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FALANGISMO


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2014  •  3.415 Palabras (14 Páginas)  •  294 Visitas

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FALANGISMO

Es la versión española del fascismo que se formó bajo la influencia italiana y alemana a comienzos de los años 30 del siglo XX como reacción a la tendencia socializante de la segunda república española. Después de la Guerra Civil (1936-1939), con la dictadura del general Francisco Franco (1892-1975), el falangismo llegó al poder y se mantuvo durante la larga dominación franquista en España.

Francisco Franco Baamonde fue un oscuro oficial nacido el 4 de diciembre de 1892 en El Ferrol, al norte de España. En 1907 ingresó en la Academia Militar de Toledo y comenzó su carrera castrense en las fuerzas del ejército español acantonadas en Marruecos. En 1926 ascendió a general de brigada. Dos años después, durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, dirigió la Academia General Militar de Zaragoza. En la II República iniciada en 1931 condujo la represión contra la insurrección de los obreros asturianos en octubre de 1934 y un año después asumió la jefatura del Estado Mayor por designación del ministro de la guerra, José María Gil-Robles. Tras el triunfo electoral de la coalición de izquierdas denominada Frente Popular, el 16 de febrero de 1936, el presidente Manuel Azaña sacó de Madrid a dos oficiales que le inspiraban muy poca confianza por sus antecedentes golpistas: el general Francisco Franco y el general Manuel Goded. Al primero lo destinó a las Canarias y al segundo a las Baleares. España vivía circunstancias muy difíciles en ese momento. Se había convertido en el campo de batalla de dos fuerzas políticas violentas e intransigentes: el fascismo y el comunismo, que alternaban en acciones de fuerza y atentados. El gobierno republicano presidido por Manuel Azaña estaba sometido al fuego cruzado de los dos bandos. Las secuelas de la depresión económica mundial de los años 30 afectaban gravemente a la economía española. La recesión económica y la falta de oportunidades de empleo generaban mucha agitación laboral.

El 17 de julio de 1936 los generales José Sanjurjo, Emilio Mola y Francisco Franco iniciaron un golpe de Estado militar contra el gobierno republicano, en connivencia con las más oscuras fuerzas reaccionarias: la Falange Española, las Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista (JONS), los requetés tradicionalistas, la Liga Nacionalista Catalana, los monárquicos carlistas, la alta jerarquía católica y otros grupos tradicionalistas. Esta acción, que se plasmó al día siguiente con una cadena de sublevaciones militares en toda España, salvas las guarniciones de unas pocas ciudades cuyos jefes se declararon leales al gobierno legítimamente constituido, desencadenó la larga y sangrienta Guerra Civil Española que terminó el 1º de abril de 1939 con la victoria del Movimiento Nacional encabezado por Franco, que a la sazón era el único jefe del alzamiento militar. Desde ese momento y hasta su muerte acaecida el 20 de noviembre de 1975, el “Caudillo de España por la Gracia de Dios”, “Generalísimo de los Ejércitos”, “Jefe de la Cruzada” y “Autor de la Era Histórica donde España adquiere las posibilidades de realizar su Destino”, como rezaban los adiposos títulos con que estaba investido, ejerció el poder total y absoluto bajo la forma de una “monarquía tradicional”.

Es muy discutible que el falangismo constituyera una verdadera ideología política, como pretendieron sus seguidores. El escritor ecuatoriano Raúl Andrade decía que el falangismo, con doctrina supuesta, alquilaba párrocos y gratificaba sacristanes. En realidad su “ideología” no fue más que eso: una serie de “principios” fascistas mal hilvanados, con un fuerte énfasis teocrático de signo católico, que pretendieron ser una concepción del mundo, y un conjunto de reglas pragmáticas para el ejercicio del poder. Ellos estuvieron contenidos principalmente en el discurso pronunciado por el “ideólogo” de la Falange, José Antonio Primo de Rivera (1903-1936), en el acto de fundación del “movimiento” en el Teatro de la Comedia de Madrid el 29 de octubre de 1933 y en los26 Puntos que fueron aceptados por el general Francisco Franco después de su triunfo en la guerra civil.

El falangismo se integró por etapas. La denominación fue tomada del latín phalanx, que significaba “garrote”, “rodillo”, “línea de batalla”, “batallón”, “tropa”. La organización política que lo sustentó originalmente —la Falange Española— se fundó el 29 de octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera y un año después se fusionó con las llamadas Juntas de Ofensiva Nacional-sindicalista (J.O.N.S.), lideradas por Ramiro Ledesma Ramos, que operaron en España desde 1931. La nueva organización estuvo al comienzo dirigida por un triunvirato compuestro por Primo de Rivera, Ruiz de Alda y Ledesma Ramos pero después el primero asumió todos los poderes. Y aunque Primo de Rivera afirmó que en el pasado España no había podido alcanzar su “unidad de destino” por “las pugnas entre los partidos políticos” y que “para que el Estado no pueda ser nunca partido hay que acabar con los partidos políticos”, la Falange pronto se convirtió en partido político. En el único partido político de España durante el largo tiempo de la tiranía franquista.

Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo el “alzamiento” contra la democracia española —y se inició la “cruzada”, que llamaban los falangistas— la Falange y los requetés tradicionalistas se alinearon con las fuerzas insurgentes. El general Franco, a la sazón jefe del movimiento, dispuso en plena guerra civil la unificación de las dos organizaciones mediante decreto del 19 de abril de 1937, con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.

El nuevo partido asumió como emblema el haz de flechas y el yugo junto con la bandera roja y negra. El uniforme de sus militantes fue la camisa azul y boina roja, a imitación de las camisas negras de Mussolini y de las camisas pardas de Hitler. Por decreto expedido por Franco el 27 de abril de 1937, adoptó el saludo típicamente fascista: el brazo derecho en alto con la mano abierta y extendida, a un ángulo de 45 grados en relación a la línea del cuerpo.

Fue un partido de estructura autoritaria y vertical. El autoritarismo que deseaba para España —y que de hecho lo impuso a partir de 1939— lo practicó internamente en la organización partidista. Resulta difícil poner en orden sus postulados. José Antonio Primo de Rivera habló de España como realidad histórica y de sus fines, que son la“permanencia en la unidad”, el “resurgimiento de su vitalidad interna” y la “participación, con voz preeminente, en las empresas espirituales del mundo”. Para alcanzarlos planteó la supresión de los partidos políticos, de los sistemas electorales —que para

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