El Amor Lo Llevo Por Caminos Equivocados

La falta de un padre que lo amara fue lo que llevó a José Ángel Méndez, de Guatemala, a convertirse casi en un monstruo.

Desde el vientre de su madre parecía que José Ángel estaba destinado a sufrir. Su padre era un hombre violento que agredía constantemente a su madre. Por temor y para protegerlo, ella tomó la decisión más difícil y lo dio en adopción.

Este acto de amor de su madre para que él tuviera una mejor vida no fue la decisión ideal. Sus padres adoptivos eran víctimas alcoholismo que volvió agresivos.

“Era una familia donde para todo era licor. Mi madre más que todo cuando estaba tomada lo que hacía era golpearme”.

A pesar de que el deseo de su madre biológica era que José no fuera víctima de la violencia como le sucedía a ella, él cayó en una familia que le propiciaba constantes maltratos físicos; muchas veces, crueles.

El tiempo le traería más desgracias. En su casa, un primo abusó sexualmente de él. Las violaciones parecían no tener fin y a esto se le añadiría una verdad que haría su vida miserable: la confesión que le hizo su abuela materna sobre su adopción.

Esa fue la peor noticia que le podrían haber dado, pues no podía aceptar el hecho de que no pertenecía a esa familia.

“Vino una vez mi madre bajo los efectos del alcohol, me dijo que ella había tenido una hija y que se murió y que yo.

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