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Augusto Comte


Enviado por   •  9 de Mayo de 2015  •  2.148 Palabras (9 Páginas)  •  165 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La sociología tiene por objeto de estudio la estructura y la función de la sociedad. Como ciencia independiente es la más joven de la ciencia social.

La sociología establece como postulado central que la conducta de los seres humanos no responde simplemente a sus propias decisiones individuales, sino bajo influencias culturales e históricas de acuerdo a los deseos y expectativas de la comunidad en la que viven. Así, el concepto básico de sociología es la interacción social como punto de partida para cualquier relación en una sociedad.

La primera definición de sociología fue propuesta por el filósofo francés Auguste Comte quien en 1838, acuñó el término "sociología" para describir su concepto de una nueva ciencia que descubriría unas leyes para la sociedad del mismo modo en se habían descubierto tantas otras para la naturaleza, aplicando los mismos métodos de investigación que las ciencias físicas. El filósofo británico Herbert Spencer adoptó el término y continuó así el trabajo de Comte.

AUGUSTE COMTE

(Auguste Comte; Montpellier, 1798 - París, 1857) Pensador francés, fundador del positivismo y de la sociología. Con la publicación de su Curso de filosofía positiva (1830-1842), Augusto Comte apadrinó un nuevo movimiento cultural del que sería considerado iniciador y máximo representante: el positivismo. Tal corriente dominaría casi todo el siglo XIX, en polémica y algunas veces en compromiso con la tendencia antagonista, el idealismo. Como todos los grandes movimientos espirituales, el positivismo no se deja fácilmente encasillar en las etiquetas de una definición estricta y precisa. En sentido muy alto, puede decirse que es una revalorización del espíritu naturalista y científico contra las tendencias declarada y abiertamente metafísicas y religiosas del idealismo.

EL POSITIVISMO

Augusto Comte tomó el término positivismo del que había sido su maestro, Saint-Simon, responsable de su acuñación a partir de la expresión “ciencia positiva”, aparecida en el siglo XVIII. En la historia de la filosofía, se designa con esta palabra la corriente de pensamiento iniciada por Comte; surgida así en Francia en la primera mitad del siglo XIX, pronto se desarrollaría en todos los países occidentales durante el resto de la centuria.

Aunque se entiende el positivismo como filosofía contrapuesta al idealismo y, en particular, a la figura de Hegel (1770-1831), positivismo e idealismo hegeliano tienen puntos en común. Ambas corrientes parten de Kant (1724-1804), aunque desarrollan aspectos distintos: el idealismo, la idea kantiana de la actividad creadora de la conciencia; el positivismo, la necesidad de partir de datos y la negación de que el conocimiento metafísico pueda superar al científico. Como Kant, Comte cree inalcanzable el objeto de la metafísica porque el saber humano no puede ir más allá de la experiencia, y, al igual que Hegel, aborda la concepción de la historia universal como un proceso unitario, evolutivo y enriquecedor.

A pesar de la constatación de tales puntos de acuerdo, en la configuración de la filosofía del positivismo influyeron también otras corrientes varias, alejadas del idealismo: el empirismo inglés representado por John Locke (1632-1704) y David Hume (1711-1776), el materialismo (como negación de las substancias espirituales y reconocimiento únicamente de la existencia de substancias corpóreas) y el escepticismo del siglo XVIII francés.

LA FILOSOFÍA POSITIVISTA

Inducido por el propósito de mostrar que la tendencia que sigue la filosofía es la de acabar siendo absorbida por la ciencia, Augusto Comte enfocó su estudio hacia el conocimiento de los hechos y de la sociedad, prescindiendo de cualquier tipo de anteposición de doctrina filosófica alguna. Así pues, convencido de que el objeto de la ciencia eran indudablemente el progreso y la paz, la metafísica tradicional (a la que tildó de especulativa por recrearse en polémicas insolubles) fue el blanco de sus críticas, si bien no como defensa de una postura filosófica o tesis elaborada, sino como una conclusión ineludible: el final de la metafísica era el resultado natural de la madurez que iba alcanzando la humanidad en su proceso evolutivo.

El positivismo de Comte es un discurso complejo que comprende al menos una teoría sobre el conocimiento, una interpretación sobre el sentido de la historia y una posición política ante la sociedad. En cuanto a lo primero, el positivismo afirma que, en sentido estricto, el conocimiento lo es sólo de datos verificables o “hechos” (esto es, de fenómenos cuya regularidad puede ser contrastada al modo de, por ejemplo, una ley física o química) y que todo conocimiento, además de cierto (indudable, exacto) y sistemático, ha de ser útil, es decir, ha de traducirse no en teorías, sino en un aumento de la capacidad de control e intervención tecnológica sobre los fenómenos.

Lo que caracteriza el advenimiento de una ciencia es el paso de una explicación teológica (las causas de los fenómenos son atribuidas a divinidades), o bien metafísica (las causas de los fenómenos son abstracciones personificadas), a una explicación positiva. Un saber positivo es un saber que instituye unas relaciones entre los hechos y renuncia a la explicación absoluta; no busca las esencias ni las causas de las cosas sino las leyes que las gobiernan. La ciencia positiva aspira a saber únicamente aquello que es posible saber; es una actitud de pensamiento que sustituye la pregunta "¿por qué?" por la pregunta "¿cómo?".

En cuanto a la historia, Augusto Comte considera que la humanidad progresa hacia el bienestar y la felicidad generales, poniendo el desarrollo científico y tecnológico como motor y meta de ese proceso. Es la llamada ley de los tres estados, según la cual la humanidad había ya pasado por dos etapas, denominadas por el propio Comte “teológica” y “metafísica”.

En la etapa teológica, los fenómenos naturales se explicaban por causas extrínsecas a la naturaleza e intervenciones sobrenaturales (por ejemplo, dioses o seres mitológicos); en la etapa metafísica, las fuerzas sobrenaturales fueron sustituidas en la explicación por esencias, causas o fuerzas inmanentes a la naturaleza pero ocultas, que sólo podían ser confiadas al pensamiento abstracto (por ejemplo, el concepto de gravedad en física). La época contemporánea corresponde, a su entender, a una tercera etapa: la “científica” o “positiva”. En el estado “positivo” acabarán por borrarse los vestigios de las etapas anteriores, y el pensamiento

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