El embarazo y el parto en la mujer mexica

El embarazo y el parto en la mujer mexica (2a de tres partes)

La comadrona, por cuyos cuidados nacen los niños, que acomoda la matriz, que hace alumbrar a la mujer, habla [a los padres de la futura madre] y dice: Oigo y entiendo sus palabras, sus sentencias, y sus llantos y pesar. Es a causa de ella, su piedra preciosa, su pluma de quetzal, la joven que es tal vez su hija de en medio, es tal vez su hija mayor, es tal vez su hija menor, por quien lloran y se lamentan, es por ella por quien se apesadumbran.

Entonces la partera misma enciende el fuego, calienta el temazcal y mete en él a la mujer. Allí palpa la panza de la embarazada, endereza al niño, lo pone derecho, lo cambia de posición, lo pone derecho, lo coloca bien. Recomienda a la embarazada que no masque chicle, pues el niño tendrá los labios muy grandes y no hará sino abrir y cerrar la boca. Se dice que por esto sus labios crecerán, se harán anchos, no podrá mamar, se morirá.

Le dirá que no es bueno mirar cosas enojosas, que asusten, que mortifiquen, pues lo mismo sucederá al niño. También [recomienda que] debe dársele a la embarazada cuanto desee al instante, sin tardanza, pues el niño sufrirá si no le dan cuanto quiere al momento.

La partera la instruye para que cuando el niño no esté grande todavía, durante el primer mes, el segundo, el tercero, debe acostarse con su marido a veces, para que el niño sea robusto; si no, llegará al mundo enfermizo, no será fuerte. Y la partera instruye a la embarazada y a su madre para que cuando se acerque el término, cuando su panza esté grande, ella [la embarazada] y su marido no tengan placer uno con otro, ni siquiera de vez en cuando, no debe tener copula alguna, pues el niño no nacerá limpio, nacerá cubierto de suciedad, como si lo hubieran bañado en un atole espeso y por eso se conocerá que nunca pararon, que siguieron copulando todo el tiempo que estuvo embarazada, como si no tuvieran vergüenza. Dicen que el semen se pega a sus miembros, es decir, a su matriz, y que se desparraman alrededor de la bolsa del niño y por eso no puede nacer, no puede salir al mundo y allí muere. Por esto muere también la madre y se le llama “guerrera mujer”.

Thelma Sullivan, “ El embarazo y el parto en la mujer mexica”, La mujer en el mundo prehispánico, número 29 de la edición regular de Arqueología Mexicana.

IMAGEN: La diosa Tlazoltéotl, patrona de las parteras mexicas y de los temazcales o baños de vapor, se ve en la entrada de uno de estos edificios. Códice Tudela, f. 62r.

Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces

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