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La Caida De Constantinopla


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  2.214 Palabras (9 Páginas)  •  1.496 Visitas

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La caída de Constantinopla

La caída de Constantinopla fue considerada como el fin de una época histórica y el final del imperio romano de oriente y también otorgar el último empuje a las que se convertirían en las más grandes potencias (incluso hasta el siglo XX).

Muchos historiadores concuerdan en que la caída de la capital del imperio romano de oriente empezó en 1190 durante los preparativos de la tercera cruzada en los reinos de occidente.

Los bizantinos creyendo que no podrían vencer a Saladino decidieron mantenerse neutrales.

Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró hasta 1261. Los bizantinos, despojados de su capital imperial, establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el de Epiro. En tanto, el reino establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.

Desde entonces, agravado por el rompimiento entre las Iglesias Romana y Ortodoxa, el ataque de los turcos se veía venir en el tiempo, sin que occidente mostrara el más mínimo interés en la histórica capital. Tampoco los habitantes de la ciudad estaban demasiado por la labor de pedir ayuda, el intento del Emperador Juan VIII de poner fin a las diferencias entre las dos Iglesias provocó serios disturbios en la ciudad, el hermano del emperador Constantino XI, también intentó suavizar los problemas con sus aliados naturales de Roma, pero el clero bizantino seguía aislando la idea. Esto interesaba al Sultán otomano.

Los primeros preparativos para el ataque vinieron antes por un ataque de confianza de Constantino. Ante la muerte de Murad II, su hijo Mehmed prometió dejar tranquila la ciudad y el resto de territorios controlados por él. Esto hizo pensar al Emperador que los otomanos estaban en una posición de inferioridad y exigió un pago anual, que debía servir para mantener con vida a un familiar del Sultán, retenido en Constantinopla como rehén. Este hecho, enojo a Mehmed que de inmediato empezó a preparar el ataque. Las murallas de la ciudad en la parte oeste tenían una tradición de haber defendido a Constantinopla de ataques tan grandes como el de los hunos, germanos, búlgaros o rusos. Pero la gran falla de la misma estaba ubicado en las murallas del litoral a lo largo del llamado Cuerno de Oro, el canal que separaba Constantinopla de la villa de Pera. Por ello los bizantinos al recuperar la urbe ellos reforzaron esta posición y en todos los demás puntos donde fuera necesario hacerlo. Además se había construido una cadena de hierro, grande y pesada que serviría como obstáculo para que ningún barco se atreviera a atravesar el canal sin autorización de los bizantinos.

Esto escribió Constantino XI al Sultan Mahomet II:

“Ya que has optado por la guerra y no puedo persuadirte con juramentos ni con palabras halagüeñas, haz lo que quieras; en cuanto a mí, me refugio en Dios y si está en su voluntad darte esta ciudad, ¿quién podrá oponerse?… Yo, desde este momento, he cerrado las puertas de la ciudad y protegeré a sus habitantes en la medida de lo posible; tú ejerces tu poder oprimiendo pero llegará el día en que el Buen Juez dicte a ambos, a mí y a ti, la justa sentencia.”

Por parte bizantina, sus peticiones de ayuda a occidente fueron correspondidas por el Papa, que envió barcos y soldados, casi todos genoveses y venecianos. Sus vecinos de Pera, hoy en día dentro de Estambul, también accedieron a participar en la defensa. Sin embargo, para decepción del Emperador, Constantinopla ya no era lo que había sido, solo contaba con 50000 habitantes y, de entre ellos, solo unos 7000 eran soldados. Por su parte, los otomanos pasaron rápidamente a la acción. Levantaron una muralla a 10 kilómetros de la ciudad y trataron de bloquear las vías marítimas de suministros. No se dejó de tocar los tambores y trompetas en ningún momento del asedio. Por supuesto además se prometió a los otomanos tres días de saqueo a la ciudad, lo cual los emociono.

Su ejército llegaba a los 100000 soldados entre los que se encontraban los jenizaros de origen cristiano, tropas de elite del sultán y los sipahis al estilo de los pretorianos romanos, pero a caballo. Los jenizaros fueron inicialmente esclavos o súbditos de las regiones yugoslavas, griegas, albanesas y húngaras y por tanto, mayoritariamente cristianos, los pueblos cristianos sometidos por los turcos consideraban un honor (y también era una fuente de riqueza, ya que un jenízaro estaba muy bien pagado) el que sus jóvenes fuesen seleccionados para el cuerpo.

Entre las armas que harían pedazos a los bizantinos y sus murallas, estaban los cañones. Entre ellos un moderno cañón de cerca de nueve metros de longitud. Que tuvo que ser trasladado por cientos de bueyes y 100 hombres a una velocidad de casi 2 km diarios. Este cañón fue fabricado bajo la dirección de un ingeniero de artillería húngaro llamado Urbano que ofreció sus servicios al sultán al inicio de 1452. Finalmente en Abril de 1453, el sitio dio comienzo, precisamente con el disparo del enorme cañón. Pronto los disparos de este destruyeron parte de la muralla.

Las defensas de la ciudad estaban constituidos por tres anillos gruesos de murallas con huecos de entre 30 y 70 metros de profundidad. Todos los días, al anochecer, los bizantinos se escapaban fuera de la ciudad para reparar los daños causados por el cañón con sacos y barriles de arena, piedras despedazadas de la propia muralla y empalizadas de madera, mientras los defensores se defendían con sus arqueros mediante lanzamientos de flechas y con ballesteros de dardos.

En un principio, ese fue el único frente de batalla, ya que los otomanos ignoraron la posibilidad de un ataque por mar, debido a que las defensas de la ciudad eran bastante más sólidas por esa vía, de ahí que decidieran intentar tan solo ataques por tierra. Al comienzo del rodeamiento de la ciudad, los bizantinos consiguieron dos victorias alentadoras. El 12 de abril, el almirante búlgaro al servicio del sultán Suleimán Baltoghlu fue rechazado por la armada bizantina al intentar forzar el pasaje por el Cuerno de Oro. Seis días después, el Sultán intentó un ataque a la muralla dañada en el valle del Lico, pero fue derrotado por un ejercito menor, aunque mejor armado, de bizantinos, al mando de Giustiniani. El 20 de abril los bizantinos descubrieron las flotas enviados por el Papa, además de otra embarcación griega con grano de Sicilia, que atravesaron el bloqueo de los Dardanelos cuando el sultán desplazó

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