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Estudios Juridico


Enviado por   •  23 de Agosto de 2013  •  1.906 Palabras (8 Páginas)  •  266 Visitas

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1; Aprocimaciones al liberalismo

Neomercantilismo: una vuelta a las ideas mercantilistas que combatió Adam Smith y los liberales clásicos. Estas ideas consistían en defender a determinadas empresas (sobre todo dedicadas a la exportación) de la competencia extranjera.

Lobbismo o amiguismo: que el estado defienda los intereses de amigos del gobernante o de grupos de poder especialmente poderosos para el chantaje.

Anarcocapitalismo: es una postura política que pide la eliminación del estado pero no de la propiedad privada. Defiende que los tratos sean voluntarios. También reciben el nombre de "ultraliberales" por parte de sus detractores.

Monetarismo neoclásico: es una escuela económica, que tuvo su centro en Chicago y cuyo más famoso representante fue Milton Friedman, que surgió en una época donde la economía capitalista era keynessiana mayoritariamente. Abogaban por volver al liberalismo clásico en algunas cosas. Ronald Reagan encarnó en la política de forma más o menos fiel esta idea económica. Algunos llamaron "revolución neoliberal" a esta vuelta parcial al liberalismo clásico. En esta acepción el neoliberalismo sería una mezcla de keynessianismo y liberalismo clásico.

Socioliberalimo: una mezcla de la socialdemocracia y el liberalismo progresista. Frente al liberalismo clásico donde el estado se limitaba a garantizar seguridad y justicia, hay hoy corrientes liberales (las mayoritarias) que abogan porque el estado garantice igualdad, progreso y bienestar a través de la educación, la investigación y la sanidad pública sin dejar de defender las libertades individuales y derechos civiles. Un ejemplo de libre mercado y estado del bienestar lo presentan los países nórdicos.

Minarquismo: reducción del estado al mínimo. Esta es la definición de neoliberalismo en la RAE aunque no aclara cual es ese mínimo o si se trata de algo subjetivo que decide cada uno.

Al ser un término tan ambiguo se desaconseja el uso de esta palabra siendo preferible utilizar cualquiera de los términos que aquí se han expuesto para matizar el sentido que se desea darle. Hay que añadir que se ha ido convirtiendo en un insulto usado para describir cualquier conducta avarienta o injusta que se produzca en economías capitalistas.

Origen y políticas.

El término nació de la necesidad de diferenciar el liberalismo económico (previo a la Primera Guerra Mundial), de los modelos económicos de la democracia liberal surgidos durante la Guerra Fría, siendo el neo-liberalismo en todos los casos, un conjunto de ideas bastante alejadas de la ortodoxia liberal del siglo XIX.

El llamado neoliberalismo en cierta medida consiste en la aplicación de los postulados de la escuela neoclásica en política económica. No define una teoría económica concreta, y se usa más para referirse a la institucionalización de un sistema en el comercio mundial. Tampoco el neoliberalismo es una filosofía política unificada debido a la diversidad de escuelas y movimientos que se le suelen relacionar. Aunque sí existe un alto acuerdo sobre qué medidas políticas y concretas adoptar, aunque existan diferencias menores entre diferentes proponentes.

En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.[1]

Entre las cuestiones ampliamente promovidas por el neoliberalismo están la extensión de la iniciativa privada a todas las áreas de la actividad económica o la limitación del papel del Estado. Entre las ideas y los principios introducidos por el neoliberalismo y ausentes en el liberalismo clásico, están el principio de subsidiariedad del Estado (desarrollado por los ordoliberales alemanes, que habían puesto en marcha algunas de sus propuestas en el denominado Milagro alemán de posguerra), y en especial, el monetarismo de la Escuela de Chicago que, desde mediados de los años 50, se convirtió en crítico opositor de las políticas de intervención económica que se adoptaban en todo el mundo, junto con aportaciones del enfoque macroeconómico keynesiano.

A finales de los años 70, estas teorías ganaron amplia popularidad en el mundo académico y político por dar respuesta al fracaso del keynesianismo en la gestión de la crisis de 1973. Las ideas keynesianas sugerían una relación inversa entre inflación y empleo, tal como sugiere la curva de Phillips. Sin embargo Milton Friedman había señalado que esa relación no era necesaria, como quedó demostrado por el fenómeno de la estanflación. El nuevo escenario estanflacionario desafiaba los postulados keynesianos, en esas circunstancias, las ideas monetaristas revivieron audiencia y credibilidad, como consecuencia se implementaron nuevas medidas antikeynesianas como simultanear acciones antirrecesivas y antiinflacionarias. La crítica de los monetaristas tenía tres vertientes:

1. Discutían el uso del aumento de la masa monetaria como instrumento para crear demanda agregada, recomendando mantener fija dicha magnitud;

2. Desaconsejaban el uso de la política fiscal, especialmente el uso del constante déficit presupuestario, poniendo en duda el multiplicador keynesiano; y

3. Recomendaban una reducción en los gastos del Estado como única forma práctica de incrementar la demanda agregada.

La mayor parte de los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin a la predominancia que el keynesianismo tenía en la mayoría de las escuelas de pensamiento económico desde los años 30. Tanto Margaret Thatcher como la administración de Ronald Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales[cita requerida]. En el Reino Unido, se realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público que, si bien tuvo consecuencias negativas en el corto plazo en el terreno social, reactivó la economía y dio un gran dinamismo al sector productivo. En los Estados Unidos, similares medidas chocaron con el aparato político y la vocación militarista del entorno de Reagan, por lo que solo se logró crear un gran déficit fiscal (las iniciativas de reducción de impuestos prosperaron pero no las de control del gasto social o del gasto militar, que eran las principales partidas del gasto público).

Se aprecia en el régimen militar de Augusto Pinochet en Chile, un modelo económico monetarista con algunos rasgos keynesianos, siendo estos manejados por su equipo de economistas, los Chicago Boys. Estos serían vitales para la reestructuración económica de Chile marcada por las crisis

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