El “MITRAILLEUR DE LYON”
Enviado por doraangeles • 11 de Enero de 2015 • 411 Palabras (2 Páginas) • 510 Visitas
CAPITULO II
El “MITRAILLEUR DE LYON”
(1793)
En Lyon se llamó Chalier, un sacerdote escapado y antiguo comerciante. Juan Jacobo Rousseau es un idealista cuando cae la bastilla coge una piedra de baluarte y cargando con ella seis días y seis noches. El pueblo ve en él una caridad ardiente y compasiva. En él se concentra todo el amor y contra él va todo el odio. Y al primer motín lo encierran en la cárcel.
Finalmente matan a Chalier de una manera horrenda. La contienda y rebelión conmueven a la republica de una a otra frontera. Y pensaban que preferían guerra a que hubiera paz sin toma de flaqueza. “mejor sucumbir que pactar” las armas decidirían entre acción y revolución.
El 9 de octubre conquistan la segunda capital de Francia. Este es el dia mas esplendido de loa revolución francesa. El 12 de octubre el presidente propone el documento donde se pide la destrucción de la segunda capital de Francia. Nadie se atreve a protestar contra esta petición Couthon el antecesor de Fouché decide parar y para ello necesita hipocresía. Aunque use palabras de aliento no piensa llevarlas a cabo.
Piensan que Couthon no es capaz de llevar venganza tan ejemplar y envían a Collot d’Herbuis y a José Fouché. Para entusiasmar y justificar el radicalismo se creó un lenguaje cierto. Así nacen las guerras y los crímenes políticos por palabras peligrosas.
El 7 de noviembre llega Collot y el 0 José Fouché, y comienzan inmediatamente su trabajo. Se hace un altar y se lleva cuerpo y cenizas de Chailer. Dicen que no tienen tiempo ni9 favores que otorgar, solo escuchan la venganza que pide el pueblo. El 4 de diciembre son sacados 70 jóvenes y son matados con cañones. Después se hace lo mismo pero a 200 personas. Y hacen saber que están cobrando venganza. Mil seiscientas ejecuciones dan fe que Fouché ha dicho la verdad. Collot va a Paris y convence a la convención que aprueba las ejecuciones. Collot se queda en Paris para vigilar las opiniones de los comités y Fouché se queda a cargo de las matanzas. Fouché presiente que la convención planea algo.
El 6 de febrero suspende las martilladas y solo la guillotina sigue cortando algunas cabezas. Los habitantes de Lyon ven a Fouché como su salvador. Ya tiene plan por si lo acusan de algo bueno o malo. Fouché le echa la culpa a su compañero. Pero lo citan en Paris para justificar los acontecimientos. Está acusado de piedad excesiva.
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