Devaluación En Venezuela
Sabrinasg4 de Marzo de 2014
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Venezuela tuvo una de las mejores actuaciones monetarias de todo el mundo. Sin ánimo de describir la historia, que requiere precisión, podemos decir que hasta el año 1961 Venezuela mantuvo una paridad con respecto al dólar norteamericano de tres bolívares con treinta y cinco céntimos. Dicho cambio había sido una constante desde 1938 y existía un llamado dólar petrolero que se cotizaba inalterablemente a tres bolívares con nueve céntimos.
A principios de ese año 1961, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, debido a los primeros indicios de problemas fiscales, se realizó una devaluación de 34,3% cuando se llevó el cambio a cuatro bolívares con cincuenta céntimos. El cambio de la paridad vino acompañado de un hecho singular. Las monedas de uno, dos y cinco bolívares y las fraccionarias de un real (50 céntimos) y un medio (25 céntimos), que hasta entonces eran de una fina aleación de plata .900 se sustituyeron por similares de níquel. Ya se comenzaba en el mundo, la traición a los acuerdos de Bretton Woods.
Durante el primer mandato del doctor Rafael Caldera (1969-74), como un reflejo de su personalidad, se realizaron dos revaluaciones de diez céntimos de bolívar cada una, equivalentes a 2,22% y 2,27% cada una de ellas. Con ello el bolívar tuvo hasta el viernes negro, 18 de febrero de 1983, un precio constante de cuatro bolívares con treinta céntimos.
El gobierno de Luis Herrera Campíns, motivado por la disminución de las exportaciones petroleras y por la crisis de la deuda latinoamericana se vio precisado a llevar adelante la corrección monetaria de febrero de 1983.
Nos iniciaron y engancharon en el desdichado y aborrecible vicio de la devaluación monetaria.
A partir de entonces y pasando por situaciones distintas de libertad y de control de cambios, pero siempre presente la corrupción de los organismos de control (sic), la tasa cambio se ha despeñado desde aquel 4,30 hasta el equivalente actual de 6.300 bolívares de aquellos por cada dólar norteamericano, es decir 1.465%. Se dice fácil, es muy duro.
La tasa de cambio de una moneda nacional es el precio de ella ante la comunidad internacional. Su valor depende de los bienes y servicios que produce y comercia el país y por lo tanto, tiene mucho que ver con la condición que pueda tener el país entre los extremos de ser un país importador de bienes y servicios o por el contrario, un país que comercia los bienes y servicios producidos por sus nacionales y que consumen en otras naciones.
Este régimen que nos destruye, entre sus acciones, ha logrado que una parte importante del reducido producto de la extracción del petróleo sirva para venderlo a precio muy disminuido a los países amigos. Otra parte se ha hipotecado a los chinos para saldar cuentas que nadie conoce y una fracción, que apenas se acerca a un millón de barriles de petróleo, se la vendamos a EEUU a un precio internacional y lo más importante, cancelado oportunamente.
Como sustraendo de esas operaciones y gracias a los accidentes sufridos en la industria petrolera, nos vemos en la imperiosa necesidad de importar más de ciento diez mil barriles de gasolina cada día, para completar el consumo nacional. Las importaciones las pagamos a su valor internacional y la gasolina la regalamos a menos de 1,6 centavos de dólar por litro de gasolina. Como referencia indicaremos que ese combustible en EEUU vale un dólar el litro y en Europa cuesta un cincuenta por ciento adicional.
El desorden contable de Venezuela hace impensable la evaluación de la situación financiera nacional. Pdvsa, el Banco Central de Venezuela y los llamados fondos que se administran desde Miraflores como si fueran bodegas, impiden que alguien pueda saber nuestra realidad financiera y fiscal. Venezuela, hoy, es "inauditable".
Dicen los estudiosos de la economía que el paso dado de la devaluación carnavalesca, es insuficiente. La consecuencia más probable es un espantoso desabastecimiento. El despilfarro, la destrucción del aparato productivo nacional y el desorden que se ha adelantado en un endeudamiento voraz, presagian que los peores tiempos están por venir. Requerimos de un cambio de rumbo. ¿Quién le pone el cascabel al gato? O lo hacemos todos o nos fregamos.
Desde 1974 la economía del país ha sido manejada por intereses extraños a los venezolanos y sus resultados han sido desastrosos. Los presidentes a partir de ese año han sido inducidos a tomar decisiones desacertadas y se han justificado las medidas erradas con los 5 argumentos conocidos: 1. Moneda sobrevaluada 2. Incentivo a la producción nacional 3. Protección de la fortaleza monetaria 4. Requerido para hacer obras de carácter social 5. dólar barato. Lo peor de todo, es que muchos ¿intelectuales? se creen estos cuentos y piden aún más devaluación, por tener el pecado mortal de un dólar barato para un país petrolero, que hay que castigar con miseria. Considero que los presidentes han sido hombres honestos y quienes se han beneficiado de las medidas erradas son sus asesores económicos, quienes terminan siendo magnates petroleros o funcionarios bien remunerados de organismos internacionales, mientras que algunos de esos presidentes han llegado al fin de sus vidas pobres y/o exiliados.
Las razones que han llevado al gobierno de Hugo Chávez a la devaluación son tres: a) salir de la recesión económica y como consecuencia aumentar el nivel de empleo; b) corregir el déficit público y c) fomentar las exportaciones y encarecer las importaciones y aumentar así las reservas internacionales del Banco Central.
Sin embargo, es necesario considerar que los males de la economía venezolana no proceden solo de un bolívar que, sin duda, estaba sobrevalorado sino y sobre todo por no haber acometido reformas fiscales en profundidad y no haber combatido la ineficacia y corrupción de la clase política. Por tanto la solución a los problemas económicos de Venezuela deben pasar no solo por la devaluación sino también por la reforma fiscal y la aparición de un conjunto de políticos y funcionarios que se comprometan a gobernar el país sin robar un bolívar.
¿Porque la devaluación del bolívar va a generar presiones inflacionistas?
La devaluación de una moneda, en este caso el bolívar, con respecto a otra/s genera presiones inflacionistas básicamente por:
1)Los precios en bolívares de los bienes importados tanto de consumo como de inversión aumentarán (inflación).
2) Los precios, en moneda local (bolívares), de los servicios provenientes del exterior aumentarán (más inflación).
3) Los costes de producción de aquellas empresas cuyas materias primas son importadas aumentarán; entonces si las empresas quieren mantener su margen trasladarán ese aumento a los costes y vía precios al comprador final (más inflación).
4) Los gastos financieros de aquellas empresas que tengan créditos en moneda extranjera se incrementarán; este incremento en los costes financieros se trasladará vía precio al consumidor, si es que la empresa quiere mantener su margen (más inflación).
5) Teniendo en cuenta que la devaluación incentiva las exportaciones, el incremento en éstas, generará un mayor nivel de divisas y, por tanto el banco central deberá comprar una parte emitiendo a cambio bolívares (base monetaria) lo que por el efecto multiplicador aumentará la cantidad de dinero y, por tanto, la inflación.
6) Además un aumento de las exportaciones (aumento de la demanda agregada) generará un esfuerzo mayor sobre el aparato productivo (oferta agregada) lo que también tenderá a tensionar los precios (más inflación).
Perjudicados por la devaluación
Esta devaluación, como todas la devaluaciones, va a tener fuertes efectos redistributivos, perjudicando a los venezolanos que tienen deudas en dólares, reales, euros, etc. que tendrán que convertir ahora más bolívares que antes de la devaluación para pagar esas deudas y beneficiando a los acreedores en dólares que ahora recibirán más bolívares por cada dólar que habían prestado. En el caso particular de la deuda pública venezolana, mucha de ella nominada en moneda extranjera, la devaluación tendrá un impacto muy negativo sobre el déficit fiscal –aumenta la carga de intereses expresado en moneda doméstica– y sobre las futuras necesidades de financiación. En este sentido, la devaluación va a crear más dificultades al Gobierno para hacerse con las divisas necesarias para pagar los servicios de la deuda pública en dólares.
Por otro lado, como vimos que la devaluación va a generar inflación, perjudica fundamentalmente a los perceptores de ingresos fijos, que suelen ser los más débiles (por ejemplo rentistas y jubilados).
Quizá sean las pequeñas y medianas empresas quienes estarán en la situación más comprometida con deudas en dólares y flujos de ingresos (ventas) vinculados básicamente al mercado doméstico (bolívares). Para las familias que mantienen deudas en moneda extranjera, la devaluación aumentará la relación deuda/ingresos provocando recomposiciones en la estructura de gastos del hogar con un efecto negativo sobre el consumo. En términos generales, la devaluación para las familias y pequeñas empresas puede generar un “efecto pobreza”.
A pesar de todos estos problemas parece que, tal como vimos ayer, los beneficios de esta devaluación van a superar a los costes. Pero lo más acertado sería romper con el sistema de tipo de cambio fijo y controlado y adoptar un sistema flotante. Tener tipos de cambio fijo es tanto como aceptar el fracaso de otras medidas de política económica para controlar
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