Corrientes
wiroberto10 de Abril de 2015
742 Palabras (3 Páginas)168 Visitas
medieval del Cosmos. A la izquierda del poeta marchan en fila los
malditos, sus cuerpos cubiertos de heridas y llagas, dos de ellos abren sus
brazos al cielo como si pidieran clemencia, descendiendo hacia el Infierno y
comandados por un demonio que porta un estandarte amarillo, quien deja
entrever una discreta sonrisa; en el plano más bajo vemos a Lucifer en llamas
con el ceño fruncido mientras dirige una feroz mirada a la multitud que se
aproxima.
En el interior de la Capilla S
frescos alusivos al Juicio Final. Nuevamente nos topamos con negros
diablillos en forma de murciélago que se desplazan alrededor de las llamas
torturando a los infelices pecadores. En el cuerpo de los monstruos que
llevan sobre sus espaldas a los condenados se aprecian manchas de sangre. El
panorama es desolador y el sufrimiento evidente. En una de las naves de la
Catedral podemos apreciar el tabloide de Domenico di Michelino, Dante y
la Divina Comedia, que algunos libros de Astronomía reproducen como
visión medieval del Cosmos. A la izquierda del poeta marchan en fila los
malditos, sus cuerpos cubiertos de heridas y llagas, dos de ellos abren sus
brazos al cielo como si pidieran clemencia, descendiendo hacia el Infierno y
comandados por un demonio que porta un estandarte amarillo, quien deja
entrever una discreta sonrisa; en el plano más bajo vemos a Lucifer en llamas
con el ceño fruncido mientras dirige una feroz mirada a la multitud que se
aproxima.
En el interior de la Capilla Sixtina, ciudad del Vaticano, están los frescos
más famosos del arte cristiano. Sobre la pared que se halla detrás del altar
hay una deslumbrante representación del Juicio Final hecha por Miguel
Ángel. Otra vez percibimos la radical diferencia entre los personajes descritos
anteriormente. Muy impactante resulta la imagen de Caronte, con físico
monstruoso y ojos desorbitados, mientras blande un remo en actitud agresiva
hacia los condenados que se apiñan en su barca.
Entre empujones y pisadas de la marea humana que se desplaza
diariamente por este lugar podemos dirigir la mirada hacia la bóveda de la
capilla y apreciar cómo Miguel Ángel plasmó tristeza, miedo y derrota en el
rostro de un cabizbajo Adán y envejecimiento y cariz sombrío en Eva, en el
fragmento que simboliza La Expulsión del Paraíso. En el centro de la bóveda
está La Creación de Adán, en que se figura a Dios como un robusto anciano
de pelo y barba de color blanco. Su imagen transmite la sensación de
sabiduría, severidad y fortaleza. En esta parte el rostro y cuerpo de Adán es
marcadamente diferente al que vemos en la expulsión.
Una obra contemporánea y de artista latinoamericano es La Noche. El
colombiano Fernando Botero reproduce los rasgos que ya hemos descrito,
pero sus diablillos, suspendidos en la oscura atmósfera, son endomorfos o
digestivos, valiéndonos de la tipología de Sheldon, o sea, gorditos, como es
su particular estilo.
57
Hemos recorrido una parte del arte cristiano, quizás la más importante,
y nos consta que los demonios tienen aspecto animal. Estando aún en la
universidad leímos La Esencia del Cristianismo deLudwig Feuerbach, quien
afirmaba que Dios era “la esencia objetivada del Hombre”. Aquí está la
clave, a nuestro modo de ver, de la representación artística. El hombre concibe
a los seres fantásticos e invisibles a través de los atributos y cualidades de los
seres visibles que conoce. De este modo los ángeles resultan ser jóvenes
blancos de perfectas facciones; el Espíritu Santo una nívea
...