LA PARTICIPACIÓN DE LOS HIJOS DE INMIGRANTES FRANCESES EN LA 1RA GUERRA MUNDIAL

LA PARTICIPACIÓN DE LOS HIJOS DE INMIGRANTES FRANCESES EN LA 1RA GUERRA MUNDIAL

Con una Argentina afrontando las consecuencias económicas de la falta de importación de bienes manufacturados de países europeos al declararse la 1ra guerra Mundial, la inmigración francesa así como otras comunidades migratorias, también se vieron notablemente afectada en su arribo al Río de la Plata ante la imposibilidad de dejar su país natal que se encontraba estado de Guerra. No obstante esto,  la comunidad francesa en argentina fue una de las corrientes más importantes en ingresar al país desde mediados del siglo XIX, destacándose después de Italia y España

En éste contexto, Hernán Otero nos expone las respuestas de la comunidad francesa radicada en la argentina, los cuales eran la mayor comunidad francesa de Latinoamérica, a la movilización militar hacia la Gran Guerra, en donde su tierra natal había sido un actor principal y desencadenante del conflicto quienes ante la necesidad de recuperar los territorios perdidos contra Alemania (Provincia de Alsacia y Lorena) y con un sentimiento de revancha por la derrota obtenida en la Guerra Franco Prusiana en 1870, convoca a los franceses emigrantes y a sus hijos a pelear contra Los Imperios Centrales una vez declarada la 1ra  Guerra Mundial.

Otero desarrolla la función de los agregados militares y contemporáneos que consideraron “poco brillante los resultados de la movilización”, mencionando aspectos de la época que hicieron más difícil el traslado de los combatientes franceses y en particular de sus hijos, tales como la falta de listas de emigrantes franceses, la dificultad de traslado en barco a Europa por el bloqueo Alemán en 1917, la obligatoriedad de cumplir militarmente con Argentina a través del Servicio Militar y la alta integración con la sociedad Argentina.

Si bien el expositor inicialmente sostiene un acatamiento a la movilización de la primera generación de inmigrantes, y no así por sus hijos, nos plantea luego una variedad de categorías (edades), que paulatinamente rechazaban la guerra, y nos deja una puerta abierta para el análisis de éstas generaciones, ya que  no solo los que no se encontraban en las listas de individuos mencionada anteriormente no respondían al llamado del Estado francés, sino también aquellos que no concurrían por cuestiones medicas (fraudulentas algunas o no), pedidos de prorrogas, insumisos que no acataban la convocatoria militar por distintas razones y también desertores que regresaban del viejo continente y no volvían al combate.

Quedó claro a lo largo de la conferencia, las causas y aspectos de la época por la cual los migrantes – soldados de ambas generaciones (padres e hijos) respondieron o no al llamado de la guerra, mencionando que a pesar de las críticas, las cifras fueron altas.

Tanto por la ausencia del Estado Francés en el exterior como el desapego de aquellos que habían emigrado muy jóvenes suponen un vació o una ruptura leve o no con el pasado, y que si a esto se le suma la inserción de inmigrantes franceses con grupos familiares y sociales no exclusivamente franceses, estos aspectos hacían  que la decisión moral de ir a combatir fuese más compleja, variada y contradictoria; es decir Otero nos permite entender mas acabadamente que la cultura de la guerra no se encontraba completamente ausente en el inmigrante Francés, simplemente existían aspectos sociales propios de la época y del lugar donde  residían, que redefinieron éste concepto.

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