Cuentos De Amor Y Muerte
florentinalmanza18 de Noviembre de 2013
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Horacio Quiroga:
Nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto (Uruguay). Fue un cuentista, dramaturgo y poeta, se casó dos veces, Sus cuentos y relatos cortos, que casi siempre tratan de naturaleza en una forma temible y horrorosa, esto le hiso ser comparado con Edgar Allan Poe. Quiroga se sintió atraído por temas que abarcaban los aspectos más extraños de la Naturaleza, la mayoría de las veces teñidos de horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos. Muchos de sus relatos pertenecen a esta corriente, y la obra en la que más se exalta esto es la colección Cuentos de amor de locura y de muerte. La vida de Quiroga, marcada por la tragedia, los accidentes y los suicidios(entre ellos la muerte accidental de su padre por un arma disparada accidentalmente, el suicidio de su padrastro y la muerte de sus dos hermanos) , terminó por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía cáncer de próstata.
Diálogos:
UNA ESTACION DE AMOR
-Si no te dije nada, papá, es porque sé que no te gusta que hable de eso.
-¡Bah! Como gustarme, puedes, en efecto, ahorrarte el trabajo…Pero quisiera saber en qué estado esas ¿Vas a esa casa como novio?
-Si
-¿Y te reciben formalmente?
-Creo que si…
El padre lo miro fijamente y tamborileó sobre la mesa.
-¡Esta bueno! ¡Muy bien!...oyeme, porque tengo el deber de mostrarte el camino. ¿Sabes tú bien lo que haces? ¿Has pensado en que puede pasar?
-¿Pasar?... ¿Qué?
- Que te cases con esa muchacha. Pero fíjate: ya tienes edad para reflexionar, al menos.
LOS MENSU
-¡Otra vez, voz!- Lo recibió el mayordomo-. Eso no anda bien… ¿no tomaste la quinina?
-Tomé…No me hayo con esta fiebre…No puedo con mi hacha. Si querés darme para mi pasaje te voy a cumplir en cuanto me sane…
El mayordomo contempló aquella ruina, y no estimó en gran cosa la vida que quedaba en su peón.
-¿Cómo está tu cuenta?- Pregunto otra vez.
-Debo veinte pesos todavía…El Sábado entregué…Me hallo enfermo en grande…
-Sabés bien que mientras tu cuenta no esté pagada, debes quedarte. Abajo…te podés morir. Cúrate aquí, y arreglás tu cuenta en seguida.
¿Curarse de una fiebre perniciosa, allí donde se la adquirió? No, por cierto; pero el mensú que se va puede no volver, y el mayordomo prefería hombre muerto a deudor lejano.
Podeley jamás había dejado de cumplir nada, única altanería que se permite ante su patrón un mensú de talla.
-¡No me importa que hayas dejado o no de cumplir!-replicó el mayordomo-.
Descripción:
EL ALAMBRE DE PUA
Los caballos vieron cómo el hombre volvía precipitadamente a su rancho, y tornaba a salir con el rostro pálido. Vieron también que saltaba el alambre y se encaminaba en dirección de ellos, por lo cual los compañeros, ante aquel paso que avanzaba decidido retrocedieron por el camino en dirección a su charca.
Como los caballos marchaban dócilmente a pocos pasos delante del hombre, pudieron llegar juntos a la del dueño del toro, siéndoles dado así oír la conversación.
Es evidente, por lo que de ella se desprende, que había sufrido lo indecible con el toro de polaco. Se deduce también que los vecinos estaban hartos de la bestia y de su dueño, por los incesantes destrozos de aquella.
YAGUAI
A cien metros de la casa, en la base de la meseta y a orillas del bananal, existía un pozo en piedra viva de factura y forma originales, pues siendo comenzado a dinamitar por un profesional habíalo concluido un aficionado con pala de punta. Verdad es que no media sino dos metros de hondura, teniéndose en larga escarpa por un lado a modo de tajamar. Su fuente, bien que
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