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Cultura Dioses Mayas


Enviado por   •  5 de Junio de 2013  •  1.819 Palabras (8 Páginas)  •  1.303 Visitas

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Los siete segundos dioses creadores

Tzacol era uno de los siete segundos dioses creadores.

Los dioses Mayas son duales, es decir positivo- negativo, benévolo- malévolo.

Las principales divinidades son: Bitol, "El Formador". Tzakol, " El Hacedor". Alom, " El Concebidor". Cajolom, " El Engendrador".

Estas deidades sobrevivieron a la conquista y su presencia es permanente tanto en el pensamiento, como en la ceremonias.

Kin Es el padre Sol. Es el dador de vida, la fuerza y el misterio de los equinoccios. Tiene los títulos de Chac Ajauu- Señor Rojo y de kin Kahac Ajauu, el señor del Sol Rojo.

Hombres del maíz

Balam-Quitzé es un personaje de la mitología maya. Su nombre significa «jaguar con la sonrisa radiante» y para esta religión fue el primer hombre en ser creado del maíz después del diluvio enviado por Hurakan. Los dioses crearon a Caha-Paluma específicamente para casarse con él. Los otros hombres de maíz fueron Balam-Acab (Tigre de la noche), Mahucutah (No acepillado) e Iqui-Balam (Tigre de la luna). La esposa de Balam-Acab se llamaba Chomihá, que significa Agua Hermosa y Escogida; la de Mahucutah, Tzununihá que se traduce como Agua de Gorriones; y la de Iquí-Balam recibía el nombre de Caquixahá, Agua de Guacamaya.

Balam Acab (Keka bé): representa el poniente, la energía de la tierra. Su manifestación es lo oculto, lo interno, la noche. Su color es el negro.

Los dioses - energías eran los mismos que regían los 20 días del Calendario Sagrado o Tzolkín y que son manifestaciones de esas energías.

La divinidades Mayas son Incorpóreas, e impersonales.

En cuanto a Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam, no se sabía dónde estaban. Pero cuando veían a las tribus que pasaban por los caminos, al instante se ponían a gritar en la cumbre de los montes, lanzando el aullido del coyote y el grito del gato de monte, e imitando el rugido del león y del tigre.

Balam-Acab, primer abuelo y padre.

Qoacul y Qoacutec, la segunda generación.

Cocizahuh y Cotzibahá, la tercera generación.

Beleheb-Queh (I), la cuarta generación.

Cotuhuá (I), la quinta generación de reyes.

Batzá, la sexta generación.

Iztayul, la séptima generación de reyes.

Cotuhá (II), el octavo orden del reino.

Beleheb-Queh (II), el noveno orden.

Quemá, así llamado, décima generación.

Ahau-Cotuhá, la undécima generación.

Don Christóval, así llamado, que reinó en tiempo de los castellanos.

Don Pedro de Robles, el actual Abau-Galel.

Éstos son, pues, todos los reyes que descendieron de los Ahau-Galel.

Los estudiosos mayas se guiaban por Venus y las Pléyades(la historia de “los 400 jóvenes”).

“He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. Yo hacedor de montañas, decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio Pez-Tierra se bañaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos jóvenes, arrastrando un árbol para pilar de su casa…”

La gesta de Sabio Pez-Tierra relatada en el antiquísimo Manuscrito de Chichicastenango o Libro de los Consejos, conocido como Popol-Vuh, describe el intento de los cuatrocientos muchachos de poner fin a la vida del primero. Pero….. estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya sabiduría; entonces, su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos…. Así murieron los cuatrocientos jóvenes. Se dice también que entraron en la constelación llamada a causa de ellos el “Montón”

No es sino después del triunfo de Hunalhpú e Ixbalamqué (los gemelos)cuando resucitan y se convierten en Las Pléyades (El Montón). Este mito tiene un profundo sentido astronómico pues estas estrellas “son ángeles que levanta el señor” (dicen los chortis), el día del primer paso del Sol por el Zenit, entonces BRILLAN, repitiendo el acto de resurrección de los cuatrocientos jóvenes. La posición del Sol en el Zenit determina el comienzo de la estación de las lluvias.

El antiguo juego del Palo VOLADOR, tradición que aún subsiste, era la dramatización de esta epopeya. El cielo se representaba por un bastidor de madera de forma cuadrada en cuyo centro se ubicaba un actor que giraba a la par que tocaba una flauta, y en cada uno de los ángulos, se instalaba un joven disfrazado de guacamayo, objetivándose de tal forma el plano cósmico con sus regentes y el dios central, deidad del verano. Cada uno de los actores daba TRECE vueltas, simbolizando el ciclo de cincuenta y dos años con sus articulaciones y vinculación cósmica.

Es evidente que el sentido astronómico queda claramente revelado. El calendario maya se encontraba profundamente ligado a la concepción astrológica, resumida en ciclos:

- Un período de 9 días.

- Un período de 13 días formando un signo; 20 de estos signos formaban un ciclo de 260 días.

- Un período de 20 días que origina el año solar.

- Un año “venusiano” de 584 días.

- Un ciclo de 8 años solares o 5 venusianos.

- Un período de 13 años solares relacionado con los puntos cardinales.

- Un ciclo de 13 años venusianos.

- Un ciclo de 20 años solares o 7.200 días (Katun).

Por encima de éstos un grupo de ciclos mayores:

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