El análisis de la novela El Lobo

• Al inicio de la obra Hill y Henry salen con su trineo y sus seis perros provistos de todas las cosas necesarias para una larga travesía, contaban por supuesto con todas las vicisitudes propias de la nieve, pero no sabían que su mayor amenaza no era el hielo, ni el frío, ni el escaso alimento que en esos sitios desolados se puede encontrar, y no fue sino hasta que sus perros empezaron a desaparecer que se dieron cuenta de que la muerte los asechaba desde la espesura del bosque de abetos. El primero en desaparecer fue oreja cortada y pensaron que se habría escapado, después desapareció gordillo y entonces si tuvieron la certeza de que una fiera los asechaba; se sabían en condiciones de combatir contra cualquier animal salvaje, pero en esta ocasión se trataba de una jauría completa y ante ello, con recursos limitados, muy poco podían hacer.

Convencidos de que un lobo se metía furtivamente en su campamento se prepararon para hacerle frente, pero en esta ocasión la naturaleza fue superior, pues desestimaron la astucia de un animal tan suspicaz como lo es el lobo.

Pensando en que esa noche estarían alertas ante cualquier intruso que osara intentar penetrar en su campamento, avivaron las llamas de la hoguera y se dispusieron a esperar, pero los minutos se convirtieron en horas y el sueño no les permitió esperar durante mucho tiempo despiertos. Al desaparecer el tercer perro se dieron cuenta de que el arma de esa jauría no era la violencia, ni la ferocidad de sus miembros, sino que, inteligentemente usaban como señuelo a una loba que los perros seguían uno a uno como tiernos corderitos.

Supieron entonces que era necesario salir de ahí lo más pronto posible porque el hecho de que la jauría adivinara cada una de las acciones de defensa que ellos emprendían les hizo pensar que se trataba no de lobos salvajes, sino de animales que ya habían tenido contacto con el hombre y conocían, incluso, el poder de las armas de fuego.

El primero en morir a manos de la jauría fue Hill, que decidió ir a buscar a las fieras y darles muerte pero jamás regreso, por lo que Henry tuvo la certeza de que su compañero había muerto, de manera que se preparó para partir lo antes posible ya que no quería correr la misma suerte. Sin embargo la suerte ya estaba echada y un hombre con armamento y municiones limitadas, con las fuerzas minadas por el clima y la falta de sueño provocadas por la vigilia prolongada, se encuentra en franca desventaja ante un peligro tan grande. Cuando se disponía a partir la jauría se hizo presente y a pesar de sus intentos por combatirla es atacado ferozmente; en un intento desesperado por salvarse hace un circulo de fuego y cava un hoyo en medio del mismo en el que se entierra envuelto en mantas y ropa para que las bestias no huelan su sangre y su miedo, sabiendo que el fuego los mantendría alejados; sin embargo

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al extinguirse el fuego, despierta malherido para encontrarse frente a frente con los gélidos ojos metálicos de la loba, trata de salvarse y aviva la hoguera, esto aleja de nueva cuenta a las bestias, pero lo hace sufrir severas quemaduras lo que termina por vencerlo y pierde el conocimiento. No se da cuenta de que ago había hecho huir a los animales y no era precisamente el fuego, sino un grupo de hombres que lo encuentran presa de alucinaciones en medio de la nieve y lo rescatan.

Aunque el anterior relato aparentemente no tiene nada que ver con la historia de Colmillo Blanco, London lo utiliza como un referente para que podamos apreciar como es la vida tanto de los hombres en Alaska, como de los animales; cada uno con sus armas, con sus propias fuerzas lucha por su supervivencia, ya sea de una manera justa o no.

Hasta este punto, el protagonista de la historia no es más que una posibilidad que finalmente ve la luz en un cubil oscuro del Mackenzy que nace de la relación entre una perra-loba y un lobo, desde el principio se diferencia de sus hermanos lobeznos, era gris, un autentico lobo carente del pelaje rojizo de sus hermanos y mostró una astucia y coraje que fueron los dos valores que a la postre le harían un autentico vencedor. La curiosidad propia de quien se abre al mundo lo hace aventurarse fuera de la cueva junto con su madre y un indio llamado

Castor Gris reconoce a su madre y la llama a su lado. El lobezno la sigue y es bautizado por el indio "Colmillo Blanco", por la blancura de sus dientes. Madre e hijo se quedan a vivir en el poblado nómada, aunque más tarde la vida los separará. El indio y su familia se quedarán con Colmillo Blanco como su perro y el es feliz ahí. La curiosidad propia de quien se abre al mundo lo hace explorar su entorno y el se maravilla por la naturaleza, el agua,

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