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“LA INFANCIA DE BOLÍVAR”

danielabm18Informe26 de Octubre de 2017

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“LA INFANCIA DE BOLÍVAR”

DIALOGO:

NARRADOR: Un 24 de julio de 1783, en Caracas, el día estaba totalmente nublado, no se podía observar ni rastro del  imponente Ávila, a eso de las 9:00 a.m. los rayos del sol se asomaban alumbrando todo a su paso. El día presentaba una vista majestuosa y la noticia que se corría por las calles, tenía a todos en la espera, mejor véanlo con sus propios ojos…

  • Matea: ¡Hipólita, Hipólita! Ha nacido Simón, ¡Bendito sea el Señor!
  • Hipólita: Matea, que buena noticia para comenzar la mañana ¡No imagino la reacción de Inés!
  • Matea: Dale la noticia, que todo el mundo se entere que hay fiesta en la hacienda de los Bolívar.

*Hipólita corre hacia donde está Inés, quien se asusta al verla llegar de improviso*

  • Inés: ¡Ay! Pero que buen susto me has dado.
  • Hipólita: ¡Ha nacido! ¡Ha nacido Simoncito!
  • Inés: ¿Ya nació Simón? Caracas está de fiesta ¡Bendito sea Dios!

NARRADOR: Como Inés bien decía, la ciudad estaba de fiesta y todo el pueblo pasaba por la hacienda, conociendo al nuevo heredero de esas grandes tierras.

  • Inés: Felicidades Don Juan, y a usted también Doña María, por traer a ese hermoso joven al mundo, seguro será un gran hombre.
  • Juan: Claro  que si Inés, como su padre.
  • Concepción: ¡Juan no cambias! Seguro será valiente e inteligente como su madre.

*Todos los presentes en la escena ríen*

  • Juan: Que el pueblo se vista con sus mejores galas, hoy es día de fiesta, saquen los mejores vinos y afilen los cuchillos, preparen los mejores platos y que todo el mundo venga, ¡Matea, Hipólita! ¿Qué hacen ahí mirando? ¡A trabajar!
  • Matea: Como usted mande Don. *Las negras se retiran del lugar*
  • Concepción: Ay querido Juan, siempre pensando en fiestas, ¡Al menos dale al muchacho un buen ejemplo!
  • Juan: Mi querida Concepción, siempre tan refunfuñona, tenemos que celebrar que cada vez la familia se agranda un poco más, y si Dios lo permite, no me frenarás cuando nuestros niños crezcan y den orgullo a este lugar.
  • Concepción: Bueno Juan, ¡Que mas da!  Prepara el lugar.
  • Juan: Esta fiesta será inolvidable, como solo los Bolívar las saben preparan en el pueblo. *ríe*

*Las negras, comenzaron a quejarse luego de estar lo suficientemente lejos de los señores*

  • Hipólita: Dios mío, hoy nos toca trabajo parejo.
  • Matea: Deja de quejarte. A mí me toca primero *ambas ríen*

NARRADOR: La alegría se alzaba en la hacienda de los Bolívar, se realizó una reunión por todo lo alto, los dos años siguientes fueron muy buenos para la familia. Un día, Juan Vicente Bolívar enferma y María Concepción entristece. Los niños reciben orden de no alborotar en casa. Se entornan las cortinas, y el médico se presenta para tratar al Coronel. María Antonia, la hija mayor, lo comprende más rápido, y se encarga de contárselo a sus hermanos menores.

*Con cuidado, después de ver la escena donde su padre sufría en cama, se acerca a sus hermanos, que ríen a escondidas en el salón*

  • María Antonia: Nuestro padre está grave, en cama.

*Juan Vicente y Juana María entristecen de inmediato, sorprendidos por la noticia, Bolívar intenta entender lo que sucede*

NARRADOR: Toda la familia se vistió de lutos, los numerosos amigos y parientes desfilaron antes del fallecimiento.

*Don Juan, en su lecho de muerte se despide de Concepción*

  • Concepción: Mi amado Juan, es impresionante como una tuberculosis pudo haberte afectado de esa manera, resiste querido no puedes dejarme sola con los niños.
  • Juan: Estimada Concepción, no temerás de lo que les pueda pasar, jamás estarán solos, tienen una gran compañía, todas mis riquezas quedaran en tus manos y jamás les faltará un plato sobre la mesa, adiós querida, cuida a mis hijos.
  • Concepción: No juan. No te vayas *llora desconsoladamente*

*Luego de calmarse, Concepción se dirige hacia sus hijos, que no dicen palabra alguna desde que María Antonia les informó de la situación de su padre*

NARRADOR: Doña Concepción reunió a sus hijos y con lágrimas muy limpias en los ojos les dijo:

  • Concepción: Papá ha muerto, ha ido al cielo. Desde ahora yo sabré darles el cariño de su ausencia.

NARRADOR: Juan Vicente Bolívar y Ponce fallece esa rigurosa tarde dejando un vacío de amor paternal para la familia, Bolívar quien solo tenía dos años y medio, no comprendía muy bien lo sucedido, pero lo comprendería, unos años más tarde, cuando su madre enferma gravemente.

*Juana y Juan Vicente le explican a Bolívar lo que sucederá con su madre, mientras María Antonia está con ella en la habitación*

  • Bolívar Pequeño: Hermanos ¿Por qué María y mamá no salen de la habitación? ¿Qué sucede?
  • Juana: Simón, es difícil para nosotros explicarte.
  • Bolívar Pequeño: Juan Vicente…
  • Juan Vicente: Mamá esta grave, en cama.
  • Bolívar Pequeño: ¿Irá al cielo? ¿Cómo papá?
  • Juana: Es muy probable, debemos esperar, y que suceda lo que Dios quiera.

NARRADOR: Los hermanos se quedan en silencio y María Antonia, observa el último respiro de su madre, quien fallece, a causa de una tuberculosis.

*Triste, María Antonia deja el cuerpo sin vida de su madre, y se acerca a sus hermanos*

  • María Antonia: Mamá ha muerto.

*Juana y Simón comienzan a llorar y son consolados por María, mientras Juan se entierra en sus pensamientos*

NARRADOR: De esa manera, los hermanos quedan huérfanos completamente.

*Ya más calmados, les toca tomar una gran decisión*

  • María Antonia: Oh Dios mío, ¿Qué será de nosotros ahora?
  • Juana: Dios se apiade de nosotros hermanos, parece que las desgracias se han apoderado de esta casa.
  • María Antonia: Tal como lo dices hermana, debemos abandonar este lugar, ¿Qué les parece si nos vamos a la casa de campo? Aún somos jóvenes, pero estaremos bien.
  • Bolívar Pequeño: Hermanos, sé que soy pequeño y tal vez no comprendo muy bien lo que sucede, pero no pueden irse ¿planean dejarme aquí solo?
  • Juan Vicente: ¿Cómos crees Simón? Hemos de llevarte con nosotros, no puedes quedarte aquí ¿Quién te cuidará? Solo nos tenemos a nosotros mismos.

NARRADOR: De inmediato, Hipólita y Matea, quienes lograron escuchar la conversación de los hermanos se acercaron preocupadas a aclarar la situación.

  • Hipólita: Un momentito muchachos de Dios, ustedes no están solos, nos tienen a nosotras y todos los esclavos de la finca para cuidarlos y protegerlos.
  • Juana: No planeamos quedarnos aquí, este lugar ya no es para nosotros, nos trae demasiados recuerdos tristes.
  • Matea: Bueno muchachos, si su deseo es irse, pues bien, pero eso sí, nadie saca de esta casa a Simón.
  • Bolívar Pequeño: Pero Matea, me quiero ir con ellos.
  • Hipólita: Simón, ¿Me desprecias a mí? Que te he de alimentar con mi propia leche cuando eras tan solo un bebé. Hemos decidido que te quedas y así será.
  • Juan Vicente, Juana y María: Nosotros nos iremos. *se retiran*

NARRADOR: Don Feliciano, padrino y abuelo de Bolívar, intervino en la conversación.

  • Bolívar Pequeño: Abuelo, yo quiero irme con mis hermanos.
  • Feliciano: Querido hijo, ellos estarán muy bien solos, cuidándose entre ellos mismos, y tú te quedarás con nosotros aquí en la hacienda, está más que dicho.
  • Bolívar Pequeño: Pero abuelo…
  • Feliciano: Pero nada Simón, aquí es donde has de estar mejor, nosotros somos tu nueva familia, las negras serán tus sirvientas y nuestros trabajadores tus amigos, serás enseñado acá mismo por los mejores profesores que existen en el lugar, lo mejor para el mejor ¿no es así? *ríen todos los presentes en la escena*

NARRADOR: Como fue dicho, así de cierto modo se hizo, Bolívar quedo a mando de su abuelo y sus empleados quienes lo llenaron de cariño y dulzura, con un amor casi maternal, pero un año después, cuando apenas tenía 10 años, la muerte ataca de nuevo la hacienda, llevándose a su abuelo, Simón, entonces, quedo a mando de su tío Carlos, pero escapó de casa y se fue a donde sus hermanos vivían.

  • Juan Vicente: ¿Simón que haces aquí? Deberías estar con el tío Carlos, no lo puedes abandonar, sabes que no se lleva muy bien con nuestras sirvientas.
  • Bolívar Pequeño: Ya no soporto vivir con él hermano. ¿Puedo quedarme aquí?
  • Juan Vicente: Eso no debes hablarlo solo conmigo, traeré a Juana y a María.

*Juan Vicente se acerca a sus hermanas*

  • Hermanas. Simón está aquí. Y quiere que lo dejemos vivir con nosotros.

*Los hermanos se acercan al lugar donde está Simón*

  • María Antonia: Simón, Juan me ha dicho a lo que has venido. Ya tuvimos esta conversación antes, debes quedarte con el tío Carlos.
  • Simón: Déjenme vivir con ustedes. Por favor.
  • Carlo llega y dice: ¡No! Ya me cansé de este niño, solo juega con los empleados y habla con los sirvientes. No soy parte de una familia de importancia y dinero, para que mi sobrino venga a dañar nuestro apellido, vengo del juzgado, Simón ha de quedarse en la finca con las negras y el mando le ha sido otorgado a una persona honorable, Simón Rodríguez.
  •  Juan Vicente: Tío, ¿Cómo te atreves? Simón, cuando seas mayor vendrás con nosotros, se fuerte por estos pocos años.
  • María Antonia: Bueno, lamento la interrupción, pero debemos ir al mercado, adiós Simón, adiós Tío.

NARRADOR: Así que, Simón, en sus primeros diez años, sufría una vida difícil y pasaba de un cuidador a otro, pero todo mejoró cuando Rodríguez llegó a su vida, y junto a sus dos cuidadoras, se encargó de llenarlo de valores y conocimiento.

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