ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ensayo Juan Pablo Duarte


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  4.477 Palabras (18 Páginas)  •  795 Visitas

Página 1 de 18

(1813-1876) (Santo Domingo-Caracas, Venezuela). Padre de la patria. Nació el 26 de enero de 1813, hijo de Juan José Duarte, comerciante español nacido en Vejer de la Frontera, provincia de Cádiz (España) y Manuela Diez y Jiménez, oriunda de El Seibo, República Dominicana, a su vez, de padre castellano y madre seibana.

Según el investigador dominicano Pedro Troncoso Sánchez, es muy probable que el padre de Duarte llegara al país después de firmado el Tratado de Basilea en 1795. ("Vida de Juan Pablo Duarte", pág. 18).

Sin embargo, luego que las tropas de Toussaint ocuparon esta zona (1801) en cumplimiento del acuerdo estipulado por ese tratado, salió del país con su familia con destino a Puerto Rico. Allí le nació un hijo: Vicente Celestino.

La familia Duarte y Diez, regresó después de terminada la guerra de la Reconquista en 1809, cuando nuestro suelo volvió a ser colonia española.

Su padre "trabajó tesoneramente y con provecho, en su negocio de efecto de marina y ferretería en general en la zona portuaria del Ozama, único en su género en la ciudad. En esta época nacieron, además de Juan Pablo Duarte, dos de los cinco hijos llegados a mayores: Filomena y Rosa, y otros fallecidos en la infancia" (Troncoso Sánchez, Ob. cit., pág. 19). Era un hombre de recio carácter, en los momentos difíciles de los primeros momentos de la ocupación haitiana (1822), fue el único comerciante peninsular que se negó a firmar el manifiesto de adhesión a Haití.

Juan Pablo Duarte fue bautizado el 4 de febrero de 1813. Las primeras lecciones de su educación formal, la recibió primero con su madre, y luego con una profesora de apellido Montilla, quien dirigía una pequeña escuela de párvulos.

De aquí pasó a una escuela primaria de varones cuyo nombre se desconoce, donde dio tempranamente muestra de poseer una inteligencia privilegiada. Más tarde fue admitido en la escuela de don Manuel Aybar. Aquí completó sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.

Después de unos cuantos años, niño aún, recibió clase de teneduría de libros, para luego pasar, ya un adolescente, a recibir la orientación de uno de los más sabios profesores de la entonces recién cerrada Universidad de Santo Domingo: el doctor Juan Vicente Troncoso. Con él estudió filosofía y derecho romano. Aquí también ofreció prueba de una gran vocación de superación, de amor por los estudios.

Deseosos sus padres de no interrumpir las proyecciones en el campo del conocimiento de su hijo, con grandes sacrificios decidieron enviarlo a estudiar al exterior.

Se ha dicho que ya adolescente, comenzó a germinar en su espíritu el ansia de liberar a su tierra de la dominación haitiana. Pero no hay pruebas de ello. El único informe que se tiene al respecto es que, cuando emprendió su viaje con destino a España, vía Nueva York, en el curso del viaje a esta ciudad, el capitán del buque y don Pablo Pujol —a quien fue recomendado— se pusieron a hablar mal de Santo Domingo, y al preguntarle el primero a Duarte si no le daba pena decir que era haitiano, éste respondió: "Yo soy dominicano". Según datos que merecen crédito, el viaje se llevó a cabo en los finales de 1827 o a principios del 1828, es decir, cuando su edad frisaba en los 15 años.

De Nueva York —donde probablemente pasó algunos meses, pues se perfeccionó en "el estudio de idiomas"— emprendió rumbo hacia España, deteniéndose en Londres y en París. Ya en la península ibérica se ubicó en Barcelona, donde tenía familiares.

Es indudable que este viaje le abrió nuevas y amplias perspectivas. Se ha hablado mucho en relación con este punto. En un ensayo poco conocido, Joaquín Salazar sostiene que su estancia en Nueva York le permitió adentrarse en las intimidades de la política norteamericana de entonces. Y refiriéndose a su permanencia en Londres, Félix María del Monte —que más tarde se convertiría en discípulo suyo y en traidor a su ideario— expresa que se interesó en el conocimiento de las instituciones y la política inglesa. Pero como de nada esto hay pruebas documentales fehacientes, forzoso es llegar a la conclusión de que lo dicho por estos autores merece poco crédito.

De su breve estancia en Francia nada se sabe. Sin embargo, hay que presumir que, hallándose este país en el umbral de un importante movimiento revolucionario, algo tuvo él que captar, pese a su juventud, sobre las causas de la inquietud política allí reinante. A ello debió haber contribuido la admiración que probablemente sentía —dadas su inteligencia y el ansia de justicia que latía en su alma— por la gesta de la Revolución Francesa. Para entonces, lo cierto es que toda Europa se hallaba en plena ebullición política, y que fue durante el tiempo que pasó en Barcelona —tiempo que cubrió casi con toda seguridad más de dos años— cuando el viajero se sintió atraido a fondo por esta ebullición.

Cuatro doctrinas políticas sacudían en esos momentos a aquel continente el romanticismo, el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo utópico.

Duarte, en el marco de aquella ebullición de nuevas concepciones sobre la vida político-social, se sintió en gran parte ganado por determinados aspectos de las dos primeras. Hay, además, indicios probatorios de que aprovechó su estancia en Barcelona para estudiar derecho. Fue indudablemente entonces cuando comenzó a perfilarse su ideario político, en el cual el nacionalismo y el liberalismo fraternizan, levantándose sobre un fondo romántico, pensó que nuestro pueblo era depositario de una cultura propia, que lo hacía digno de la independencia política. Alcanzada ésta, la nación debía organizarse sobre la base del institucionalismo de la democracia representativa, que a su vez era un fruto del pensamiento liberal. Puesto que respondían a culturas distintas, sostuvo que entre "los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión". Esta imposibilidad no nacía, pues, de diferencias raciales —que antirracismo no admitía— sino culturales.

De regreso al país se lanzó a una lucha sin tregua por concretar el propósito que alentaba. En aras de esta lucha, no escatimó sacrificios. Pese a que pertenecía a una familia importante de la burguesía comercial capitaleña, marginó todo afán de lucro, y rápidamente encontró discípulos y se convirtió en la figura cimera del nuevo movimiento. Era ya el maestro,en camino de devenir el Apóstol.

Fue en el seno de la clase media urbana donde sus ideas encontraron mayor eco. Para entonces, casi toda

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (27.6 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com