Doña Barbara
juanmoya17 de Noviembre de 2013
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La doña se refugia en una iglesia cercana y allí ve a Santos y a Marisela, que ha ido a rezar por ella, besándose, por lo que sale de su escondite llena de impotencia y los apunta con una pistola. Pero en ese momento Bárbara recuerda su propia juventud: como le arrancaron la ilusión de su primer amor, como la enterraron en vida, y comprende que no puede hacerle lo mismo a Marisela. Por primera vez se da cuenta de que el amor entre el letrado y su hija es puro y de que ella no tiene nada que hacer. Tras esto Bárbara huye al Miedo, donde va a buscarla Santos para ofrecerle medios que la ayuden a escapar. Allí se despiden, él le confiesa que la sigue amando pero que su relación es imposible y Bárbara se dirige al tremedal, un pantano fangoso oculto en las soledades del llano. Una vez ahí, la doña recuerda toda su vida, le dice mentalmente a Marisela que en el fondo de su corazón siempre la quiso y se despide de los vivos para suicidarse. Marisela ve que el caballo de su madre vuelve a la hacienda sin montura y teme lo que pueda pasar, así que se dirige al tremedal y encuentra a su madre intentando ahogarse en el pantano. Marisela se adentra en las aguas sujeta por una cuerda y consigue que su madre salga con ella. Se van al Miedo y comparten tiempo juntas, se bañan y hablan. Bárbara acepta devolverle la Barquereña, pues ahora que cumplió su venganza ya no necesita ningún tipo de poder, y además decide irse del Arauca y renunciar a Santos para que su hija esté con él. Marisela no quiere perder a su madre ahora que la ha recuperado, pero Bárbara le dice que tiene miedo de que al final acabe matándolos por celos, y además su venganza ya está cumplida, por lo que decide cumplirle el último deseo a Eustaquia: volver a su río grande y a la selva en la que nació. Entonces, Bárbara se sube en una canoa y se va río abajo, con el espíritu de Melquíades y el de Eustaquia guiándola. Marisela y ella decidieron pensar la una en la otra todas las mañanas y así sabrían qué era de sus vidas.
Doña Bárbara acaba en una misión, río abajo, rodeada de muchos niños a quienes trae regalos y cuidada por una monjita. Bárbara se va de viaje y vuelve cargada de medicinas, vacunas y de regalos para los chicos y ayuda a la monja con la misión. Sin embargo, padece una malaria que nunca pudo curar bien.
Santos y Marisela se casan. Nadie interrumpe la boda ni hay ninguna catástrofe. Sólo que Bárbara le envía con unos pescadores, los pendientes que su primer amor, el maestrito Asdrúbal, le había regalado. Le llegan en medio de la boda y Marisela se los pone, pues sabe que significan que su madre piensa en ella y la quiere. Años después: Antonio y Cecilia siguen casados, tienen a Toñito y a Lucía y son felices. Las Terneritas siguen casadas y tienen varios hijos. Gervasia, que perdió a Carmelito, ha encontrado un novio y está feliz con él. Genoveva al final decide darle el sí a Pajarote (después de tener dos niños) y se casan. Santos y Marisela tienen dos niños y Marisela está a punto de dar a luz. Al final, la niña nace el día de la boda de Genoveva. Según la escritora de la novela, Santos y Marisela se aman y serán felices, pero el recuerdo de una mujer única e indomable los perseguirá a través de los ojos y el corazón salvaje de esa bebé por quien los rebullones han vuelto al Arauca.6
Esa noche, en la misión, Eustaquia y Melquíades se le aparecen a Doña Bárbara en su lecho y la invitan a ir al cielo. Doña Bárbara pregunta si está muerta y el indio responde que ella no puede morir porque es una leyenda y las leyendas se quedan en el alma de la gente para siempre. La Doña sonríe y se monta en la canoa con ellos. "¿Con quién vamos?" pregunta Eustaquia. "Con Dios y con la Virgen," contesta Doña Bárbara.
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