La Espiga Sembrada En Carabobo
Enviado por Ailic • 26 de Febrero de 2014 • 346 Palabras (2 Páginas) • 1.545 Visitas
ESA ESPIGA SEMBRADA EN CARABOBO
Una espiga sembrada en Carabobo” es una pieza teatral del dramaturgo, escritor, pintor y poeta César Rengifo Esa espiga sembrada en Carabobo fue creada en (1971), representa un ícono del teatro épico nacional. Se desarrolla al término de la Batalla de Carabobo, cuando unos combatientes deben realizar la triste tarea de sepultar a un soldado del pueblo. A los largo de las escenas de esta obra, desfilaron por el escenario muchos de los héroes y heroínas que dieron sus vidas por la libertad de la patria, y nuestro territorio americano.
La obra de César Rengifo se ha transformado en un ícono del teatro épico nacional. Es una cantata que se escenifica el 25 de junio de 1821, cuando varios soldados y oficiales trasladan el cuerpo de un soldado patriota, muerto en la batalla del día anterior, que había pedido ser enterrado en las cercanías de su pueblo, a un día de camino del campo de Carabobo.
Personajes simbólicos vivos y muertos que se entremezclan en diálogos que evocan a los mártires indígenas, como Guaicaipuro y Cuauhtémoc, al negro Miguel, José Leonardo Chirino, Josefa Joaquina Sánchez, Juan Francisco de León, Francisco de Miranda y muchos otros seres anónimos que dieron su vida en los primeros intentos por la libertad.
Los diálogos y las escenas son matizadas por la música de un quinteto formado por Jorge Villarroel, Juan Manuel Sánchez, Manuel Moreno, Néstor Viloria y Rafael Padilla.
Entre otras melodías puede apreciarse el Preludio criollo de Rodrigo Riera, La batalla, pieza musical del tamunangue larense; La Canción Americana, compuesta en el siglo XIX y un polo oriental que acompaña al final de la obra.
En el escenario ideado por este artista integral que es César Rengifo, pueden apreciarse los matices de sus obras pictóricas, su devoción patriótica y el profundo conocimiento de la historia bolivariana, la cual se presenta en personajes emblemáticos como Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza y Tomás I. Farriar, quienes cayeron en la decisiva batalla y participan en el entierro del soldado como figuras fantasmales que se alegran de haber dado su sangre por la libertad.
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