Augusto

El principado ideado por Augusto fue un sistema político de gobierno de carácter estable y duradero. Para ello el princeps o primer ciudadano debía mantener las apariencias externas de un poder político no precisamente cercano a lo absoluto sino que derechamente debía dejar a un lado la forma de gobierno de la antigua República para lo cual era menester delimitar sus propios poderes y diferenciar –en lo ejecutivo- aquéllos ámbitos en que ejercía plenos poderes de los que no haría tal ejercicio.

Sin embargo, ello no fue instaurado de manera inmediata por Augusto sino que un proceso con diversas etapas para lo cual logró (y en cierta manera moldeó y convenció (dados sus dotes personales) al resto de los órganos políticos de la antigua Roma. En efecto, luego de dos décadas de guerra civil y en forma posterior a la derrota de Antonio en el año 30, la entrada triunfal de Octavio a Egipto y el posterior suicidio del mismo Antonio y Cleopatra, fueron ellos un conjunto de hechos que abrieron las puertas a Octavio para concentrar en sí el poder que necesitaba Roma y si bien en un comienzo fue un gobierno de naturaleza personal e irregular para poder afincar el establecimiento del principado Augusto fue desconcentrando el poder político de manera de entregarlo en parte ya sea al Senado como al mismo pueblo de Roma. Conforme a ello, la característica del principado de Augusto era el no ejercer el poder político en forma autoritaria sino que en una forma institucionalizada que a su vez le fuera otorgado por decisión del Senado y del pueblo romano, por ende, y en principio, un poder delegado que en cualquier momento podía ser abrogado o revocado por quienes lo habían concedido. Incluso, para no mostrar un poder omnímodo en aquéllos lugares donde directamente no podía ejercer su poder de mando de manera personal y directa lo delegaba en funcionarios de su confianza. En la ciudad de Roma ejercía a lo menos uno de los dos consulados anuales y gracias a sus características personales (habilidad política, habilidad diplomática, prestancia y prestigio) solucionaba los entuertos del gobierno que se iban presentando a lo que adicionaba la ayuda y cooperación en el gobierno de personas de confianza como Agripa y Mecenas.

En definitiva, y como forma de consolidar su gobierno en el principado, Augusto desechó la forma autocrática y prefirió el poder político en forma reglada y claramente delimitado, una especie de gobierno constitucional con poderes instaurados en base a normas preconcebidas y conocidas por los ciudadanos: es la res publica, el poder normado o reglado en lugar del regnum, es decir, el poder absoluto y arbitrario, que era el poder político ejercido con anterioridad al tiempo de Augusto.

Esta hábil fórmula de Augusto permitió validarse como gobernante, identificarse como un poder político reglado y delimitado lo que finalmente coadyuvó a su permanencia y progreso para la misma Roma. Es

...