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Indignaos-hessel

bealtu19 de Junio de 2013

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¡Indignaos!

Stéphane

Hessel

Prólogo de

José Luis Sampedro

Un alegato contra

la indiferencia y a favor de

la insurrección pacífica

PRÓLOGO

Yo también

Yo también nací en 1917. Yo también estoy indignado. También viví una guerra.

También soporté una dictadura. AI igual que a Stéphane Hessel, me escandaliza e

indigna la situación de Palestina y la bárbara invasión de Irak. Podría aportar más

detalles, pero la edad y la época bastan para mostrar que nuestras vivencias han

sucedido en el mismo mundo. Hablamos en la misma onda. Comparto sus ideas y me

hace feliz poder presentar en España el llamamiento de este brillante héroe de la

Resistencia francesa, posteriormente diplomático en activo en muchas misiones de

interés, siempre a favor de la paz y la justicia.

¡INDIGNAOS! Un grito, un toque de clarín que interrumpe el tráfico callejero y

obliga a levantar la vista a los reunidos en la plaza. Como la sirena que anunciaba la

cercanía de aquellos bombarderos: una alerta para no bajar la guardia. Al principio

sorprende. ¿Qué pasa? ¿De qué nos alertan? El mundo gira como cada día. Vivimos en

democracia, en el estado de bienestar de nuestra maravillosa civilización occidental.

Aquí no hay guerra, no hay ocupación. Esto es Europa, cuna de culturas. Sí, ése es el

escenario y su decorado. Pero ¿de verdad estamos en una democracia? ¿De verdad bajo

ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? ¿O hace tiempo que se ha

evolucionado de otro modo?

Actualmente en Europa y fuera de ella, los financieros, culpables indiscutibles

de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen su vida como siempre sin grandes

pérdidas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos.

El autor de este libro recuerda cómo los primeros programas económicos de Francia

después de la segunda guerra mundial incluían la nacionalización de la banca, aunque

después, en épocas de bonanza, se fue rectificando. En cambio ahora, la culpabilidad del

sector financiero en esta gran crisis no sólo no ha conducido a ello; ni siquiera se ha

planteado la supresión de mecanismos y operaciones de alto riesgo. No se eliminan los

paraísos fiscales ni se acometen reformas importantes del sistema. Los financieros

apenas han soportado las consecuencias de sus desafueros. Es decir, el dinero y sus

dueños tienen más poder que los gobiernos. Como dice Hessel, «el poder del dinero

nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos

hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer

lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés

general».

¡INDIGNAOS!, les dice Hessel a los jóvenes, porque de la indignación nace la

voluntad de compromiso con la historia. De la indignación nació la Resistencia contra el

nazismo y de la indignación tiene que salir hoy la resistencia contra la dictadura de los

mercados. Debemos resistirnos a que la carrera por el dinero domine nuestras vidas.

Hessel reconoce que un joven de su época indignarse y resistirse fue más claro, aunque

no más fácil, porque la invasión del país por tropas fascistas es más evidente que la

dictadura del entramado financiero internacional. El nazismo fue vencido por la

indignación de muchos, pero el peligro totalitario en sus múltiples variantes no ha

desaparecido. Ni en aspectos tan burdos como los campos de concentración

(Guantánamo, Abu Ghraib), muros, vallas, ataques preventivos y «lucha contra el

terrorismo» en lugares geoestratégicos, ni en otros mucho más sofisticados y

tecnificados como la mal llamada «globalización» financiera.

¡INDIGNAOS!, repite Hessel a los jóvenes. Les recuerda los logros de la

segunda mitad del siglo XX en el terreno de los derechos humanos, la implantación de

la Seguridad Social, los avances del estado de bienestar, al tiempo que les señala los

actuales retrocesos. Los brutales atentados del 11-S en Nueva York y las desastrosas

acciones emprendidas por Estados Unidos como respuesta a los mismos, están

marcando el camino inverso. Un camino que en la primera década de este siglo XXI se

está recorriendo a una velocidad alarmante. De ahí la alerta de Hessel a los jóvenes. Con

su grito les está diciendo: «Chicos, cuidado, hemos luchado por conseguir lo que tenéis,

ahora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo; no permitáis que os lo

arrebaten».

¡INDIGNAOS! Luchad, para salvar los logros democráticos basados en valores

éticos, de justicia y libertad prometidos tras la dolorosa lección de la segunda guerra

mundial. Para distinguir entre opinión pública y opinión mediática, para no sucumbir al

engaño propagandístico. «Los medios de comunicación están en manos de la gente

pudiente», señala Hessel. Y yo añado: ¿quién es la gente pudiente? Los que se han

apoderado de lo que es de todos. Y como es de todos, es nuestro derecho y nuestro

deber recuperarlo al servicio de nuestra libertad.

No siempre es fácil saber quién manda en realidad, ni cómo defendernos del

atropello. Ahora no se trata de empuñar las armas contra el invasor ni de hacer

descarrilar un tren. El terrorismo no es la vía adecuada contra el totalitarismo actual,

más sofisticado que el de los bombarderos nazis. Hoy se trata de no sucumbir bajo el

huracán destructor del «siempre más», del consumismo voraz y de la distracción

mediática mientras nos aplican los recortes.

¡INDIGNAOS!, sin violencia. Hessel nos incita a la insurrección pacífica

evocando figuras como Mandéla o Martin Luther King. Yo añadiría el ejemplo de

Gandhi, asesinado precisamente en 1948, año de la Declaración Universal de los

Derechos Humanos, de cuya redacción fue partícipe el propio Hessel. Como cantara

Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Negaos. Actuad. Para empezar,

¡INDIGNAOS!

JOSÉ LUIS SAMPEDRO

A los lectores españoles

Considero de especial relevancia que mi llamamiento a comprometerse,

indignarse, resistir a aquello inaceptable, alcance a la joven generación de esa España

que ha tenido tanto que afrontar y que es rica, hoy en día, en su diversidad cultural y

lingüística. Le estoy muy agradecido al apoyo que ha dado a la causa palestina, que se

muestra cada vez más partidaria de una resistencia no violenta. La inercia cómplice de

una Unión Europea pusilánime va contra nuestros intereses a largo plazo y contra la paz

a medio plazo. La España rebelde y valiente de siempre puede favorecer este impulso

hacia una Europa cultural, fraternal, y no una Europa al servicio de una financiarización

del mundo.

STÉPHANE HESSEL

¡INDIGNAOS!

Noventa y tres años. Es algo así como la última etapa. El final ya no está muy

lejos. ¡Qué suerte poder aprovecharlos para recordar lo que fueron los cimientos de mi

compromiso político: los años de resistencia y el programa elaborado hace 66 años por

el Consejo Nacional de la Resistencia! Ajean Moulin le debemos, en el marco de este

Consejo, la unión de todos los miembros de la Francia ocupada, los movimientos, los

partidos, los sindicatos, para proclamar su adhesión a la Francia combatiente y al único

líder que reconocía: el general Charles de Gaville. Desde Londres, donde me había

unido al general De Gaulle en marzo de 1941, supe que este Consejo había preparado un

programa, que adoptaría el 15 de marzo de 1944 y que proponía para la Francia liberada

un conjunto de principios y valores sobre los que se asentaría la democracia moderna de

nuestro país.

NOTA 1. El Consejo Nacional de la Resistencia (CNR) fue creado

clandestinamente el 27 de mayo de 1943, en París, por representantes de los ocho

grandes movimientos de resistencia: los dos grandes sindicatos anteriores a la guerra, la

CGT y la CFTC (Confederación Francesa de los Trabajadores Cristianos), y los seis

partidos políticos principales de la Tercera República, entre los que se encontraban el

PC y la SFIO (los socialistas). El CNR tuvo su primera reunión ese 27 de mayo, bajo la

presidencia de Jean Moulin, delegado del general De Gaulle, quien quería instaurar este

Consejo para volver más eficaz la lucha contra los nazis y reforzar su propia legitimidad

de cara a los aliados. De Gaulle encargó al Consejo la elaboración de un programa de

gobierno en previsión de la liberación de Francia. Este programa fue objeto de diversos

intercambios entre el CNR y el gobierno de la Francia Libre, tanto en Londres como en

Argel, antes de ser adoptado el 15 de marzo de 1944, en asamblea plenaria por el CNR.

Dicho programa fue entregado solemnemente al general De Gaulle por el CNR el 25 de

agosto de 1944, en el Hotel de Ville de París. Cabe destacar que la disposición sobre la

prensa fue promulgada el 26 de agosto, y que uno de los principales redactores del

programa fue Roger Ginsburger,

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