LA REVOLUCIÓN RUSA.

LA REVOLUCIÓN RUSA

El Imperio Ruso surgió en 1613 con el ascenso al poder monárquico de Miguel Romanov, quien fue elegido por una asamblea de nobles. Con él nació la dinastía Romanov, que gobernó Rusia hasta febrero de 1917.

Los gobernantes Romanov asumieron el título de zares, dignidad utilizada desde el siglo XVI, y que hacía referencia al soberano o emperador: “Por la gracia de Dios, emperador y autócrata de toda Rusia”, era el título completo con el que se honraba a todos los zares y zarinas rusos. El ejercicio del poder era autocrático, es decir, la voluntad del zar era la suprema ley y se imponía por encima de la nobleza y de los demás grupos sociales.

A finales del siglo XIX la sociedad rusa estaba compuesta por nobles, que eran los principales dueños de tierras y ejercían algunos cargos burocráticos; los burgueses; los campesinos, algunos libres y otros sometidos a la servidumbre por parte de la nobleza y por el Estado zarista; y los obreros industriales.

La mayoría de los zares impulsaron reformas administrativas y económicas y acogieron modas, costumbres y experiencias de Europa Occidental. Por ejemplo, Alejandro II reorganizó el ejército, reformó la administración de justicia y abolió la servidumbre.

Con la abolición de la servidumbre, el campesinado se reorganizó en torno a la obschinao comunidad rural, encargada de repartir las tierras a los campesinos, controlarlos y recaudar el dinero que estos debían pagar al Estado por la tierra asignada.

A partir de 1880 y hasta 1914, Rusia emprendió su proceso industrializador. A diferencia de otros países en donde la burguesía había sido la gestora de dicho proceso, la industrialización rusa fue obra del zarismo con apoyo de capitales procedentes de Alemania, Francia e Inglaterra.

La industria rusa se orientó hacia la construcción de ferrocarriles, la textilería, la metalurgia y las armas. Como consecuencia del proceso de industrialización se presentó un crecimiento económico, se modernizó la banca a semejanza de la de Europa occidental y se fortaleció el comercio.

En 1906 bajo el gobierno del zar Nicolás II, se impulsó una reforma agraria que permitía al campesinado abandonar sus comunidades rurales, comprar tierras o emigrar hacia los centros urbanos. Los campesinos ricos o Kulaks se vieron favorecidos con estas medidas al poder adquirir grandes predios a bajo costo.

Las transformaciones económicas no beneficiaron a todos los miembros de la sociedad rusa, campesinos pobres y obreros expresaron de diversas maneras su descontento. A la crisis social pronto se uniría el descrédito del régimen zarista y los desajustes económicos como consecuencia de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial.

REVOLUCIÓN DE 1905

Tanto Rusia como Japón habían manifestado sus intereses expansionistas sobre Asia desde finales del siglo XIX. Esta situación desembocó en la confrontación armada de 1904 y 1905 donde Rusia fue derrotada. Este hecho unido a la difícil situación económica rusa alimentó las protestas y movilizaciones de diversos sectores de la sociedad de ese país.

La situación fue aprovechada por la burguesía y por los intelectuales socialistas, quienes se organizaron para fortalecer movimientos políticos, buscar el apoyo de la sociedad y obtener participación en el Estado.

La burguesía rusa adoptó las ideas liberales y conformó dos partidos políticos: el Partido Constitucional Demócrata o Kadete y el Partido Octubrista. El Kadete abogó por una monarquía constitucional, mientras los Octubristas se pusieron al lado del zarismo y de la unidad imperial.

En 1898 se había creado el Partido Obrero Social Demócrata Ruso, liderado por intelectuales como Peter Struve y George Plejanov, que impulsaban las ideas revolucionarias del socialismo. De su división en 1903, surgieron el partido de los bolcheviques, guiados por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, y el de los mencheviques, liderado por Julius Martov.

El zar Nicolás II trató de contener las pretensiones de los opositores del régimen, para lo cual buscó el apoyo de la burguesía a cambio de algunos beneficios como la promesa de una Constitución de corte liberal y la creación, el 6 de agosto de 1905, de la duma, una especie de asamblea conformada por burgueses con algunas prerrogativas legales.

Entretanto, los obreros se organizaron en los soviets para exigir reivindicaciones al zar. Los campesinos siguieron el ejemplo obrero, se organizaron en comunas y adelantaron movilizaciones, protestas y huelgas. Igual ocurrió con los soldados.

Esta revolución, considerada como burguesa, llegó a su fin en 1907. Sus logros no se pudieron consolidar debido a la debilidad y a la constante intervención del zar en las decisiones tomadas por la duma.

LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1917

En febrero de 1917, Nicolás II abdicó presionado por los obreros, campesinos y burgueses y el poder quedó dividido entre la duma y los soviets. La duma estableció un gobierno provisional con el respaldo de la burguesía y del partido menchevique.

Entre marzo y abril de 1917, obreros, campesinos, soldados y las nacionalidades constituidas por ucranianos, polacos, lituanos, judíos, turco – tártaros y alemanes, entre otros, protagonizaron distintos procesos revolucionarios.

Los obreros no permitieron el cierre de las fábricas impulsado por sus propietarios y crearon comités con el fin de mejorar sus condiciones laborales y de subsistencia. Por otra parte, los campesinos invadieron las tierras de los nobles; los soldados, cansados de la guerra, exigieron el retiro de Rusia de la misma y su regreso con el fin de participar en el reparto de tierras, y las nacionalidades desconocieron el poder central y proclamaron el derecho de su autodeterminación.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1917

El 25 de octubre de 1917, los bolcheviques liderados por Lenin derrocaron al gobierno provisional y proclamaron el triunfo de la revolución de los obreros, soldados, campesinos y de las nacionalidades.

Las políticas modernizadoras impulsadas por la burguesía fueron reemplazadas por medidas tan radicales como:

a. El retiro de Rusia de la Primera Guerra Mundial y la adopción del Tratado de Brest-Litovsk, firmado con las Potencias Centrales el 3 de marzo de 1918 y por medio del cual Rusia entregó a Alemania sus dominios en Lituania y Polonia; le cedió a Turquía los territorios de Batum y de Kars; y pagó indemnizaciones de guerra a alemanes y turcos. En 1918, este tratado fue anulado por los vencedores de la contienda mundial.

b.

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