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Imágenes De Benito Juárez


Enviado por   •  29 de Enero de 2013  •  3.214 Palabras (13 Páginas)  •  959 Visitas

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Imágenes de Benito Juárez

LA VIDA Y LA OBRA DE BENITO JUÁREZ marchan entrelazadas con una época decisiva en la formación de la nación moderna, un proyecto que él, como ningún otro personaje del siglo XIX, contribuyó a forjar. Benito Juárez nace el 21 de marzo de 1806, cuando lo que hoy llamamos México era el Virreinato de la Nueva España, una parte del extenso imperio colonial de España en América. Y muere el 18 de julio de 1872, cuando la antigua colonia era un país independiente, había adoptado la forma de República federal y se regía por una constitución liberal que reconocía la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Es decir, en el transcurso de su vida el país dejó atrás la subordinación colonial, la estructura estamental y el predominio de la Iglesia y construyó un Estado laico asentado en leyes. Fue éste un tránsito marcado por la prueba de fuego de los años 1846 a 1867, cuando la nación experimentó la irrefrenable lucha faccional de los partidos, la invasión de potencias extranjeras, una cruenta guerra civil y la pérdida de más de la mitad del territorio.

Dice la sabiduría popular que los seres humanos son hijos de su tiempo. La vida de Benito Juárez es un espejo exacto de ese apotegma, pues corrió unida con la historia de su patria, que en esos años enfrentó los signos más adversos que pueden afligir el nacimiento de una nación. Sólo poniendo a prueba el temple de sus mejores hombres pudo la nación remontar esos obstáculos, constituir la República federal y definir los lineamientos de un Estado moderno. La biografía de Benito Juárez es la historia de la construcción política y moral de esa República.

En las páginas que siguen voy a resaltar algunos episodios de esa relación íntima entre el ciudadano Benito Juárez y la construcción de la República liberal.

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Cuando la antigua Nueva España proclamó en 1810 su independencia de la metrópoli, Benito Juárez apenas tenía 5 años. Vivía en un lugar remoto, casi inaccesible, en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Y era un indio zapoteca. Es decir, pertenecía al grupo de los mexicanos más pobres entre los pobres. Sólo hablaba la lengua de sus padres y no tenía ninguna posibilidad de aprender el español o de romper el cerco de miseria que había consumido a varias generaciones de sus predecesores. Por un acto inicial que reveló la fuerza de su carácter, a los 12 años Benito Juárez huyó de su pueblo y decidió asentarse en Oaxaca, la capital de su estado. En sus Apuntes para mis hijos escribió que tomó esa decisión inducido por el deseo de aprender el español y estudiar.

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Los historiadores y los interesados en el liberalismo del siglo XIX se preguntan cómo Benito Juárez pudo saltar el cerco de la miseria y la postración del analfabeta y llegar a ser un jurista consumado, un experto constitucionalista y un admirador obsesivo del pensamiento liberal francés, el cual ayudó a trasplantar a las leyes y prácticas políticas mexicanas. Quienes han tratado de responder esta incógnita aducen su tenacidad proverbial. Sin embargo, la verdad es que la palanca que disparó el genio de Juárez fue la educación, la sólida y novedosa formación que recibió en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Este Instituto se fundó en 1828 y en él se formó la generación más brillante de liberales oaxaqueños.

El Instituto fue el primer centro educativo secular de Oaxaca. Ahí, en lugar de la tradicional carrera eclesiástica sus profesores enseñaron derecho, difundieron los principios del liberalismo europeo e inauguraron las clases de lógica, matemáticas y ética. Sus alumnos conocieron entonces los nuevos aires que transformaban la política, la ciencia y la educación. Ahí escucharon las primeras críticas razonadas contra el fanatismo y conocieron las virtudes cívicas. El Instituto fue al mismo tiempo un lugar de aprendizaje y un centro formador de vocaciones políticas. Como dice Brian Hamnett, el biógrafo de Juárez, el Partido Liberal de Oaxaca nació en las aulas del Instituto de Ciencias y Artes.

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Otras imágenes de Juárez que es obligado recordar en los desamparados días que corren es la del político y la que dibuja la estatura del estadista. Desde su nacimiento hasta que cumple 43 años Juárez se forma en su estado natal. Abogado, profesor y más tarde director del Instituto de Ciencias y Artes, magistrado de la Suprema Corte, diputado y gobernador interino y constitucional de su estado, Juárez aprende las artes de la política en la arena local y regional. No participa en el Congreso Constituyente de 1856-57. Sin embargo, cuando ocurre el golpe de estado de Ignacio Comonfort en 1857, Juárez, que pocos días antes había sido nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia, asume la primera magistratura y se transforma en baluarte y escudo de la Constitución de 1857. Juárez percibió con claridad que el mayor defecto de la carta constitucional era la disminución de las facultades del Poder Ejecutivo y las enormes atribuciones que le cedía al Legislativo. Pero para corregir esas debilidades en lugar de acudir a la revuelta optó por la vía política, constitucional, y dedicó un año tras otro al empeño de restablecer el equilibrio entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Cuando Benito Juárez llegó a ocupar la Presidencia de la República los personajes del Partido Liberal que entonces brillaban con luz propia eran Melchor Ocampo, Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Ramírez, Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Guillermo Prieto, Francisco Zarco, Jesús González Ortega, Vicente Riva Palacio. Eran actores que habían labrado un nombre en la arena política nacional por sus habilidades como representantes en el Congreso, o por su participación en las leyes, las armas o las letras. Juárez carecía de esos talentos. Sin embargo, frente a esa pléyade de "hombres que parecían gigantes", como los llamó Justo Sierra, Benito Juárez construyó su propio camino para alcanzar uno de los lugares más altos en la memoria nacional. Como dice Daniel Cosío Villegas, "En Juárez se dieron, en una proporción muy finamente equilibrada, el estadista y el político, es decir, el hombre de Estado, capaz de concebir grandes planes de acción gubernamental, y el hombre ducho en la maniobra política". Con esas virtudes Juárez puso en acto las leyes de Reforma que cambiaron el destino de la República. Basta recordar aquí las sustantivas:

* Separación de la Iglesia del Estado

* Nacionalización de los bienes de la Iglesia

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