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Cosmovisión Wich

Osvaldo SegoviaTrabajo17 de Mayo de 2025

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Universidad Nacional de Salta – Facultad de Humanidades

Diplomatura en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí-Castellano para el acceso a la Justicia

Módulo II: “Cosmovisión Wichí”

1. Introducción al concepto de “cosmovisión”. Aportes de las ciencias sociales y elementos para la investigación[pic 1]

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Presentación

En esta primera materia del módulo “Cosmovisión Wichí”, reflexionaremos sobre cómo el pueblo wichí lleva adelante prácticas culturales propias desde tiempos ancestrales. Como veremos, existen formas específicas de percibir y habitar el mundo que son rasgos que caracterizan a la población wichí y la diferencian de otras. Comenzaremos estudiando el concepto de cosmovisión que, luego, continuaremos explicando algunos aspectos característicos de la cosmovisión wichí; por ejemplo, el uso de la lengua y las concepciones que existen sobre los valores: aquello que está bien o mal y sobre quiénes son los dueños de objetos y sentidos de pertenencia. Por último, analizaremos cuáles son los mitos de origen y los roles de género del pueblo y las relaciones familiares o de parentesco en el pueblo.

Objetivos

Al final esta cartilla, estaremos en condiciones de:

  • Vincular la noción de “cosmovisión” con la percepción del mundo que tiene el pueblo wichí.  
  • Alcanzar una mayor comprensión de las propias cosmovisiones para percibir las de otras culturas.
  • Identificar los valores que prevalecen en la comunidad indígena para diferenciar lo que está bien o mal en las relaciones con otras personas.  


1.2. Cosmología Wichí

1.2.1. los dueños de los objetos y sentidos de la pertenencia

Los estudios realizados por las ciencias sociales aportaron datos para la comprensión y la identificación de las diversas explicaciones que las distintas poblaciones culturales le otorgan al origen y la evolución del universo. Estas interpretaciones dan origen a la cosmología que, en tanto acto de conocimiento, describe ideas acerca del cosmos. Actualmente, existen trabajos antropológicos que exponen cómo el pueblo Wichí representa el universo a partir de su cosmovisión.

Retomando los aportes de Jan-Åke Alvarsson (2012), este pueblo considera que el universo está caracterizado por la armonía y el equilibrio.  Esta asociación se da por la conexión que tienen con la naturaleza y el medioambiente en el cual desarrollan sus prácticas. Aquí, la figura del chamán, en tanto mediador práctico entre el hombre y el mundo sobrenatural de muchas formas, cobra relevancia. A través de sus narraciones, transmite conocimiento personal de lo sobrenatural a las siguientes generaciones (Alvarsson, 2012). 

[pic 10]En cierta forma, no existen textos ni una institución que concentre o reúna las creencias tradicionales del pueblo wichí. Estos conocimientos son transmitidos a las siguientes generaciones mediante la narración oral. Es decir, a través de relatos comunitarios y/o personales donde la información cobra sentido en el lugar en donde se efectúe. De esta forma, es posible encontrar varios contrastes en las narraciones sobre la cosmología wichí, lo cual puede deberse a las diferentes experiencias individuales/colectivas de chamanes o personas influyentes en la comunidad. [pic 11]

Los estudios etnográficos de Jan-Åke Alvarsson (2012) consideran que el pueblo wichí representa su cosmología a través de tres compartimientos: la tierra, el cielo y el mundo subterráneo. Estos símbolos de la naturaleza se dividen en cinco y pueden ser representados de manera vertical a través de tres estratos diferenciados donde en el centro se ubica wikyi’wet (cultura), teewok (río), kyeenaj (montañas) y taayhi’ (bosque), abajo el honhat (suelo) y arriba el puule’ (cielo). También existe un modelo horizontal de la cosmología donde en el círculo del medio se sitúa la wikyi’wet (cultura) rodeado del honhat (suelo), teewok (río), puule’ (cielo), kyeenaj (montañas) y el taayhi’ (bosque). [pic 12][pic 13]

En estos dos modelos predomina un carácter de interconexión, debido que se considera el cosmos como una entidad entera. Cada uno de los elementos contempla “dueños” naturales (animales) o culturales (deidad creadora con rasgos humanos) considerados como dueños y guardianes de estos entornos. Ellos son los encargados de controlar y mantener la armonía y equilibrio de la vida. Esto es posible en la medida que se practiquen ceremonias “destinadas a mantener o promover la armonía y continua fertilidad de la naturaleza y en el mundo espiritual, y a contrarrestar la acción de las fuerzas negativas” (Alvarsson, 2012 p. 73).

1.2.2. Valores, El bien y el daño desde la perspectiva wichí

Cada elemento de la zona natural y cultural se encuentra caracterizado por fenómenos naturales, animales y seres sobrenaturales que son los dueños de estos entornos y los encargados de controlar su equilibrio y armonía. Para el pueblo wichí, el vínculo con la naturaleza es importante ya que estimula sentimientos profundos relacionados con su identidad e historia. La tierra es la base de su sustento, de sus actividades viales y es un elemento valioso en su cosmovisión. La caza, la pesca, el cultivo y la recolección de frutos son las principales prácticas que llevan adelante estos pueblos para la subsistencia. 

Dentro de las prácticas que llevan adelante las personas, hay algunas acciones que son vistas de manera positiva y otras desde un enfoque negativo. Dicha variación depende de lo que se realice y cómo ello impacta en la naturaleza. Los guardianes y/o dueños de estas esferas del universo se encargan de proveer y cuidar sus elementos. Por lo que, si una comunidad toma más de lo que le toca, es decir, extrae los recursos naturales al extremo, son los guardianes especiales quienes se encargan de castigar el perjuicio ocasionado. De esta forma, al momento de llevar adelante prácticas que se vinculen con sustraer elementos de la naturaleza, resulta necesario tener presente ciertos recaudos o respetar algunos tabúes: “Si viola uno de ellos, por ejemplo, el de restaurar el panal de las abejas después de tomar la miel, tendrá mala suerte en sus actividades de subsistencia. Si viola nuevamente el tabú, caerá enfermo y posiblemente morirá, a menos que se acuda a un chamán experimentado que intervenga en su nombre” (Alvarsson, 2012, p. 75). En estos casos, la figura del chamán como persona sabia para mediar con los guardianes especiales es fundamental. A través de ceremonias de curación, bailes y movimientos el chamán logra “curar” a quienes han desafiado las creencias y normas tradicionales, quedando estas intactas en los pobladores.

Los valores tradicionales del pueblo Wichí se encuentran presente al momento de solicitar opiniones sobre los/as compañeros/as de la comunidad. Con frecuencia, circula la valoración de ser “trabajador/a”. Esta cualidad es puesta a prueba en jóvenes varones en la medida que puedan dar cuenta de ser su propio sostén para luego hacerse cargo de una familia. Así mismo, la generosidad acompaña a la anterior. La misma es exigida especialmente a los referentes de la aldea. En tanto, se destaca por sus cualidades y, lo que pueda alcanzar a través de ella, debe ser compartido y/o distribuido con las personas de la comunidad, de no hacerlo su actitud es reprobada socialmente. Esto también pasa con los cultivos, Osvaldo Segovia, de la comunidad Wichí “Las Lomitas”, Formosa, comenta al respecto que en su pueblo todo lo que se cosecha de las tierras es de la comunidad. En ese sentido, todos/as los/as habitantes pueden tomar lo que necesiten y eso no es considerado un robo, como la cultura occidental lo afirmaría. [pic 14]

1.3. Organización social de comunidad wichí

1.3.1. Mito de origen y roles de género

Los estudios sobre la población wichí se remontan a principios del siglo XX. En este primer momento, el foco de análisis estuvo orientado en la indagación de la organización social de estos pueblos en el Gran Chaco. Recuperando fuentes arqueológicas y documentales, Macarena Ossola afirma que

(…) el territorio conocido como Gran Chaco comenzó a ser habitado aproximadamente hacia el 7000 a.C. por grupos de cazadores recolectores llegados desde la Patagonia y la zona pampeana. Antropólogos y lingüistas denominan a este gran grupo humano como “proto-macro guyacurú” (Alvarsson, 1998). Los “Proto-Macro-Guaycurú” son divididos en dos grandes familias lingüísticas: 1) los “Proto-Matacos”, divididos a su vez en Mataco-Noctenés, Mataco-Vejos, Mataco-Güisnay, Chorotes, Chulupí, Mak‟á y Tapiete, y 2) los “Proto-Guaycurús, divididos a su vez en los Mocoví, Lule-Vilela y Guaycurú, en éste último se integran a los Toba, Pilagá, Mocoví, Abipón y Mbayá (Alvarsson, 1988, en Castillo, 1999). Tras la llegada de estos primeros habitantes humanos al Gran Chaco, la zona siguió poblándose con el ingreso de los chané (aproximadamente hacia el 3.000 a.C.), los guaraníes (conocidos como chiriguanos) y posteriormente la presencia de los europeos (Castillo, 1999). De ello se deduce que el Chaco sea un gran complejo social multiétnico (Buliubasich, 2009). (Ossola, 2013. p. 84)

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