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FOUCAULT Y MARX.


Enviado por   •  25 de Marzo de 2017  •  Síntesis  •  5.514 Palabras (23 Páginas)  •  248 Visitas

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INSTITUTO DE FORMACION DOCENTE

DR. MIGUEL CAMPERO

EL PODER: DE KARL MARX A MICHEL FOUCAULT

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PROFESORADO: EDUCACION ESPECIAL CON ORIENTACIÓN HIPOACÚSTICA

MATERIA: CS. SOCIALES

PROFESOR: JUAREZ CARLOS

ALUMNA: ACOSTA GIULIANA

AÑO: 1°

FECHA DE ENTREGA: 07/02/2017

INTRODUCCIÓN

En el presente escrito se pretende realizar una lectura de Foucault, bajo el interés de indagar y ordenar sus apreciaciones en torno a Karl Marx. También se tendrá en cuenta el legado teórico de Karl Marx y si este pensador realmente dejó una teoría del poder teniendo en cuenta sus alcances y limitaciones

Es importante resaltar que en muchas academias de nuestro país,  especializadas en asuntos filosóficos, sociales y educativos, la difusión del pensamiento foucaultiano suele ir acompañado de una deslegitimación de los planteos de Marx y el marxismo. Considero necesario indagar en la propia obra de Foucault para intentar encontrar ciertas continuidades con respectos a las ideas de Karl Marx. Para ello, me parece relevante  retener la distinción (que el propio Foucault establece) entre Marx y el marxismo. En este sentido, el marxismo con que el autor francés discute es, básicamente, el proveniente de las obras de Althusser, Sartre y el “stalinista”, o sea, la línea oficial de los partidos comunista.

Entre los propósitos del escrito, está presente en primer lugar destacar los aportes de Marx en torno al  poder, y el poder político. En segundo lugar   problematizar la  cuestión de la disociación de Foucault respecto a Marx en la difusión académica de la obra foucaultiana, y por ultimo  precisar las discusiones del autor con el marxismo y retomar sus planteos sobre todo con respecto al concepto de poder.

CONCEPTUALIZACIÓN DEL PODER:

La cuestión del poder en Marx es una de las más debatidas de su pensamiento desde una perspectiva o retrospectiva actual. Antes de abordarla, será conveniente adentrarse en el terreno más general de la naturaleza del poder.

El poder es una peculiar relación entre los hombres (individuos, grupos, clases sociales o naciones) en la que los términos de ella ocupan una posición desigual o asimétrica. Son relaciones en las que unos dominan, subordinan, y otros son dominados, subordinados. En las relaciones de poder, el poder de unos es el no poder de otros. Dominación y sujeción se imbrican necesariamente. En la dominación se impone la voluntad, las creencias o los intereses de unos a otros, y ello independientemente de que la sujeción se acepte o se rechace, de que se obedezca o desobedezca interna o externamente, o de que la desobediencia externa adopte la forma de una lucha o resistencia.

 La aceptación o el rechazo de la dominación, la desobediencia o la resistencia a ella, caracterizan modos de asumir las relaciones de poder, pero ni en un caso ni en otro se escapa a su inserción en ellas, o a sus efectos desiguales y asimétricos. Las relaciones de poder no sólo se dan en una esfera exclusiva de la realidad humana (económica, política e ideológica) ni se localizan o centralizan en un solo punto (el Estado), sino, que se diseminan como ha puesto de relieve Foucault en Vigilar y castigar por todo el tejido social. Pero esto no significa que los poderes así diseminados (en la familia, la escuela, la fábrica, la cárcel, el cuartel, etcétera)

El poder puede notarse en ejemplos cotidianos cuando el padre de familia, en muchos casos por cuestiones culturales es el que toma las decisiones más importante e impone condiciones tanto a su esposa como a sus hijos también  cuando un medico ejerce su poder hacia el paciente diciendo cual él la conducta y el tratamiento que debe seguir. No obstante el poder no siempre es claramente identificable, es decir, hay un poder que no es fácil de percibir  El ejemplo clásico que nos permite describir el poder condicional, es el que ejerce un portero, quien tiene la facultad  y la potestad de permitir o no la entrada de una persona.

Puede que una persona con gran poder utilice su poder y su influencia para logar que el portero siempre le abra la puerta, o incluso lo deje pasar primero a pesar de haber llegado  después que otras personas, pero dicho portero no lo hará de la mejor gana y en algún momento puede que encuentra la oportunidad para vengarse, y con seguridad lo hará y no habrá poder que se imponga sobre ese poder condicional.

En resumen, en toda relación social existen relaciones de poder, visibles e invisibles, directas e indirectas.  De acuerdo con esta concepción general del poder, el poder político, por importante que pueda parecer, no es sino una forma, modalidad o tipo de poder.

TEORÍA DEL PODER EN MARX

Antes de adentramos en dicha teoría, hay que tomar conciencia del carácter problemático con que se nos presenta, ya que, fuera y dentro del marxismo, se ha puesto en “tela de juicio” que exista en Marx, o en el marxismo clásico, una teoría del Estado o del poder político. Por lo tanto diversos autores ven  en Marx ante todo al teórico de la explotación y niega que haya elaborado una teoría del poder.  De ahí derivarían las insuficiencias de la concepción de Marx del poder, al que, por otra parte, no dedicaría ninguna obra expresamente. Desde dentro del marxismo se ha cuestionado asimismo la existencia de una teoría política marxiana, y especialmente del Estado. No obstante hay que recordar que Karl Marx no desvincula lo económico de lo político.  

En una primera fase de su actividad teórica la atención de Marx se concentra en el Estado, en el poder político. En la sociedad moderna, el Estado separado de la sociedad civil, así como la política, tienen para él un carácter negativo, como esfera de la enajenación del hombre real y, por tanto, opuesta a la emancipación humana. Lo “político” en expresiones como “hombre político”, “Estado político”, “emancipación política” tiene justamente ese carácter o, al menos, un alcance limitado. De ahí la necesidad de superar la negación del Estado, que no sea la simple inversión o cambio de contenido, a que se refiere Althusser. El descubrimiento de lo que Hegel mistifica, a saber: las verdaderas relaciones entre Estado y sociedad civil, conduce a Marx al hallazgo del fundamento real del Estado en la esfera social, dividida, desgarrada bajo el imperio de la propiedad privada. Con ello se revelan a Marx los límites teóricos de la teoría hegeliana del Estado y la necesidad de pasar a la crítica del fundamento real de la división social y del poder político, a la economía.

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