26 que le siguieron, es sencillamente inexplicable. Por 30 años fue lo que se considera un hombre fracasado, y de pronto, casi de la noche a la mañana, se convertiría en una celebridad en el lugar donde vivía, y más tarde sería el hombre a cuyo derredor se movería toda la política del mundo entero.

Aunque esta diferencia ha ocasionado numerosas conjeturas, dicha diferencia fue en realidad más aparente que verdadera; no solamente porque la carrera política de Hitler seguiría desarticulada durante los primeros 10 años y por que el propio Hitler resulto ser un fracaso como político, aunque a una escala muy elevada, sino porque primordialmente su vida privada seguía igual de vacía y permanecía estática aun en este segundo periodo de su vida. Sin embargo, al analizar cuidadosamente el fondo de su vida pública durante las primeras décadas, a simple vista sin importancia, se descubren nuevas facetas que dan una pauta de lo que había de acontecer después.

La división que definitivamente, traza la vida de Hitler se separa los acontecimientos, sino que sucederá a través de toda su existencia. Solo así se explica que antes de 1919 no fue todo fracaso y debilidad de carácter como tampoco fue todo vigor y logros, después de 1920, puesto que hubo antes y después una vida pública intensa, paralela a una vida personal completamente estéril. Aquel bohemio desconocido de antes de la guerra, interiormente vivía y preparaba la escena política cada día como si él fuera un miembro muy importante de las más altas esferas del gobierno. Era como si el mismo Führer-canciller del Reich se escondiera el interior del aquel bohemio.

Carecía de lo que normalmente proporciona significado, dignidad y calor a la vida humana, como son la educación, el amor, una ocupación, las amistades, el matrimonio, los hijos. Fuera de la política, su vida estuvo vacía. Una continua tendencia al suicidio lo acompaño a lo largo de su vida política y al final, por supuesto, el suicidio fue un hecho inevitable.

Hitler permaneció soltero y no tuvo descendencia. Su vida amorosa fue siempre secundaria. Existieron mujeres en su vida, pero a ninguna le concedió importancia y a ninguna la hizo feliz. No tuvo amigos. Su mayor distracción era sentarse a hablar por horas con algunos de sus subordinados – choferes, guardaespaldas, etc.…- él era el único que hablaba. Era en esta atmosfera donde realmente se desenvolvía, pues toda su vida evito hacer verdaderas amistades.

Por lo que toca a su educación y a mantener una ocupación, Hitler nunca le agrado ninguna educación que fuera sistemática. Solamente asistió a una escuela llamada “Real Schule” (un tipo inferior de enseñanza). Durante sus años de holgazán leía mucho, y según el mismo comentaba, únicamente absorbía aquello que él creía “que ya sabía”.

La única educación verdadera que tuvo Hitler fue la que adquirió en el frente de batalla. Para todo lo demás fue a lo largo de su vida el ejemplo clásico del hombre con poca –aquel que cree que todo lo sabe y trata de demostrarlo-. Con escasos conocimientos sobre la mayoría de los temas, muchos aprendidos por casualidad y que desplegaba ante auditorios de personas que sabían menos que el, o ante aquellos a quienes creía poder impresionar.

Hitler nunca tuvo una ocupación, siempre evadió de alguna manera el llegar a tenerla. Tampoco se le pudo llamarlo político profesional, ya que la política constituye su vida, pero no fue su profesión. Durante los primeros años de su carrera política al preguntársele su ocupación decía que era pintor, escritor, comerciante, o bien decía “orador”. Después se convertiría solamente en Führer, y no admitía órdenes de nadie.

Marco

Logros

Durante los primeros seis años de los 12 en que domino al país, Hitler asombro a “sus amigos” y enemigos por igual, con una serie de logros los que casi nadie lo creería capaz de hacer. Otra cosa que se le debió reconocer a Hitler, además de sus cualidades de orador, y que deberían haber notado sus observadores mucho antes, fue su talento como organizador, o más bien dicho su capacidad para crear por si solo toda una maquinaria de poderío, y la inteligencia suficiente para dominarla.

El partido (NSDAP) Partido Nacional Socialista Obrero Alemán que se organizo a finales de los años 20, fue creado totalmente por Hitler. El NSDAP se había convertido en una especie de estado dentro de otro estado, como un gobernó sustituto en pequeña escala que contrastaba con el partido Nacional-socialista que se había tornado lento, pesado e independiente, mientras que NSDAP se caracterizaba por su raro dinamismo.

La segunda creación de Hitler durante los años 20 fue su ejército revolucionario (SA), que hizo que todas las unidades bélicas de ese tiempo, parecieran unidades de cojos en comparación con el SA. Sus componentes eran superiores a todos en agresividad, en espíritu guerrero y por supuesto por su brutalidad asesina. Entre los ejercito políticos privados de ese tiempo, SA era el único temido por todos. Era por cierto este temor, fomentado siempre por Hitler, lo que aseguro que el terrorismo y las violaciones a la ley que acompañaron a la toma del poder por Hitler en marzo 1933 tuvieran tan poca oposición.

Hitler había anunciado personalmente (bajo juramento cuando testifico en el tribunal del Reich), que al asumir él el poder, las cabezas rodarían, es decir, las cabezas de los “criminales de noviembre de 1918”. Después de esta amenaza fue casi un alivio cuando los veteranos de la revolución de 1918 y todas las personalidades prominentes de la república, “solamente” fueron enviados a los campos de concentración durante la primavera y el verano de 1933. Sufrieron terrible maltrato, y Vivian en constante peligro de perder sus vidas pero la mayoría de ellos salió libre. La población esperaba una masacre, pero todo se concreto a un día, el 1 de abril de 1933, cuando hubo boicot a las tiendas judíos; pero no corrió sangre como se había anunciado, y en esencia paso como algo simbólico únicamente.

Después de todo, el terror de los primeros años, debe describirse como un golpe genial sicológico de Hitler. Primero creo el miedo por medio de amenazas violentas, luego dicto medidas extremas de terror que no llegaban a ser tan terribles en la realidad como se había anunciado, y finalmente una transición gradual a una época casi de normalidad; pero en el fondo sin renunciar del todo a la aplicación de una cierta dosis de terror.

Entre estos logros positivos de Hitler, el que más brillo sobre todo los demás, fue el milagro económico. Este término no existía entonces. Existía entonces una impresión muy honda y fuerte de que se estaba obrando un verdadero milagro, y que el hombre que lo realizaba, Hitler, en verdad hacia milagros. En Enero de 1933 cuando Hitler se convirtió en canciller del Reich había 6 millones de desempleados en Alemania. Solamente 3 años después, en 1936 todos estaban ocupados. Aquellos días de extremada pobreza, se tornaron en una modesta pero cómoda prosperidad. Los mas milagroso fue el hecho de que la transición entre la depresión y el auge económico de se hizo sin causar inflación, y con un índice de precios totalmente estable.

Ciertamente Hitler tenía pocos conocimientos en la materia de economía o ningún conocimiento, y que las ideas principales realmente no fueron de él, en particular la referente a la medula de la parte financiera, que fue la labor de otro individuo: Hijalmar Schacht, el genio financiero de Hitler. Para que manejara el Reichsbank (el banco del Reich). Más tarde lo nombro ministro de economía dándole completa libertad de acción. Hitler extrajo archivos empolvados todos los planes para reactivar la economía a través de la expansión –planes que ya existían antes de que Hitler, por diversos motivos no se habían llevado a cabo.

Hitler implanto medidas económicas que comprendían desde impuestos especiales y departamentos de trabajo, hasta las famosas carreteras alemanas. Nunca soñó que cuando sumiera el poder seria a través de una recesión y que tendría que enfrentarse a un desempleo masivo. Esto no entraba dentro de sus planes.

Como todo esto sucedía en medio de una depresión de caracteres mundiales, y Alemania era como una isla de prosperidad, naturalmente requería de un aislamiento del mundo de la economía alemana. Todo esto solo era posible hacerlo en una dictadura que contase con campos de concentración para los casos que lo requerían. Igual de fácil era para él encerrar en un campo de concentración a cualquier empresario que se dedicaba a negocios de comercio exterior sin autorización, como lo era encerrar a un obrero que exigía mayor remuneración o que amenazara con una huelga. Bajo este punto de vista cabria cierta lógica de parte de aquellos que, en nombre del milagro económico, hasta aceptaban de buen grado que existiesen los campos de concentración. El milagro económico fue el logro más popular de Hitler, más no el único.

Cuando Hitler se convirtió en canciller del Reich, el ejército alemán estaba integrado por solamente cien mil hombres. Sus armas eran anticuadas y la fuerza aérea no existía. Para 1938 Alemania era la potencia militar más importante, junto con su fuerza aérea, que había en Europa. El milagro militar se debió sobre todo a la impetuosidad de Hitler, y desde luego no se puede concebir sin él, ya que el milagro económico fue improvisación, mientras que el militar fue consecuencia de sus planes y de sus proyectos de años atrás. En las esferas militares y en las económicas Hitler había dado pruebas de poder obrar milagros, y únicamente los muy obstinados le negaban aun su gratitud y alianza.

En 1938 Hitler no tenía sucesor, y no existía ninguna constitución de acuerdo con la cual se pudiese elegir a un sucesor. Desde un principio Hitler intencionalmente destruyo la capacidad del gobernó de tal manera pudiese ser el omnipotente y que nadie lo pudiera reemplazar. La capacidad de un gobernó para funcionar se basa en su constitución, escrita o no. Hitler había creado un estado de cosas en el que las diversas autoridades autónomas estaban colocadas de tal manera que se contraponían entre sí, sin tener una autoridad definida y únicamente Hitler estaba a la cabeza de todas.

ERRORES

Sin Hitler la historia del mundo en el siglo veinte hubiera tomado el curso que tomo. Por supuesto que no existe una absoluta certeza que sin Hitler una segunda guerra mundial se hubiese desencadenado. Pero es seguro que en el supuesto caso que hubiese estallado habría tomado un curso completamente diferente –posiblemente con alianzas distintas, con diferentes frentes de batallas y resultados. El mundo de hoy, nos guste o no, es la obra de Hitler. Sin Hitler no habría habido una división de Alemania y Europa; sin Hitler no habría habido en Berlín ni norteamericanos ni rusos; sin Hitler no habría habido un Israel; no habría habido descolonización, o cuando menos no habría sido tan rápido; no habría habido emancipación de Asia, Arabia o África Negra, y la influencia europea no habría disminuido. O, para ser exactos, nada de esto hubiera existido sin los errores cometido por Hitler. Lo que esperaba lograr era la hegemonía de Alemania en Europa además de un dominio directo sobre Rusia; en otras partes, buscaba la preservación del dominio europeo sobre África y una gran parte de Asia y Oceanía. Lo que Hitler realmente logro fue la hegemonía de los estados unidos en Europa occidental, y de Rusia en Europa oriental, junto con la división Alemania, y la desintegración de todas las colonias Europas.

Hitler el “político” perseguía dos metas totalmente diferentes desde el principio: la dominación de Alemania sobre Europa por un lado, y por el otro la “desaparición” de todos los judíos, o más bien su exterminación. Ninguno de estos puntos estaba relacionado entre sí, en realidad las dos metas se obstruiría una a la otra. En la política es siempre un error perseguir dos objetivos simultáneamente.

Aquel que se prepusiera conquistar Europa no debería haber agregado uno más a los muy numerosos enemigos que naturalmente surgirían en Europa, haciendo enemigos por todo el mundo entre quienes eran tan influyentes en el mundo entero, (y aun en Alemania). Esto fue definitivamente un error, especialmente cuando esos enemigos arbitrariamente agregados, habían sido anteriormente sus mejores amigos. Eso es lo que eran los judíos hasta que Hitler los convirtió en enemigos. No importa a que grado se valore la influencia de los judíos en la política de sus respectivos países. Hitler probamente la exagero –una razón más para haberlos conservado de su lado en lugar de haberlos arrojados al campo enemigo. Antes de Hitler la influencia judía en el mundo había sido predominantemente a favor de Alemania. Hitler con su antisemitismo no solamente creo enemigos adicionales por todo el mundo, sino que hizo enemigos de los amigos, y así inclino la balanza que había estado anteriormente del lado de Alemania, hacia el lado enemigo –una pérdida por partida doble.

CRÍMENES

No hay duda que Hitler es una figura de renombre en la historia de la política mundial. El intento, aunque sin éxito, establecer un imperio por medio de guerras de conquista. Hitler no se puede clasificar como un criminal únicamente por que siguió los pasos de estos dos hombres (Alejandro hasta Napoleón). Fue un criminal por una razón totalmente diferente, Hitler envió a la muerte a un enorme número de gente, por causas que no eran ni militares ni políticas, sino solamente para su gratificación personal. Hitler fue sencillamente un asesino de masas de población.

Hitler entre otras cosas, fue también un líder cruel, algo por otro lado se considera como una excepción en la historia alemana. Hitler era cruel, no solamente como líder o como conquistador. Pero lo que lo supera de los demás es que ordeno asesinatos en una escala inmensamente increíble, sin que tuviera ningún motivo, o que mediase un interés nacional. Algunas veces en realidad sus crímenes en más eran prácticamente en contra de sus intereses políticos y militares.

Los asesinatos de masas de población se cometieron durante la guerra, pero ciertamente no fueron actos relacionados con la guerra. Todo lo contrario, puede decirse que utilizo la guerra como un pretexto para cometer asesinatos en masa que nada tenían que ver con la guerra. Durante los años 1942 a 1945 existía un consenso muy extendido de que los crímenes en masa de Hitler no podían considerarse como “crímenes de guerra”, sino como crímenes a una escala sin precedentes. La justicia de los vencedores adoleció de muchos errores: el acusado principal estaba ausente, ya que el mismo había encargado de desaparecer evadiendo toda justicia terrenal y lo peor de todo era el crimen mayor de Hitler, el exterminio en masa de polacos rusos, judíos, gitanos e inválidos tenía solamente un cargo mínimo que se castigaba con trabajo forzado y deportación y era calificado como “crímenes contra la humanidad”, mientras que los cargos principales eran los “crímenes contra la paz”, o sea que la guerra en sí y los “crímenes de guerra” se definían como “violaciones de las leyes y de los procedimientos de la guerra”

El punto importante de los crímenes en masa cometidos por Hitler es exactamente el hecho que estos no fueron crímenes de guerra.

La orden por escrito de Hitler para el asesinato en masa de inválidos en Alemania, tiene fecha de 1 de septiembre de 1939, el día que empezó la guerra. Bajo esta orden oficialmente fueron asesinados, dentro de un periodo de dos años, aproximadamente 100,000 alemanes –inútiles “consumidores de alimentos” en detalle fueron: 70,000 a 80,000 pacientes recluidos en instituciones médicas y en asilos para ancianos, de 10.000 a 20,000 eran inválidos fueron diseminados en diferentes campos de concentración, 3,000 niños en edades de tres y los trece años que se encontraban internados en escuelas especiales.

La exterminación de los gitanos empezó en septiembre de 1939. Los reunían por todas partes y los enviaban a los campos de concentración. Más tarde, en 1941 y en 1943, los enviaban a los campos de exterminio. Europa oriental fueron sistemáticamente liquidados junto con los judíos que Vivian en esa parte de Europa. Los cálculos del total de personas asesinadas se elevan hasta los 500,000. De cualquier manera, de los 25,000 gitanos que Vivian en Alemania en 1939, solamente Vivian 5,000 en 1945.

En octubre de 1939, después de concluidos las operaciones en Polonia, comenzó la tercera serie de asesinatos en masa. Esta vez el turno fue de los polacos pertenecientes a la clase alta, miembros de la clase culta. Esta operación continuo a los largo de cinco años. En total, de acuerdo con los datos polacos oficiales, en los años de guerra, Polonia perdió seis millones de personas, tres millones tal vez eran judíos que fueron asesinados. En acción murieron en realidad no más de 300,000. Si se suman 700,000 que incluyen refugiados y otra población, arrojara un total de dos millones.

La política que siguió Alemania con la relación a la población rusa en los vastos territorios rusos que ocuparon los alemanes a lo largo de dos o tres años fue exactamente la misma que había seguido con los polacos. De acuerdo con una encuesta el 1 de mayo de 1944, 5.16 millones de rusos habían sido prisiones hasta esa fecha, la mayoría de ellos en la primera campaña de 1941. De estos, 1.871,000 todavía vivían a esa fecha; 473,000 estaban incluidos en las listas de “ejecutados” y 67,000 habían escapado. Los demás –cerca de tres millones – habían muerto en las jaulas de prisioneros de guerra.

Antes de la guerra, Hitler había puesto a prueba en dos ocasiones, la reacción del pueblo alemán hacia la violación abiertamente declarada contra los judíos –la primera vez durante un boicot en todo el país contra las empresas propiedad de judíos, perpetrando por miembros del SA el 1 de abril de 1933, y la segunda durante la masacre, también a nivel nacional, e igualmente por órdenes superiores, el 9 y 10 de noviembre de 1938, y el cual hasta nuestros días se conoce con el nombre de “Reichskristallnacht”, la noche de los vidrios rotos.

En diciembre de 1941, Hitler tomo su decisión final de escoger entre las dos incompatibles metas que había perseguido desde el principio –que Alemania dominase al mundo y el exterminio de los judíos. La primera decidió abandonarla por inalcanzable, y se concentro completamente en la segunda. Además, el aceptaba ahora la idea de la derrota total de Alemania con todos sus posibles consecuencias, como el precio de haber logrado por fin llevar al cabo el exterminio de los judíos en toda Europa, un plan que anhelo desde siempre ponerlo en práctica.

Desde finales de 1941 en adelante, Hitler no se intereso más en la política germana. Solamente se dedico a las tareas de asesinato. Después de 1942 su estrategia se redujo exclusivamente a ganar tiempo y a sostener el territorio a cualquier precio. Existen pruebas que desde el final de 1941 y principios de 1942, Hitler había aceptado interiormente la derrota.

TRAICIÓN

En 1945 Hitler dejo a Alemania convertida en un desierto –un desierto en lo material y a la vez en lo político, aunque esto último ahora casi se ha olvidado. Hitler no solamente dejo los cadáveres, los escombros, las ruinas y los millones de personas hambrientas vagando sin rumbo, sino que también dejo una administración destrozada y un estado arruinado. Todo esto –la miseria del pueblo y la destrucción del estado- el intencionalmente los causo durante los últimos meses de la guerra. Sus intenciones eran aun peores: su programa final para Alemania era un programa de muerte para la nación entera. En su fase final si no es que antes, Hitler se convirtió en un verdadero traidor de Alemania.

Hitler durante la última etapa de la guerra, era solamente una sombra de lo que fue, un hombre extremadamente enfermo, un harapo humano carente de resolución y observando el desastre que le rodeaba como si estuviese paralizado, en el lapso comprendido entre los meses de enero a abril de 1945, Hitler perdió todo control sobre los acontecimientos, y desde su “bunker” seguía dirigiendo ejércitos que ya no existían, Hitler había quedado ciego a la realidad y en cierto modo, su mente estaba afectaba. El estado de salud de Hitler no era ya el mejor: él había envejecido, y los cinco años de guerra habían dejado marca en sus nervios y ciertamente que atemorizaba a sus sequito con sus crecientes y frecuentes ataques de mal humor y explosiones de furia.

Hitler siempre fue un hombre capaz de odiar enormemente y era para él un verdadero placer el matar. La fuerza del odio de Hitler, su impulso homicida, el cual había desatado durante años contra los judíos, polacos y rusos, ahora se volcaba abiertamente contra los alemanes.

Entre Hitler y el pueblo germano se había abierto un abismo a partir de 1944. La mayor parte del pueblo alemán no deseaba ahora continuar la lucha sin esperanza hasta el final como Hitler quería, el pueblo deseaba que cuanto antes terminase.

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