INVASIONES EN LA PENÍNSULA ÍBERICA

EL MOZÁRABE

Siempre habrá rasgos lingüísticos de los pueblos que logran mantenerse vivos durante algunas invasiones. El mozárabe es un claro ejemplo, tuvo que evolucionar y adoptar la influencia árabe en su léxico y morfología, pero conservaba aun así ciertos rasgos del latín vulgar, es decir, conservaba parte de su esencia.

Por su parte, el castellano empieza a cobrar auge, ya que es una variación más clara y sencilla en las lenguas románticas emergentes.

EL CALIFATO DE CÓRDOBA

Fue un estado musulmán andalusí proclamado por Abderramán III en 929 y que perduró oficialmente hasta el año 1031, en que fue abolido, dando lugar a la fragmentación del Estado Omeya en multitud de reinos conocidos como taifas.

CASTILLA, EL AS DE LA CONQUISTA

En el norte de la Península, se desarrolla una civilización muy pelicular, que destaca por su democracia (resultado de las duras condiciones de la guerra casi constante) y relaciones con las regiones cercanas, en especial los vascos. Su nombre es dado por los musulmanes: Castilla: “tierra de los castillos fortificados”, y es que, estos eran unos expertos en resistir la invasión y hegemonía tanto visigoda como musulmana. Uno de los factores que los impulsó, fue sin duda, el uso de un latín algo simplificado, con apertura a la influencia de otros idiomas que se hablan en la zona, como el euskera. El carácter social con apertura de sus operaciones, fue sin duda pieza clave, ya que personas con talento y ambición, veían un espacio para aportar al crecimiento del reino y avanzar en la escala económica y social.

EL ORIGEN DEL CASTELLANO

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