Reseña de martyn lyons, "historia de la lectura y escritura en el mundo occidental"

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   “Historia de la lectura y de la escritura en el mundo occidental”                    

Reseña del libro de Martyn Lyons

Martyn Lyons, su libro “Historia de la lectura y de la escritura en el mundo occidental”, editado en Buenos Aires, Editoras del Calderón, 2012, 429 páginas. El sello editor, abre una colección (Scripta Manent), bajo la dirección de Antonio Castillo, profesor de Historia de la Cultura Escrita en la Universidad de Alcalá. 

[pic 5]MARTYN LYONS (Londres, 1946) estudió en la Universidad de Oxford y en 1977 se trasladó a Sídney, donde es Profesor en la Escuela de Historia y Filosofía de la Universidad de Nueva Gales del Sur. Ha publicado numerosos trabajos sobre la Francia revolucionaria y el período napoleónico, aunque desde hace ya tiempo sus investigaciones se orientan hacia la historia de la escritura y de la lectura, tanto en Europa como en Australia, realizando importantes aportes a esta disciplina.

           El libro fue presentado en “La Panadería de Pablo” (un restaurante del chef Pablo Massey, ubicado en el barrio de San Telmo, Buenos Aires, Argentina) en agosto de 2012,  a través de una videoconferencia. Martyn Lyons explicó: “Si imagináramos la historia de la comunicación textual como el año calendario  podríamos ubicar el principio de la escritura en la Mesopotamia el 1 de enero. El invento del códice, en cambio, estaría en septiembre. Podríamos decir que Gutenberg desarrolla su imprenta de tipos móviles a fines de noviembre. Internet, el cambio más fundamental, nació alrededor del mediodía del 31 de diciembre y los libros electrónicos, cerca del atardecer”.  Esta explicación resulta  gráfica y sintética para tener una breve referencia acerca de los temas que aborda en su libro. También podemos ir vislumbrando cuál es su opinión respecto de la era digital, caracterizando a internet como “cambio fundamental” y no así de la imprenta.

            Lyons aporta su mirada acerca de los comienzos de la escritura y la lectura, desde el papiro al códice, la lectura silenciosa, interpreta hechos de la historia que influyeron en la industria del libro, analiza los avances tecnológicos como la imprenta y la era digital. Es un texto conciso, con un lenguaje claro, no es necesario ser un experto para abordarlo. Va argumentando su postura en cada tema tratado, apoyándose en autores y estudiosos del tema.

    Una vez que nos adentramos en el libro surge el interrogante sobre si es correcto pensar los buenos augurios que se le atribuyen a la tecnología para cambiar el mundo y construir un futuro mejor para todos. ¿Es así? ¿Ocurrió con la imprenta? ¿Ocurrirá en esta era digital que estamos viviendo? En el capítulo 13, Lyons hace la pregunta en forma abierta, pero desde un comienzo nos lleva a reflexionar sobre los cambios que se sucedieron con la lectura y la escritura, lo que favoreció y lo que perjudicó en la cultura del hombre, lo que fue y lo que no, lo que se vaticinó y lo que   realmente pasó.

    El capítulo 2 hace hincapié en los orígenes de la escritura y parece que desde un comienzo fue un bien restringido a una pequeña minoría, las élites se arrogaban ese poder. Sirvió para generar burocracia, mayor opresión y control sobre las clases más agobiadas.  El autor genera una discusión muy interesante sobre las culturas escritas y las orales. Cita a dos autores: Jack Godoy y Walter J. Ong, quienes sostienen que la cultura escrita significó para el hombre un avance decisivo para desarrollar un pensamiento crítico y ayudó a que la ciencia a se impusiera sobre el mito y la razón por sobre la costumbre. Lyons utiliza esos argumentos para refutarlos y exponer los suyos, generando el debate, obligando al lector a tomar postura: ¿cómo es que sociedades sin alfabeto o una alfabetización extendida lograron un sofisticado nivel de comprensión del mundo?, ¿una anula a la otra?, ¿una se convierte en cultura residual por la existencia de la otra?, ¿pueden coexistir?, ¿qué se gana y qué se pierde?, ¿qué pasa con las tradiciones colectivas? ¿y la retórica?, ¿la cultura escrita es significado de progreso y modernidad? Además trata dos hechos importantes que surgen en la Edad Media: la aparición del códice y la lectura silenciosa, se modificaron hábitos en el lector y el soporte de la escritura comenzó a adquirir formatos similares al libro, que aún hoy perdura. El lector comienza a meditar y reflexionar sobre los textos, es el artífice de la lectura, adquiriendo características personales, únicas e individuales.

     En el capítulo 3, Martyn Lyons se plantea si realmente la imprenta fue un agente de cambio. Cita a Elizabeth Eisenstein,  manifestando un verdadero respaldo a esta revolución. Por otro lado expone las ideas de Marshall McLuhan, quien sostiene que la imprenta modificó la vida de los estudiosos de aquellos que tenían acceso a los libros y libertad de lectura, difundiendo las ideas de la Revolución, generando textos permanentes, contribuyendo a la normalización de la lengua, aumentando la industria del papel y la siderurgia para la fabricación de los tipos móviles. No obstante, afirma que la imprenta no modificó en absoluto la vida de la gente común y corriente. Lyons, se pregunta incluso si la noción de revolución no fue alimentada por la Revolución Francesa para difundir el pensamiento de Rosseau y Voltaire, exaltando la figura de Gutenberg.

          Por otro lado, admite que el principal cliente de la imprenta fue la Iglesia Católica, comerciantes y autoridades políticas. La imprenta surgió allí donde hubiera un centro comercial o una universidad. McLuhan y Lyons adhieren a la idea de que la imprenta generó un monopolio clerical del conocimiento. Transformó al hombre social en individual, alejándolo cada vez más de su grupo, alienando el sentido del tacto y la audición, ofreciendo nuevas formas de dominación para los oprimidos. Pone en duda los aspectos positivos que “revolucionaron” la imprenta, el formato del códice perduró, la confiabilidad y la autoridad de los editores no eran inherentes a la forma impresa, la autenticidad era una lucha para los autores, el nacionalismo se difundió por canales orales debido a que la mayoría de la población era analfabeta; otro punto importante a destacar es que el libro impreso era muy costoso, sólo accesible a una minoría. Lyons concluye este capítulo afirmando el carácter significativo de la imprenta, quitándole el de hito revolucionario.

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