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Creación del Imperio Romano: transformación política y consolidación del poder

sol123qApuntes2 de Noviembre de 2025

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 1) ANALICE LA CONSOLIDACIÓN DEL PODER DE AUGUSTO

La figura de Augusto representa un punto de inflexión en la historia de Roma. Después de años de guerras civiles y de un sistema republicano que ya no podía sostenerse, Augusto logró consolidar un nuevo modelo político: el Imperio. Pero este cambio no fue brusco ni arbitrario, sino el resultado de un proceso que venía gestándose desde hacía tiempo, especialmente a partir de la expansión militar de Roma y del crecimiento del poder individual de ciertos líderes como Julio César.

Cuando Augusto (entonces Octavio) venció a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Accio en el 31 a.C., quedó como único dueño del poder militar y político. A partir de allí, inició una transformación profunda del Estado romano. Lo interesante es que lo hizo manteniendo las formas tradicionales: decía restaurar la República, pero en realidad estaba creando algo totalmente nuevo. Se presentó como un simple "primero entre iguales" (princeps), aunque en la práctica acumuló todos los poderes más importantes.

Su habilidad política consistió en encontrar un equilibrio entre los sectores que querían mantener ciertas tradiciones republicanas y quienes ya veían necesario un poder más centralizado. Rodeado de colaboradores clave como Agripa y Mecenas, y apoyado por figuras culturales como Horacio y Virgilio, consolidó no solo un sistema político, sino también una nueva identidad romana, que más tarde sería recordada como el saeculum Augustum, una especie de edad dorada.

Entre sus reformas más importantes estuvo la reorganización del Senado, que fue depurado y reducido a 600 miembros, y la nueva división de las provincias: las más tranquilas quedaron bajo el control del Senado, mientras que las más conflictivas (donde había legiones) pasaron a manos del emperador. Esta medida le permitió mantener el control del ejército sin necesidad de eliminar del todo las instituciones republicanas.

Con el tiempo, Augusto fue concentrando más y más poder: en 27 a.C. recibió el título de Augustus; en 23 a.C. se le otorgó el imperium proconsular maius (que le daba autoridad superior a cualquier gobernador) y la potestad tribunicia de forma vitalicia; y en el 2 a.C. fue proclamado Pater patriae, el “padre de la patria”. Además, pudo elegir y formar a sus sucesores, lo que, de hecho, convirtió el régimen en una monarquía, aunque con una fachada republicana.

La consolidación del poder de Augusto no fue solo una cuestión de títulos o reformas legales. Fue una transformación profunda del modo de gobernar, basada en el consenso, la propaganda, el prestigio militar y el control del aparato estatal. Logró pacificar el mundo romano, reforzar las fronteras, reorganizar las provincias y dar estabilidad a un imperio que duraría cinco siglos. Su legado no fue solamente político: también supo construir un relato en torno a su figura que lo convirtió, ya en vida, en símbolo de orden, prosperidad y unidad para el pueblo romano.

2) CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD BAJO IMPERIAL

La sociedad en época bajoimperial se caracteriza por una fuerte división entre dos grandes grupos: los honestiores y los humiliores.

Los honestiores eran las clases privilegiadas: senadores, ecuestres, altos cargos imperiales, miembros del clero, grandes propietarios y comerciantes beneficiados por el Estado. Disfrutaban de inmunidades fiscales, beneficios legales y prestigio social gracias a sus recursos e influencia.

Por el contrario, los humiliores abarcaban una población muy diversa pero socialmente inferior: colonos, campesinos pobres, obreros urbanos, plebeyos sin rango, pequeños propietarios, libertos y esclavos. Sin privilegios ni vías de ascenso, estaban sometidos legalmente a su función social. Formaba permanentemente la base productiva del Imperio.

La clase media, compuesta por curiales, pequeños propietarios y artesanos independientes, fue desapareciendo o descendiendo socialmente.

Uno de los cambios más relevantes que explican la nueva estructura social fue la sustitución progresiva de la mano de obra esclava por colonos. En las grandes propiedades, el sistema esclavista altoimperial dejó de ser rentable por el alto coste de manutención y la dificultad para adquirir nuevos esclavos.

La alternativa fue el colono: un hombre “libre”, pero que acabó siendo dependiente del propietario y de la tierra. Aunque legalmente no eran esclavos, su situación se volvió precaria y limitada. Los colonos reemplazaron a los esclavos como fuerza de trabajo dominante en las grandes propiedades.

Las fuentes jurídicas de la época distinguen la condición de colonos y esclavos, aunque ambos compartieron ciertas obligaciones y restricciones. Se trató de una forma distinta de dependencia: el colono estaba sujeto a la tierra, no al amo, como el esclavo. La legislación de medidas como el impuesto capitatio-iugatio, ataba al colono a la parcela cultivada.

La ley del emperador Constantino permitía a los dueños tratar como esclavos a los coloni fugitivi (colonos que huían), consolidando su condición subordinada. A pesar de todo, el colono no perdió su estatus legal de hombre libre, aunque su libertad fuese limitada en la práctica.

Además, muchos colonos se acogieron al patrocinio de grandes terratenientes, buscando protección frente al fisco o las deudas. En esos casos, se volvían dependientes también del patronus, reforzando su exclusión de cualquier posibilidad de ascenso social o autonomía.

La presión fiscal fue otro factor determinante en la organización social. El sistema impositivo romano gravaba directamente la tierra cultivada, sin tener en cuenta la productividad. Las cargas fiscales sobre las tierras abandonadas se asignaban primero a los curiales y luego a cualquier propietario, lo que desincentivó el cultivo y empobreció a los pequeños y medianos propietarios.

Para asegurar el cobro de impuestos y la estabilidad productiva, el Estado impuso la herencia obligatoria de oficios, por la cual el hijo debía seguir la profesión del padre (soldado, campesino, artesano). Esta medida fue especialmente dura para los humiliores, a quienes se les negó la movilidad social. Así, el colonato evolucionó desde un simple contrato de arrendamiento hacia una condición hereditaria y forzada.

Todos estos factores —la sustitución de esclavos por colonos, el endurecimiento del colonato, la presión fiscal y la herencia obligatoria— contribuyeron a consolidar una sociedad bajo imperial profundamente desigual, caracterizada por su falta de movilidad, la dependencia de los trabajadores y el poder concentrado en una élite.

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