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"Gobiernos radicales" 1916/30


Enviado por   •  21 de Febrero de 2022  •  Síntesis  •  2.014 Palabras (9 Páginas)  •  153 Visitas

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Alumno: Enzo Battilana

Profesor: Fernando Ybarra

Los Gobiernos Radicales: “la voluntad del pueblo” (1916-1930):
La publicación de la ley Sáenz Peña (n° 8871) en el Boletín oficial de la República el 26 de Marzo de 1912, podría ser considerada la antesala e incluso  la puerta de acceso del radicalismo al poder político. La jornada electoral del 2 de Abril de 1916 dio lugar a la primera gran victoria del radicalismo (con alrededor del 46% de los votos, los conservadores fueron sus inmediatos seguidores con el 25% del total), que se mantendría en el poder consecutivamente durante 14 años (hasta el 1er golpe de Estado). En este período la UCR no tuvo rivales pujantes en el ámbito electoral, esto debido en gran parte a que ninguno de los grupos opositores (tanto los conservadores, como el PDP y el PS) lograron articular sus partidos a escala nacional. Yrigoyen ocuparía el sillón de Rivadavia el 12 de Octubre de 1916. Su  figura política se constituyó en torno a su personalidad; desde el inicio de su mandato se mostró cauteloso a la hora de pronunciar discursos, priorizó las charlas íntimas y a partir de sus acciones y de su modo de ser, creó una imagen sobria de sí mismo, y se transformó en el “hombre de las masas populares” (estas tendencias personalistas que comenzaban a arraigarse en el imaginario cultural, acabarían siendo el objeto de crítica de la oposición y uno de los motivos de la posterior escisión de la UCR). La llegada de la UCR al poder, si bien permitió a hombres de otros orígenes (hijo de inmigrantes) acceder a ciertos cargos, no modificó demasiado el esquema político previo, ya que los dirigentes radicales en muchos casos tenían procedencias socioeconómicas similares a los integrantes del gobierno anterior. La primera gestión presidencial radical fue sumamente incomoda debido a las desavenencias y al desconocimiento mutuo entre el poder ejecutivo y el poder legislativo (mayoritariamente conservador). El presidente no concurría a las sesiones de apertura del Congreso, y en algunas oportunidades estancaba y hasta desconocía sus disposiciones; por su parte, el poder legislativo respondía con la misma hostilidad, desconociendo por completo los proyectos de ley elaborados por el presidente. Además del congreso, muchos gobiernos provinciales estaban a cargo de la oposición (principalmente conservadora). El presidente intentó desactivar estas bases opositoras apelando a las intervenciones. El radicalismo logra ampliar su espectro en el poder legislativo, y en el año 1922, ocupa la mayor parte de las bancas de la Cámara de Diputados.
Si hay un rasgo que caracterizó al radicalismo de entonces, es la heterogeneidad de su base social (integrada por burgueses (terratenientes), clase media urbana, trabajadores y proletariado urbano). Ese amplio espectro social que compone el partido, contribuye a reforzar la concepción socialmente omnicomprensiva formulada por Yrigoyen y reflejada en su primer discurso presidencial: “La UCR no está con nadie y no contra nadie, sino con todos para bien de todos” (este es un rasgo común,  característico de la política argentina).    
En el ámbito de la política exterior, Yrigoyen debió tomar una importante decisión respecto de la posición de Argentina en la Gran Guerra. Pese a la presión estadounidense y a la postura de la prensa y de la oposición (quienes optaban por apoyar a los países aliados), Yrigoyen mantuvo la neutralidad. El hundimiento de los navíos Monte Protegido y Toro, pese a ser hechos significativos, no modificaron la neutralidad de Yrigoyen ante el conflicto.
El impacto económico de la Gran Guerra no se hizo esperar. Al inicio de la guerra, se produjo una disminución del comercio internacional y de las exportaciones. Posteriormente, hubo un repunte en las exportaciones de productos agropecuarios que favorecería al país en la balanza comercial, aunque las importaciones continuaron disminuyendo. La baja de las importaciones tuvo un fuerte impacto sobre el rendimiento de la administración, que en parte dependía económicamente de los aranceles de importación. Sumado a todo esto, los salarios reales disminuyeron drásticamente. La recuperación parcial de la economía internacional producida durante la inmediata posguerra tuvo una efímera duración de 3 años, hasta el estancamiento de 1920/21. Durante este período la inflación agravó el panorama, y para combatir la adversidad económica, comenzó a venderse pan y carne desde los comités radicales, a precios más bajos (en comparación con los precios del mercado). Yrigoyen, buscando una solución al problema del financiamiento estatal (sumamente dependiente de los aranceles de importación), elaboró y envió un proyecto de impuesto a los ingresos personales que ni siquiera fue tratado. La base de la economía se mantuvo, Argentina siguió dependiendo de la exportación primaria agrícola-ganadera.
En el plano social, Yrigoyen intentó asumir una posición de árbitro  frente a los conflictos obreros. Durante las huelgas de 1916, recibió a los representantes de los sindicatos (portuario y ferroviario), atendió sus reclamos y se negó a reprimir.
La política obrera de Yrigoyen defendía intereses sectoriales, principalmente de sectores ligados al ámbito agroexportador (La sociedad Rural, La Unión Industrial, La Bolsa de Comercio, etc). Los radicales no eran proclives a modificar la legislación obrera, sino que preferían pactar aumentos salariales de forma directa con los sindicalistas, omitiendo las instancias parlamentarias de decisión y optando por los decretos del ejecutivo.
La oposición conservadora interpretó este modo de proceder del presidente como una debilidad ante el caos social. La Revolución Rusa de Octubre, dificultó la continuidad de esta política presidencial. Los episodios de la Semana Trágica alimentaron la tensión entre el gobierno y las agrupaciones sindicales. Además durante esta semana ocurriría otro hecho clave y determinante en el posterior declive de la UCR, la intervención de La Liga Patriótica (conducida por el radical ultraderechista Manuel Carlés) en la represión de Vasena, que significó la pérdida del monopolio de la coacción física legítima estatal. Estás organizaciones paraestatales comenzaron a surgir luego de la Revolución Rusa. Se oponían severamente a la actividad sindical, se caracterizaban por su ideología xenófoba y por su intolerancia al caos social. El gobierno de Yrigoyen no presentó signos de reacción ante el accionar de estos grupos paraestatales. Posteriormente, en 1921, la represión, el asesinato y fusilamiento de los anarcosindicalistas y de los obreros que participaron de las huelgas en Santa Cruz (alrededor 1500 vidas) pasarían a la historia como “La Patagonia Rebelde”. En el otro extremo del país, la Liga Patriótica y la policía privada de la compañía británica, reprimía ferozmente a los huelguistas de La Forestal.
Cerca del final de su mandato, en Junio de 1922,  Yrigoyen creó la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Un año antes,  el presidente había seleccionado a su sucesor en la candidatura de la UCR para las elecciones de 1922, Marcelo Torcuato de Alvear. Alvear era miembro de una de las familias más ricas del país y radical de los primeros tiempos (o dicho en términos coloquiales “de pura cepa”). Pese a divergir en muchos aspectos con Yrigoyen, siempre aceptó la línea fijada por el. Esta fidelidad demostrada por Alvear, además de su experiencia parlamentaria y diplomática (como diputado y embajador en París), lo posicionaron como el candidato perfecto. Las elecciones de 1922 darían como resultado una nueva victoria de la UCR. Desde la designación de los ministros, Alvear muestra autonomía respecto de Yrigoyen. Los conflictos y desacuerdos derivaron en la escisión de la UCR en 1924 en 2 facciones, Personalista y Antipersonalista, que reaviva el viejo dilema interno del radicalismo (alguna vez protagonizado por los rojos y los líricos). Los antipersonalistas defienden el principio de “impersonalidad de la coalición”, una de las 4 máximas de Leandro Alem. El Congreso fue la base física sobre la cual se libró la confrontación entre las 2 ramas del radicalismo. Los diputados yrigoyenistas trababan la gestión de Alvear. Por tal motivo, el presidente clausuró las sesiones extraordinarias en 3 ocasiones. Los antipersonalistas, pese a establecer alianzas con los conservadores, no lograron persuadir (Ni siquiera el propio Gallo) a Alvear para que interviniera en la provincia de Buenas Aires. Durante su gestión presidencial, una de las primeras acciones de Alvear fue designar a Enrique Mosconi Director General de YPF. Por otra parte, en 1927 se creó la Fábrica Nacional de Aviones de Córdoba (estas medidas correspondieron a una política de defensa nacional). Alvear propuso al Congreso la creación de un impuesto a los bienes personales, que fue desatendido nuevamente (al igual que en la gestión de Yrigoyen).
En el plano social, el presidente impulsó la promulgación de leyes laborales, como la reglamentación del trabajo femenino e infantil en el territorio nacional. En 1924 envió un proyecto de ley al parlamento, donde se proponía la fecha del 1 de Mayo como Día del Trabajador. Pese a ser desatendido por el poder legislativo, el feriado fue establecido por un decreto presidencial.  Además, estableció el descanso dominical en el año 1926. Siguiendo la línea de su antecesor, continuó con la política de intervención federal en las provincias opositoras. En 1924, envió un proyecto de ley que buscaba extender el sistema de jubilaciones. Dicho proyecto fue rechazado por las asociaciones patronales y por las centrales obreras (que se negaban a aportar el 5% de su salario para financiar la extensión jubilatoria).La disminución de la actividad sindical y el estancamiento de su reclutamiento, nos permite afirmar que el desorden social disminuyó en comparación con la gestión anterior.
El repunte de la economía durante este periodo fue un factor clave, principalmente por la recuperación de los salarios reales. A partir de 1924 el modelo primario agroexportador recuperó su eficacia (hasta la caída de Wall Street, el “jueves negro”).
Pese a la escisión de la UCR, los personalistas triunfaron en las elecciones legislativas de 1924 y  1926. El 1 de Abril de 1928, Yrigoyen obtuvo una aplastante victoria sin precedentes en el ámbito electoral, y así comenzaba su segundo mandato. Durante este período, comenzaban a producirse los primeros síntomas de la crisis que culminaría con la caída de Wall Street. Tanto los fondos fiscales, como el gasto del Estado y los salarios reales disminuyeron y comenzó un proceso de inflación.  El conflicto político se intensificó en 1929 debido a que el oficialismo volvió a recurrir a las intervenciones para reducir a la oposición. Esto desataría un clima de violencia que se tradujo en atentados (como el asesinato de Carlos Washington Lencinas o el intento de asesinato del propio Yrigoyen) y en disputas callejeras entre grupos nacionalistas. El golpe del 6 de Septiembre marcó el final de la primera gestión democrática de la historia (una democracia que tenía limitaciones).
El período analizado se caracteriza en lo económico por un “crecimiento hacia afuera”, el fin de la belle époque y por el reemplazo de la hegemonía inglesa por la norteamericana.  
Durante los años 20 el comercio exterior argentino se caracterizó por el establecimiento de una relación triangular con Estados Unidos e Inglaterra (en detrimento del vínculo bilateral con Gran Bretaña). La volatilidad de los precios a nivel internacional favoreció la creación de estancias mixtas (agrícola-ganaderas). En cuanto al rol del Estado en el fomento del desarrollo industrial, cabe destacar que durante este periodo no hubo una política deliberada y coherente de promoción industrial (las políticas de protección respondieron a contextos determinados).
Durante su primera gestión en el poder, el radicalismo se enfrenta a 2 demandas: el proletariado urbano, la clase obrera y los trabajadores rurales reclaman justicia social; Las clases medias sostienen que la democracia es la prioridad (Esta dialéctica perversa de contradicción sin solución entre Justicia Social y Democracia constituye una debilidad estructural de la democracia argentina).
En este período de “trunca transición a la democracia”, en lugar de afianzar la eficacia de los partidos y del poder legislativo, se reforzó la mediación de las asociaciones de interés. Fue esta tendencia corporativista y organicista la responsable de sembrar las semillas de una cultura política golpista, que sería una constante a lo largo de todo el siglo.      
Bibliografía: 
“Los Gobiernos Radicales (1916/30)”, Alejandro Cattaruzza.
“La trunca transición del régimen oligárquico al democrático”, Waldo Ansaldi.
“La antesala de lo peor: la economía argentina entre 1914 y 1930”, J. M. Palacio.
“Profetas de cambios terribles Acerca de la debilidad de la Democracia Argentina” Ansaldi.

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