El Castillo

Robert Redford vuelve a interpretar un rol carcelario muy al estilo de "Brubaker", que en 1980 fue todo un éxito para su carrera, sólo que ahora el recluso es un general que debe librar su propia batalla tras las rejas.

El General Irwin (Redford) es un héroe de guerra sentenciado a purgar una condena por desobedecer órdenes superiores (obviamente por razones heróicas), encerrado en una prisión militar bajo las órdenes del Coronel Winter (James Gandolfini), un militarucho fanfarrón que no le durará ni para el arrastre al buen Irwin.

"El Ultimo Castillo" es un filme dirigido por Rod Lurie, quien continúa con el esquema de la traición al patriotismo luego de su filme "La Conspiración" ("The Contender", 2000), que sin embargo en esta ocasión se convierte ya (tanto en forma como en fondo) en una necedad chauvinista.

Así, Irwin lleva la lucha por su verdad a límites nada creíbles en pos de los "mejores" valores del american way, representados "heróicamente" por este personaje que exhuda un patriotismo (que en realidad resulta patrioterismo) tan exacerbado, del cual aparentemente sólo son capaces de ejercer los militares del ejército estadounidense, encarnados en Irwin a la manera de límpidos defensores de la libertad en contra de traidores que "manchan" el honor del uniforme castrense.

Si bien "La Conspiración" era un interesante thriller político, "El Ultimo Castillo" intenta ir más allá, cayendo irremediablemente en la extrema tentación de expresar un amor patrio en niveles que únicamente podrían ser compartidos por el público gringo y que, verdaderamente, están de sobra y hasta de mal gusto resultan para la concurrencia cinéfila del resto del mundo.

Sin embargo, "El Ultimo Castillo" apuesta por darle una medalla a los excesos de Irwin, aunque tal vez lo más disfrutable del filme no sean los afanes del personaje protagónico, ni las secuencias bélicas escenificadas con evidente regocijo por parte de Lurie, sino la estereotipada interpretación de Gandolfini (el mafioso de "Los Sopranos") en su interpretación del villano militar arquetípico, quien a pesar de todo se gana nuestra simpatía en lugar de Redford, ya que resulta por demás simpático seguir sus predecibles (aunque bien interpretadas) acciones.

Cabe mencionar que el realizador Rod Lurie, paradójicamente, reflejó inconscientemente sus propios sueños de grandeza militares (por no decir sus más fumados sueños guajiros), ya que él mismo es egresado de la academia militar de West Point, lo cual supuestamente le dio cierta autoridad para hacer este filme. Imagínese usted si no supiera nada de las fuerzas armadas, realmente no podríamos imaginar cuánto peor le hubiera salido "El Ultimo Castillo".

(Estados Unidos,

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