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EL AMOR HACIA EL CAMINO


Enviado por   •  25 de Febrero de 2015  •  745 Palabras (3 Páginas)  •  226 Visitas

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MITOS DE LA CREACIÓN

Para una mentalidad realista y racional como la helénica resultaba muy difícil la comprensión de la eternidad y del vocablo infinito; era más lógico pensar que todo había tenido un principio, incluso los dioses. Si acaso hay “algo” que, en la mayoría de los relatos mitológicos sobre la creación parece preexistente, es el Caos, abismo sin fondo, espacio abierto sumido en la oscuridad en donde andaban revueltos todos los elementos: el agua, la tierra, el fuego y el aire. Nada tenía en él forma fija y durable, todo estaba en constante movimiento con inevitables choques, los elementos congelados contra los abrasadores, los húmedos contra los secos, los blandos contra los duros y los pesados contra los ligeros. Es decir, el Caos es el Vacío primordial, pero concebido como un enorme recipiente para albergar elementos en forma desordenada. Caos es a la vez Nada y Algo, ¿materia y antimateria o en realidad un primer dios? Pronto se produciría lo que empleando, términos actuales sobre el origen y expansión del Universo, llamaríamos el Big-Bang, la gran explosión que arruinaría al caos y provocaría lo que en el Génesis se relata como Creación por obra de Yahvé, único Ser Supremo. Éstas son las diversas versiones helénicas:

La creación según Hesíodo

Es el relato más conocido, el que ha quedado como clásico, por ello primer lugar, dada su importancia. Sin embargo, otras narraciones, no por menos conocidas, son también muy atractivas.

Según Hesíodo, en un principio sólo existía el Caos. Después emergió Gea (la tierra) de ancho pecho, morada perenne y segura de los seres vivientes, surgida del Tártaro tenebroso de las profundidades, y Eros (el Amor), el más bello de los dioses. Del Caos nada podía esperarse, hasta que de la acción de Eros, principio vital, salieron Érebo (las tinieblas), cuyos dominios se extendían por debajo de Gea en una vasta zona subterránea, y Nix (la oscuridad o la noche). Érebo y Nix tuvieron amoroso consorcio y originaron al Éter y Hemera (el Día), que personificaron respectivamente la luz celeste y terrestre.

Con la luz, Gea cobró personalidad, pero como no pudo unirse al vacío Caos, comenzó a engendrar sola y así mientras dormía surgió Urano (el Cielo Estrellado), un ser de igual extensión que ella, con el fin de que la cubriese toda y fuera una morada celestial segura y eterna para los dioses. También produjo las montañas, para albergue grato de las Ninfas, que escogieron para ello frondosos bosques.

Urano -la pareja primigenia, el Cielo y la Tierra, es propia de muchas mitologías y se encuentra en lugares tan remotos como Nueva Zelanda, donde aparecen respectivamente como Rangi y Papa, y el relato sigue una línea semejante al de Hesíodo- contempló tiernamente a su madre desde las elevadas cumbres y derramó una lluvia fértil sobre

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