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La Conquista


Enviado por   •  17 de Mayo de 2015  •  4.128 Palabras (17 Páginas)  •  547 Visitas

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La Conquista y su Impacto

La Conquista de México y Perú (1519-1551)

Contexto y Causas

Conquista de México

El encuentro entre dos mundos

El cuadro representa la llegada de los españoles a

lo que posteriormente se conocería como América

La conquista de América fue una ocupación de los españoles, portugueses, ingleses y franceses de los territorios americanos, en los que los que los indígenas habían vivido durante miles de años y desarrollado grandes civilizaciones. Fueron derrotados por la superioridad de las armas de los europeos, quienes doblegaron sus costumbres y formas de vida, pusieron fin a sus imperios e hicieron que sus habitantes adoptaran las formas de vida del viejo continente.

Hernán Cortés, en 1519, desembarcó en la costa de México, fundando la ciudad de Veracruz, en donde es nombrado Capitán General con lo cual deja de obedecer al gobernador de Cuba.

Ruta de Cortés a México.

Aztecas cayendo a manos de los españoles

Ciudad de México, construida

sobre las ruinas de Tenochtitlán.

El emperador azteca Moctezuma creyó que Cortés era su dios Quetzalcóatl, que venía de regreso, por lo que fue recibido con grandes agasajos y regalos.

Luego de una serie de enfrentamientos entre españoles y aztecas, en Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca, y funda Ciudad de México.

1521, ocupa la ciudad de Tenochtitlán.

Conquista del Perú

Ruta de Pizarro al Perú

Aquí el principal el personaje fue Francisco Pizarro ya que salió desde Panamá en 1531, rumbo a Perú.

Los Incas se encontraban en una guerra civil por la sucesión del trono del imperio, entre los hermanastros Atahualpa y Huascar.

En Cajamarca se enfrenta al ejército de Atahualpa, quien es capturado y por el cual se pide un rescate de dos piezas llenas de oro para su liberación. Pizarro recibe el oro, pero ejecuta a Atahualpa acusado de conspiración. Francisco Pizarro proclama como emperador Inca a un hermano de Atahualpa, utilizándolo para tomar el control total del imperio.

En el Cuzco, los españoles desvalijan el Templo del Sol y se reparten las residencias de los soberanos.

Pizarro funda una nueva capital: La Ciudad de los Reyes (actual Lima).

Se crea el Virreinato del Perú (1546), en lo que fue Nueva Castilla y Nueva Toledo, territorios que pertenecían al Imperio Inca

Territorios del Virreinato del Perú

Causas Políticas Y Económicas De La Exploración Y Las Conquistas

La primera causa fue el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492

-Colonización de Cuba y el encargo del gobernador Diego Velázquez de Cuellar de explorar "tierras desconocidas" más allá del mar de occidente (Caribe)

-Primera expedición cubana comandada por Francisco Hernández de Córdoba en 1514, la cual solo llegó hasta Yucatán y regresó a Cuba, llevando noticias al gobernador Velázquez de Cuellar de tierras nuevas pobladas por nativos. lo más importante por señalar en este punto es que se quedaron en Yucatán Gonzalo Guerrero, quien se amoldó a la vida de los mayas de ese entonces llegando incluso a identificarse culturalmente con ellos y Jerónimo de Aguilar, quien sería crucial a la hora de conquistar México debido al dominio del idioma maya y por supuesto del español.

-Segunda Expedición (1516): Don Juan de Grijalva quien llegó hasta el ahora río Grijalva (Tabasco y Chiapas) Lo más importante a resaltar de este punto es que llevó noticias a Cuba de la existencia de una gran ciudad más hacia el norte, según sus informantes.

-Tercera Expedición: Hernán Cortés, quien salió huyendo de la isla debido a problemas con el gobernador quien lo había seleccionado para dirigir esta expedición y a última hora se arrepintió, así que Cortés sale de Santiago de Cuba con sus hombres llegando 2 meses después a Champotón, después a Campeche y por último lugar a Chalchicueyan (hoy Veracruz) fundando la Villa Rica de la Veracruz, primer ayuntamiento de México.

Cortés avanza hacia el centro haciéndose aliados a los Cempoaltecas, tributarios del emperador mexica (azteca) Moctezuma Xocoyotzín y de los Tlaxcaltecas, República independiente del imperio mexica.

Así conquista tras duras batallas y con muchas penurias delos 2 bandos a México Tenochtitlan el 21 de agosto de 1521 por medio de la técnica guerrera del sitio (nada entraba ni nada sabía de la ciudad).

En otras palabras se podría decir que Cortez ya había encontrado México. Otros aventureros aspiraban a encontrar un reino tan rico como el que ese encontró allí. Y había noticias de que un gran imperio existía al sur, con mucho oro. Así que bien valía emprender esa empresa. Pizarro, Almagro y Valverde se arriesgaron a invertir para intentarlo.

Argumentos Religiosos de la Conquista

México

Problemas y retos que dieron como resultado una forma de gobierno

El mal manejo de Cortés en las actividades comerciales y económicas y el mal manejo y uso de gobierno en manos de Cortes fue uno de los principales motivos que causaron un nuevo gobierno. El descuido por el Rey, en ese entonces Carlos V, en la Nueva España generaron muchas dudas y descontentos de la gente para que se formara un gobierno institucionalizado. Lo cual el Rey Carlos V llevó a cabo. Carlos V organizó una forma de gobierno virreinal, y él como jefe supremo de la Nueva España. El fin de este gobierno fue: guardar el orden en la Nueva España, evitar revueltas de los grupos indígenas, controlar el comercio hacia España, establecer leyes para controlar el estilo de vida y el mercado en este territorio. El Virrey debería desarrollar múltiples cargos como por ejemplo; Gobernador, Vice patrono de la Iglesia, Superintendente de la Real Hacienda, Capitán General y Presidente de la Real Audiencia de México

Importancia de gobernantes

Los gobernantes de aquella época llevaron a cabo múltiples tareas como fue implementar la religión católica a los grupos indígenas, institucionalizar leyes religiosas, comerciales, repartición de tierras, tierras comunales, ejidos, orden y progreso en la sociedad, el comercio de oro y otras cosas a España, el desarrollo de la agricultura y ganadería, el cobro de impuestos por métodos de opresión, etc. Esto fue logrado por estos gobernantes gracias al alto rango de poder que el Rey en España les otorgaba.

Herencia Política.

La época Virreinal se puede decir que causó mucho desarrollo en la Nueva España, pero también oprimió y exprimió al pueblo común en lo más extenso de la palabra. Este sistema causó la separación de clases sociales, dejando una muy alta y extrema pobreza. El racismo hacia las diferentes razas indígenas jugó un gran papel en la limitación de clases sociales. Esto creó el caciquismo en las tierras y también creo la Burguesía en la Nueva España. Como consecuencia de esto vino la injusticia en la repartición de las tierras, la indiferencia en las clases sociales e injusticia en el reparto de impuestos. La iglesia jugo un gran papel en esta época, como mediador y represor de la gente, esta llevaba a cabo el papel de mantener a la gente con ideales que al gobierno le convenía.

También, la iglesia sirvió como forma para recaudar impuestos para el gobierno con formas de implementar miedo y oprimiendo al pueblo. Toda esta serie de eventos fue lo que creó las bases para lo que después fue la independencia de México.

Principales virreyes de la nueva España

La Nueva España quedó bajo el dominio del rey de España, quien nombró a un gobernador del territorio conquistado, que se le consideraba como Capitanía General. A estos se les llamó virreyes y representaban al rey y velaban por los intereses de la Corona española en el vencido Imperio Azteca. En total fueron 62 virreyes.

Perú

Todo conquistador trata de justificar su conquista para esconder o aminorar la explotación y desmanes que ejercen sobre los pueblos conquistados. Y para esto, la justificación más socorrida, es que se trata de gentes inferiores, cuyas costumbres y pensamiento, son sometidos a una crítica implacable a la par que inconsistente desde un punto de vista ético y científico.

Esto, desde muy antiguo. Ya Aristóteles en su conocido y célebre libro Política, habla de pueblos bárbaros, de pueblos esclavos por naturaleza, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y esclavizados para que trabajen y sirvan a los griegos, derecho justo dada su superioridad racial. Y esta tesis se difunde grandemente y sirve para la expansión de Roma.

De larga vida la tal tesis, llega a América con la espada de los conquistadores y la cruz de los misioneros. Y aquí, en algunos casos, se radicaliza hasta el extremo de sostener que los indios americanos carecen de alma y no pertenecen a la especie humana. El Papa, para no amenguar la labor evangelizadora, tiene que intervenir y decir que sí tienen alma y que, por tanto, son hombres. Pablo III, en su bula Sublimis Deus –1537– tiene que declarar esto:

Nos, que aunque indignos, ejercemos en la tierra el poder de Nuestro Señor… consideramos sin embargo que los indios son verdaderos hombres y que no solo son capaces de entender la fe católica, sino que, de acuerdo con nuestras informaciones, se hallan deseosos de recibirla.

La bula papal es urgente e imprescindible, porque es obvio que si los indios no pertenecen a la especie humana, la evangelización de sus pueblos no tiene sentido. Si para ellos no existe otra vida después de la muerte por carecer de alma, ¿para qué el esfuerzo de su cristianización?

Empero, la singular bula papal, es quizás más imperiosa y necesaria para la monarquía española. Para sus reyes es un importante instrumento de conquista, pues una religión que predica la resignación y el sometimiento, resulta un arma formidable para imponer el dominio y consolidar la colonización. Es el cuchillo pontificio de que nos habla nuestro obispo Gaspar de Villarroel. Por tanto, hay que imponer el catolicismo a cualquier costo, para lo cual es forzoso arrasar las religiones indígenas, como efectivamente sucede. Una cohorte de clérigos, destruyendo todo lo que para ellos significa idolatría, se desplaza por todos los rincones del nuevo continente para cumplir tan sagrado oficio. Un Diego de Landa, por ejemplo, se destaca en el cumplimiento de este cometido por las tierras mayas.

Tan fundamental es la implantación de la religión católica, que muchos juristas y teólogos, la consideran como justa causa para la conquista.

Pero si bien la bula aludida saca de la animalidad al indígena, no por eso se libra de la inferioridad, calidad indispensable para justificar la conquista. Así el dominico Francisco de Vitoria, uno de los que sostienen que es justa causa de guerra la oposición de los bárbaros a la propagación del Evangelio, dice esto sobre los indios:

Esos bárbaros, aunque, como se ha dicho, no sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan poco de los retrasados mentales que parece no son idóneos para constituir y administrar una república legítima dentro de los límites humanos y políticos. Por lo cual no tienen leyes adecuadas, ni magistrados, ni siquiera son suficientemente capaces para gobernar la familia. Hasta carecen de ciencias y artes, no sólo liberales sino también mecánicas, y de una agricultura diligente, de artesanías y de otras muchas comodidades que son hasta necesarias para la vida humana.

Más radical y menos dubitativo es el famoso fray Ginés de Sepúlveda. En su Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios no se cansa de buscar motivos para justificar el sometimiento de los indígenas americanos, para lo cual acumula sobre ellos, junto con la consabida falta de razón, una serie de vicios y defectos. Y para su condena a los que llama hombrecillos con apenas vestigios de humanidad se basa, no sólo en Aristóteles, sino en San Agustín, Santo Tomás de Aquino y algunos pasajes bíblicos. Oídle:

Con perfecto derecho los españoles ejercen su dominio sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio y todo género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos, las mujeres a los varones, como gentes crueles e inhumanos a muy mansos, exageradamente intemperantes a continentes y moderados, finalmente, estoy por decir cuánto los monos a los hombres

La justa guerra es causa de la justa esclavitud, la cual contraída por el derecho de gentes, lleva consigo la pérdida de la libertad y de los bienes.

Con estas tesis se enfrenta en 1550-1551 en la Junta de Valladolid a fray Bartolomé de las Casas, alto representante de las ideas democráticas españolas, encerradas por desgracia en esa época en los débiles círculos erasmistas, que para no ser reprimidos por la Inquisición expresan su pensamiento con extrema cautela. Su combate se fundamenta, principalmente, en el cristianismo primitivo. Y llega lejos. Al final de su vida llega a plantear que se devuelvan a los indios "los bienes robados y que los españoles abandonaran las colonias".

A Sepúlveda le sonríe la buena suerte. Los conquistadores del Cabildo de México, agradecidos, le regalan doscientos pesos de oro en minas. Gran negociante llega a formar una inmensa fortuna que hasta le permite fundar un mayorazgo.

También un obispo franciscano, Francisco Ruiz, piensa que el indio "aunque es gente maliciosa para concebir ruindad en daño de los cristianos, no es gente capaz ni de juicio natural para recibir la fe ni las otras virtudes de crianza necesarias a su conversión". Otro religioso, Betanzos –conocido enemigo de Las Casas–, propone que los indios sean repartidos preferentemente en las encomiendas, y hasta se da tiempo para viajar a Roma, a fin de conseguir de la Santa Sede una declaración que diga que los indígenas "eran incapaces de la fe, lo cual justificaría su total sometimiento al español americano". Más aún: presenta un memorial al Consejo de Indias donde dice "que los indios eran bestias, que habían pecado, que Dios los había condenado, y que debían perecer todos". De estas últimas expresiones se retracta ante notario en su lecho de muerte, retractación que para el escritor Juan Friede, no es sino una póliza cómoda y barata, habitual en esa época para no ser condenados en el juicio final. Y finalmente, para que no falte una afirmación bastante cómica, es de anotar que el jesuita Paleotti, en voluminoso libro continente de sus sermones, afirma también que los indios están eternamente condenado por ¡descender del diablo y de una hija de Noé!

Otro religioso, el dominico Tomás Ortiz, envía al Consejo de Indias una larguísima diatriba contra los indios caribes, donde constan los dos pequeños párrafos que copiamos a continuación:

Los hombres de tierra firme de Indias comen carne humana, y son sodomíticos más que ninguna otra generación. Ninguna justicia hay entre ellos, andan desnudos, no tienen amor ni vergüenza, son como asnos, abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse ni matar…

Cuando más crecen se hacen peores; hasta los diez o doce años parecen que han de salir con alguna crianza; pero de allí en adelante se vuelven como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad o cortesía.

Además, no son capaces de doctrina, sus juicios son bajos y apocados, no tienen arte ni maña de hombres, no quieren mudar de costumbres ni de dioses, son cobardes como liebres, sucios como puercos, crueles, ladrones, mentirosos, haraganes, hechiceros, nigrománticos y numerosos defectos y vicios más. Hasta se anota que no tienen barba… En fin, un verdadero padrón de deficiencias y perversiones.

Y todo esto, con una finalidad concreta: demostrar la inferioridad del indio y conseguir su esclavización como lógica consecuencia. Y por desgracia, el Consejo de Indias y el emperador, dan oídos a la cruel petición y esos indios son convertidos en esclavos. Sólo después de algunos años es derogada esa disposición.

También algunos cronistas defienden la tesis de la inferioridad del indio y el tácito derecho de conquista. Para esto acumulan e inventan taras, describen cuadros sombríos sobre su vida y ponen en duda su capacidad para ser libres. Sin comprender, o comprendiendo –que es peor– el grado de desarrollo de algunos pueblos de este continente, sus religiones son consideradas idolátricas y, por tanto, indignas de subsistir; varias costumbres son calificadas de pecaminosas e intolerables, sus formas de gobierno son dura e injustamente criticadas. El caso más frecuente es el que se refiere a las distintas formas de matrimonio aquí existentes, formas por las que han atravesado todos los pueblos hasta llegar a la monogamia, son perseguidas sin tregua por constituir pecado.

Nos vamos a referir brevemente solo a dos cronistas, Fernández de Oviedo y López de Gómara, por ser quizá, los ejemplos más notorios.

El primero, Fernández de Oviedo, sirve de fuente a Sepúlveda para su demostración de la inferioridad del indio. El cronista, en su Historia General y Natural de Indias, al igual que Ortiz, dice que son ociosos, mentirosos, crueles, inhumanos, sodomitas, de frágil memoria, inclinados al mal y con toda clase de vicios. Agrega que nada se puede esperar de ellos, porque tienen un cráneo tan grueso y duro que las espadas de los conquistadores se rompen cuando llegan a ellos.

Las Casas combate iracundo estas afirmaciones. Refiriéndose a la acusación de sodomía, por ejemplo, dice que acerca de "este asunto he hecho diligentísima gestiona y ha encontrado que el indigno vicio de sodomía entre los Indios o no se da absolutamente o es rarísimo", añadiendo que ese "crimen" era castigado por las mujeres de la Isla Española, ya que la acusación de Fernández de Oviedo alude a sus habitantes.

Dice que uno de los motivos para sus mentiras y difamaciones, es que, por tener el cargo de veedor, "era uno de los encargados de despojar a los indios y apoderarse del botín".

López de Gómara, en su voluminosa Historia General de las Indias, entre pequeñas críticas a los abusos más notorios de los conquistadores, también desacredita y denigra a los pueblos americanos. No en vano, para justificar la conquista, recomienda la lectura de Sepúlveda.

Entre las varias acusaciones a los indígenas de América, únicamente citaremos esta, referente a los indios de la Isla Española:

Facilísimamente se juntan con las mujeres, y aun como cuervos o víboras, y peor; dejando aparte que son grandísimos sodomitas, holgazanes, mentirosos, ingratos, mudables y ruines.

Las Casas también combaten y desmiente a López de Gómara. Dice que excusa todas las maldades de Cortez –toda la segunda parte de su libro está dedicado a la conquista de México– por ser su sirviente y haber recibido sus favores. Afirma que su lenguaje infamatorio contra los pueblos americanos es el de los españoles que quieren justificar las violencias, robos y matanzas de la conquista.

Y esto es cierto. Este cronista es sin duda uno de los mayores defensores de la dominación de los indios y de la ocupación de sus tierras. "Ahora –dice refiriéndose a los mexicanos– son señores de lo que tienen con tanta libertad que les daña. Pagan tan pocos tributos, que viven descansados". Hasta se atreve a decir que Dios les hizo merced en ser de los españoles.

Desde luego, así como hay sacerdotes que defienden a los indios, también hay cronistas que resaltan sus valores y condenan la violencia de los conquistadores. Cieza de León por ejemplo, si bien señala costumbres que son nocivas según su criterio, tiene el mérito de admirar el gobierno de los incas y mostrar sus adelantos, y, sobre todo, el mérito de dolerse por la destrucción de tantos "reinos" americanos y de condenar varias crueldades de los españoles. Es de citar así mismo al cronista jesuita José de Acosta. Dejando a un lado sus continuas referencias a la intervención del demonio en la vida indígena, se distingue por rebatir la tesis de inferioridad racial. En su Historia natural y moral de las Indias dice que uno de los fines para escribir sobre las costumbres y gobierno de los indios, es "deshacer la falsa opinión que comúnmente se tiene de ellos, como de gente bruta, y bestial y sin entendimiento o tan corto que apenas merece ese nombre", y que de este "engaño se sigue hacerles muchos y muy notables agravios, sirviéndose de ellos poco menos que de animales y despreciando cualquier género de respeto que se les tenga".

Afirma que tienen cosas dignas de admiración, y que "su capacidad para aprender, aventaja a muchas de nuestras repúblicas".

Más tarde, cuando ya nos habíamos librado del coloniaje e iniciado la vida independiente, el científico francés Alcides D’Orbigny, después de estudiar a la mayoría de los pueblos indios sudamericanos, después de criticar a los autores que hablan de la inferioridad del indio, dice esto:

El americano no está privado de ninguna de las facultades de los otros pueblos; sólo le falta la oportunidad para desenvolverla. Cuando esas naciones sean libres, mostrarán mucha más facilidad en todo género de actividad intelectual, y si hoy algunas de ellas no son más que la sombra de lo que han sido, ello se debe solamente a su posición social actual.

Pone en alto las facultades intelectuales de los pueblos que ha recorrido y estudiado. Elogia los adelantos alcanzados por algunos antes de la conquista. Y, como se ve, condena la explotación de que son víctimas, causa de su miserable situación.

Por desgracia, la falsa teoría de la inferioridad inventada para justificar la conquista como tenemos dicho, una vez terminada ésta y consolidada la colonia, se transforma en instrumento y justificación de la explotación, porque según su lógica, el inferior es apto sólo para la servidumbre y está condenado a servir al amo, al superior.

Y así, la explotación se prolonga largamente. De la colonia pasa a la república y perdura hasta nuestros días. Y por fuerza, junto a la explotación, subsiste la teoría de la inferioridad, que unas veces se manifiesta en forma socapada y en otras con todo descaro.

Más a veces, la teoría espuria de la inferioridad, adquiere apariencias "científicas". Este es el caso, entre nosotros del escritor-terrateniente Emilio Bonifaz, autor de un libro titulado Los indígenas de altura del Ecuador, donde basándose en estudios extranjeros sobre todo –algunos de clara intención racista– pondera las deficiencias del bajo cociente de inteligencia de los indios de nuestra serranía. Como remedio propone el mestizaje, que aporta nuevos genes, dice, genes superiores desde luego. Forma de mejoramiento racial concebible como dice Mariátegui en sus Siete Ensayos, sólo en la mente de un importador de carneros merinos.

Los explotadores del indio, empero, no solamente que lo discriminan como inferior, sino que se enfurecen y combaten con todas las armas a los que denuncian la explotación. Cuando nuestra literatura social empezó a reflejar la realidad de nuestro campo, se les erizaron los pelos a los latifundistas y a sus sirvientes. Recuérdese lo que sucedió con la novela Huasipungo de Jorge Icaza. Aparte de encontrarle peros literarios por todos los lados, se dijo que constituía una deshonra para el Ecuador, porque para ellos la deshonra y el pecado no eran la miseria del indio, sino el hecho de que se la destapara y mostrara al mundo. La grita fue inmensa. Y hasta un arzobispo, según cuenta Icaza en una entrevista, prohíbe la lectura de sus novelas y cuentos por ser dizque, ¡engendro del demonio!

Véase, entonces, las consecuencias y la persistencia de la mentirosa doctrina de la inferioridad del indio traída por los conquistadores.

En resumen se podría decir que en 1519, el conquistador español Hernán Cortés llegó a Tenochtitlán (la capital azteca), donde fue bien recibido, pues los indígenas pensaron que se trataba de uno de sus dioses. Sin embargo, los españoles apresaron al emperador de los aztecas y mataron a un grupo de sacerdotes y guerreros. Frente a esta agresión, los indígenas reaccionaron con violencia y los españoles huyeron de la ciudad.

En 1521, con el apoyo de muchos indígenas enemigos de los aztecas, Cortés armó un poderoso ejército con el que sitió Tenochtitlán, capturó a Moctezuma y, después de casi tres meses, la ciudad cayó en su poder. Desde allí, los españoles se expandieron por el resto de América Central.

Una ventaja muy importante para los conquistadores fue que estaban bien equipados y con un armamento muy variado. Usaban armaduras, espadas, y escudos de hierro y armas de fuego, mientras que la mayoría de las armas indígenas eran de madera o piedra. Los españoles tenían caballos, un animal que no existía en nuestro continente y asustó mucho a los aborígenes. Supieron aprovechar en su favor las enemistades que había entre los grupos indígenas.

2) Conquista del Perú:

En 1532, Francisco Pizarro se lanzó a la conquista del Imperio de los Incas, que se encontraba muy debilitado a causa de una epidemia, y sobre todo, de recientes luchas internas por la sucesión al trono. Esto explica que, a pesar de que estaba acompañado por unos pocos hombres, Pizarro pudo apresar a Atahualpa, el nuevo Inca, quien le ofreció un enorme tesoro a cambio de su libertad. Pizarro aceptó la propuesta, pero en cuanto obtuvo estas riquezas, ordenó su ejecución. Más tarde, con la ayuda de algunos pueblos que estaban sometidos a la dominación incaica, los conquistadores avanzaron hacia Cuzco, la capital del Imperio, y luego de asediarla entraron triunfantes en la ciudad. Una vez asegurada la conquista de la tierra de los incas, los españoles organizaron varias expediciones para someter la zona sur del continente americano.

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