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IDENTIDAD EN AMERICA LATINA


Enviado por   •  14 de Mayo de 2014  •  3.038 Palabras (13 Páginas)  •  737 Visitas

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IDENTIDAD LATINOAMERICANA.

Vivimos un tiempo en que estamos próximos a ser 6000 millones de seres humanos en este planeta, momento crítico que al inicio de un nuevo siglo comienza a demandarnos una revisión profunda acerca del tipo de mundo que hemos producido, del tipo de acciones que hemos hecho sobre él y nosotros mismos. De pronto la globalización y las transnacionales se han vuelto tema en boca de todos los actores sociales; temas que se centran en nuestra América en la problemática de la identidad. Filósofos e historiadores han llenado libros sobre este tema y en ellos podemos deducir inicialmente que el fondo de sus escritos es la denuncia y el diagnóstico y muy poco sobre las posibles propuestas.

Este ensayo surge de la necesidad de componer y aventurar una mirada crítica sobre nuestra identidad, la forzosa construcción de ella, sus limitantes y una humilde propuesta desde la memoria histórica; por tal razón, se compone de dos cuerpos: uno, donde se hace un diagnóstico crítico e histórico sobre la construcción de nuestra identidad y los problemas que ello genera desde el mundo globalizado y mundializado; el segundo cuerpo, es una propuesta de reconstrucción o fortalecimiento de nuestra identidad a partir de la memoria histórica, como fuente de construcción de conocimiento histórico y de formación de sentido de pertenencia.

2. Consideraciones preliminares

En primer lugar, debemos decir que la discusión sobre nuestra identidad no es nueva. En la década de 1920, en Alemania, el Instituto para la Investigación Social (Institut für Sozialforschung), fundado en Frankfurt en 1923 por Adorno y Horkheimer consideran que el mundo en el que viven "es el mundo de la caída de la razón objetiva", en donde el hombre ya no se cuestiona críticamente su devenir ni pasado, por lo tanto, se encamina derechamente hacia la pérdida de su identidad individual y colectiva. Lo que los sociólogos alemanes planteaban cobró importancia años más tarde cuando el mundo entero se vio sacudido por la expansión del nazismo y el fascismo; hechos que de alguna manera fueron vaticinados -principalmente por Theodor Adorno en su obra Cultura Crítica y Sociedad- y que afectaron la identidad y el cuestionamiento del tipo de sociedad que se pretendía forjar.

Las 2 guerras mundiales volvieron a poner en el tapete la cuestión de la identidad. Pueblos enteros vieron destruidas sus culturas y sus propuestas de futuro; por ende, debieron replantear su pasado en la búsqueda de un futuro alejado de la incertidumbre y el escepticismo. En la década de los 70’s, Michael Foucault trabaja la idea de que hay conceptos claves para el entendimiento de la sociedad; por ejemplo, la disciplina(que es una especie de lema en torno a la cual gira el modelo capitalista); el poder, el cual no es sólo prohibitivo o represivo, sino tan bien reproductivo; produce por ejemplo, diferentes regímenes de verdades y de saberes, los cuales, por lo tanto, condicionan el apoderamiento de identidades culturales. En su obra Microfísica del poder, pone énfasis justamente en esa visión reticular del poder y en las manifestaciones en lo cotidiano, rayando con mucho cuidado y prolijo el tema de la construcción de la identidad. De la obra de Foucault se derivan también los escritos de Guattari, Deleuze, Derrida, Lyotard, etc., quienes hacen un repaso crítico a la posmodernidad. Contemporáneo a Foucault, Jürgen Habermas, discípulo alemán de la Escuela de Frankfurt, planteaba que la pérdida de la identidad social era el resultado de la no-compenetración entre los sistemas técnicos y la vida actual, donde el hombre se ha vuelto presa fácil de la tecnificación, olvidando por ende su pasado y el compromiso con el futuro, volcándose hacia la individualidad y el desapego de sus tradiciones.

Con motivo del cumplimiento de los 500 años del descubrimiento de América, la problemática se volcó hacia nuestro continente y si bien, ya se había escrito antes sobre identidad latinoamericana, la gran mayoría de esos manifiestos se hicieron públicos bordeando 1992. Los órganos y redes intelectuales de Latinoamérica buscaron con afán entre las obras como las de Todorov, Dussel, Kusch, Biagini, Roig, Montiel y Zea, por nombrar algunos, pequeños atisbos que alimentasen la discusión en torno a nuestra identidad: la permanencia o el fortalecimiento de ella. Esta discusión en torno a la identidad latinoamericana no sólo involucró a pensadores, académicos e intelectuales, sino que además comprometió a políticos, etnias, grupos nacionalistas, reivindicativos, etc., quienes se apropiaron de determinados discursos para justificar o replantear nuestra identidad.

¿De qué estamos hablando?

Conceptualmente, la identidad es "el núcleo de cada cultura. Es el modo de ser particular, la propia y singular modulación de las variantes universales de cada cultura en el eje del tiempo y en la dimensión del espacio ". Esta definición nos habla de identidad como muestra de un todo social, como el resultado de la cultura de cada sociedad en el tiempo y en el espacio; con al cual nos surge la primera interrogante: ¿El modo de ser de América ha sido siempre el mismo? Consideramos que no, aunque existan pequeños atisbos de continuidad, como el hecho de un pasado colonial, una obligada inserción al capitalismo y a la dependencia económica que dan como resultado una Latinoamérica tercermundista y periférica. Desde la llegada de los hispanos a nuestro continente, la población indígena fue brutalmente reducida a fuerza de pólvora o a través del trabajo esclavista. Los indios que resistieron eran exterminados o simplemente se adaptaron a la aculturación, la transculturación y a la evangelización, la cual no sólo acababa con su cultura sino también con su imaginario colectivo. Como señala el sociólogo Jorge Larraín, "del encuentro original entre la cultura española e indígenas, emergió un nuevo modelo cultural fuertemente influenciado por la religión católica, íntimamente relacionado con el autoritarismo político y no muy abierto a la razón científica. Este modelo coexistió fácilmente con la esclavitud, el racismo, la inquisición y el monopolio religioso".

La legada de las emancipaciones latinoamericanas no provocó grandes cambios en para este panorama; es más, la conformación de un mestizaje latino híbrido donde la preponderancia apunta a la no-pureza de nuestro criollaje. Las esferas de poder se trasladaron hacia los terratenientes y hacendados, los cuales reprodujeron el discurso político y económico colonial atentando contra el criollaje y las etnias, forzando raciocinios kanteanos para justificar el poder y el sometimiento a una hegemonía cultural en toda

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