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Creación De La SEP


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  6.727 Palabras (27 Páginas)  •  952 Visitas

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La Creación De La Secretaría De Educación Pública

José E. Iturriaga

Las guerras fratricidas, que fueron la nota principal y trágica de los primeros once lustros de nuestra vida autónoma nacional y del segundo y tercer decenios de este siglo, se reflejaron no sólo en ires y venires de gobiernos, planes y constituciones, sino en tropiezos y tanteos para organizar el aparato administrativo del país.

Así lo advertimos al observar los antecedentes de la actual Secretaría de Educación Pública.

Debido a esa inestabilidad, México no pudo establecer un órgano administrativo específico que se encargara de impartir la educación básica y otros grados de enseñanza.* La aparición de ese organismo fue tardía y tuvo lugar un siglo después de la consumación de la independencia.

Esta importante tarea educativa estuvo confiada, primero, a la Secretaría del Despacho Universal de Justicia y Negocios Eclesiásticos desde 1821 hasta 1841, año en que tal dependencia adoptó el nombre de Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. En 1843, el ministerio cambió su nombre por uno que comprendía los más diversos ramos de la administración pública: Ministerio de Justicia, Negocios Eclesiásticos, Instrucción Pública e Industria. Mantuvo ese nombre, de tan encontradas y diversas atribuciones, hasta 1861, fecha en que se restringieron sus funciones y fue designada como Secretaría de Justicia e Instrucción Pública. Se la conoció con este nombre hasta mayo de 1905 cuando Porfirio Díaz la( dividió para fundar, con parte de ella, la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.

No obstante la creación de tan esperada Secretaría, su ámbito jurisdiccional sólo abarcaba el Distrito y a territorios federales.

En la práctica, la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes tuvo una existencia de, apenas 12 años y su desaparición fue decretada formalmente en el texto del Artículo 14 Transitorio de la Constitución de 1917. Esta medida tuvo su origen en la fobia a la dictadura porfiriana, y la eliminación de dicha Secretaría se basó igualmente en la Ley Orgánica de

* Con excepción de la educación superior universitaria, puesto que la Universidad la heredamos de la Colonia.

Secretarías de Estado; de este modo tal dependencia quedó reducida a una mera Dirección Universitaria, cuya tarea principal era atender la educación superior, ya que la Carta Magna de 1917 estableció que esa función era de la exclusiva competencia de las entidades federativas y de sus respectivos municipios.

Esta posición fue modificada a iniciativa de José Vasconcelos, quien en 1920 fue, nombrado rector de la Universidad Nacional de México por el presidente Adolfo de la Huerta. En este puesto Vasconcelos elaboró el anteproyecto de Ley con su respectiva reforma constitucional, y el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Secretarías de Estado. Con base en estas medidas, aprobadas por la XXIX Legislatura del Congreso de la Unión, renació el 8 de julio de 1921 la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes.

La nueva Secretaría sustituyó la vieja fórmula positivista de instrucción por el concepto de educación. En efecto, el concepto revolucionario consistía en educar —sin perjuicio de proporcionar datos y noticias que ilustraran— atendiendo a la tesis pedagógica orientada a moldear el alma del educando para desarrollar en él todas sus potencialidades.

La diferencia esencial entre instruir y educar reside en que instruir consiste en proporcionar información, sin preocuparse de su repercusión en el siquismo de niños y jóvenes; educar, en cambio, es corregir los defectos y fomentar las virtudes, según un viejo concepto pedagógico, siempre vigente y certero.

Pero la diferencia apuntada entre la Secretaría de Instrucción porfi- riana y la de Educación obregonista, no sólo se refiere a dos concepciones diferentes en el campo de la pedagogía, sino al ámbito geográfico ampliado en que la función educativa habría de realizarse desde 1921. Así, la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes, tal como la concibió Vasconcelos —tras atender la opinión de maestros e intelectuales— inició la federalización de la enseñanza, sin perjuicio de que, por su lado, los gobiernos estatales impulsaran la educación en todos sus grados.

En la historia de las instituciones del México independiente nunca hubo mayor entusiasmo que el que Vasconcelos supo inspirar hacia la labor educativa durante su estancia en la sep, labor que Obregón apoyó en la época en que México fue el segundo productor de petróleo en el mundo. Esto permitió al erario contar con los recursos necesarios para practicar un importante mecenazgo educativo.

Vasconcelos emprendió, con entusiasmo sin paralelo, esa colosal tarea a partir de la cual se fue gestando y agigantando el aparato educativo con que cuenta actualmente el país. Esta magna labor se manifestó, entre otras cosas, en la reconstrucción del viejo convento de La Encarnación para albergar con decoro y propiedad a la nueva Secretaría, en el estudio de programas de enseñanza primaria tanto en el campo como en la ciudad, en la difusión y cultivo de las bellas artes, en el impulso a la educación media y a los centros de docencia preescolar, en la proliferación de bibliotecas, en la edición de libros de texto gratuitos y en el reparto de desayunos escolares para una población infantil secularmente subali- mentada.

Todos estos factores de la educación moderna de México ya se encontraban en las concepciones pedagógicas vasconcelianas, así como en sus programas. En el periodo de Vasconcelos —1921-1923— se encuentra el origen de lo que habría de ser la educación pública en México, la lucha contra el analfabetismo, la escuela rural, la difusión de bibliotecas, el impulso a las bellas artes, el intercambio cultural con el extranjero y la investigación científica.

En las páginas siguientes se tratará de exponer cómo Vasconcelos se dio a la tarea de reconstruir, con criterio revolucionario, la dependencia porfiriana encargada de la instrucción pública, cuyos aciertos se debieron en realidad a Justo Sierra.

Una de las causas que impidieron un progreso veloz y sostenido de México, fue la carencia de un organismo administrativo específico para transmitir y difundir la enseñanza y la educación en todo el país. De ahí proceden muchos de nuestros males.

Lo anterior no constituye una hipérbole: la secretaría de Estado específica a cuya encomienda quedó difundir la educación, vivió sólo doce años, sin contar con que su competencia jurisdiccional se hallaba reducida

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