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La Gerra De Los Pasteles


Enviado por   •  30 de Enero de 2013  •  2.257 Palabras (10 Páginas)  •  760 Visitas

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La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

Las primeras décadas de la historia Independiente de México, fueron de anarquía y desorden en los aspectos económico, político y demográfico.

La inestabilidad del país se reflejaba en todos los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración ilegal y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia.

Debido a esto y muchos problemas, México estaba en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo consideraran oportuno.

A partir de la consumación de la Independiente en 1821, los fraceses, que profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía grandemente en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrandose al comercio, la pequeña industria, el artesanado e ingresando en el ejército nacional.

En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países.

La colonia francesa era próspera y bien vista cuando Francia reconoció en 1830 la Independencia y en el momento en que se firmaron los acuerdos comerciales de 1831 y 1832, que otorgaron a la nación francesa y sus ciudadanos el tratamiento de nación más favorecida.

Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron tanto a los mexicanos y extranjeros, al igual que los préstamos forzosos que el gobierno impuso a la población para salir de sus apuros económicos.

De esos hechos, y a través del barón Deffaudis, embajador de francés, los comerciantes franceses avecinados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en Paris con alarma.

Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado. Ese fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra de los Pasteles".

Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le indicaba que había que actuar con energía.

Al responder el Ministro de Relaciones a las reclamaciones francesas y no estar de acuerdo. En consecuencia Deffaudis, pidió sus pasaportes y abandonó México y regresó a Francia, para volver en marzo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno.

Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum al gobierno exigiéndole el pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños ocasionados a los franceses. Exigía también, que fueran retirados varios oficiales del ejército y se exceptuara a los franceses de los préstamos forzosos expidiendo una ley especial.

Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el territorio mexicano si México no cumplía las condiciones de Deffaudis.

La Venta de La Mesilla (conocida como Gadsden Purchase en Estados Unidos) es una región de 76.845 km² del actual sur de Arizona y el suroeste de Nuevo México que fue comprada a México por los Estados Unidos en un tratado firmado entre el presidente estadounidense Franklin Pierce que lo firmo el 24 de junio de 1853 y el dictador mexicano Antonio López de Santa Anna que lo firmo el 30 de diciembre de 18531 y ratificado por el Senado de los Estados Unidos el 25 de abril de 1854. La compra incluyó las tierras al sur del Río Gila y al oeste del Río Bravo y fue hecha con el propósito de la construcción de un ferrocarril transcontinental a lo largo de la ruta del sur de los Estados Unidos. Solucionó también los problemas fronterizos pendientes después del Tratado de Guadalupe-Hidalgo que puso fin a la Guerra Mexicano-Estadounidense.

Las empresas sureñas estadounidenses pensaron que un ferrocarril que uniera al Sur con la costa del Pacífico ampliaría las oportunidades de comercio, pero la topografía de la zona sur de la Cesión Mexicana era demasiado montañosa para permitir una ruta directa. Los sureños vieron que, para evitar las montañas, una ruta con un término al sureste necesitaría pasar por el sur, en lo que entonces era territorio mexicano.

El Presidente estadounidense Franklin Pierce, fuertemente influenciado por Secretario de Guerra Jefferson Davis, vio una oportunidad para adquirir terrenos para el ferrocarril, así como la adquisición de otros importantes territorios del norte de México entre los que figuraban los estados de Sonora, Chihuahua y la Península de Baja California, pero en México se opusieron a la venta de todo ese territorio. En los Estados Unidos, el debate sobre el tratado involucró el conflicto sobre la esclavitud, poniendo fin a los avances en la planificación o construcción de un ferrocarril transcontinental antes de la Guerra Civil Estadounidense.

Plan de Ayutla.

1o. de marzo de 1854

El general de División Juan Álvarez a las tropas de su mando:

Soldados:

Habéis abandonado vuestros hogares e intereses para escuchar de mis labios la causa que motiva vuestra reunión en este sitio, y voy a decírosla.

Por medio de intrigas y tortuosos manejos asaltó el general Santa-Anna el poder supremo pocos meses ha, quien pérfido como siempre, burlando a los crédulos y apoyándose en los proyectos, quiere sojuzgar a la nación, sin tener en cuenta la mayoría inmensa de mexicanos que marcaremos el hasta aquí a sus temerarios avances. Preciso es destruir su error, para que redunde en bien del país lección tan provechosa.

¡Valientes compatriotas! Don Antonio López de Santa-Anna, que a su arbitrio dispone de los destinos de nuestra patria, sirve de ciego instrumento a un partido detestable que no contento con nuestra independencia, y enemigo jurado de la libertad, trabaja sin descanso por arrebatarnos esos preciosos bienes, cuya conquista nos costara cruentos sacrificios.

¡Sí! sabedlo: allá en México donde por tanto tiempo imperaron los virreyes, quieren hoy los que su lugar ocupan y suspiran por aquella dominación nefanda, establecer un gobierno indefinible, parodia ridícula del que nos agobió en añejos tiempos, aunque con peores tendencias.

Esos miserables, solicitando únicamente satisfacer su vil deseo de mando y de riquezas, han impetrado

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