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escritor Lluís Busquets i Grabulosa acaba de publicar 'Jesús era un heretge' (Ara Llibres), donde analiza exhaustivamente por qué Jesús el Nazareno actuó durante su vida "entendiendo la fidelidad al judaísmo de una manera diferente de la impuesta".

El autor ha explicado a Europa Press que este ensayo pretende llegar a más lectores que 'Última noticia de Jesús el Nazareno' (Proa 2006-Destino 2007 con cuatro ediciones), ya que en aquél buscó una figura de Jesús a partir de una voluminosa biografía que incorporaba las últimas investigaciones históricas, bíblicas y teológicas a partir del método histórico-crítico, así como un estudio de la diversidad de fuentes.

El nuevo libro --prologado por el obispo Joan Godayol y el profesor de historia Jaume Botey-- pretende ser más divulgativo: ahonda en las actitudes más heterodoxas de Jesús ante el judaísmo de su época y en los grandes conflictos a partir de los cuales se fue apartando de la legalidad judaica, hasta el punto que el autor plantea "si este desencuentro se fraguó como una escisión premeditada o una más rigurosa fidelidad a las propias convicciones", al romper con la práctica religiosa formal e institucional del judaísmo.

Para el autor, "los expertos se pondrían de acuerdo en una evidencia: fue un sectario, un hereje, en relación con el judaísmo oficial", y analiza las actitudes que lo prueban, como su enfrentamiento a costumbres de la ortodoxia: circuncisión, sábat, prescripciones alimentarias, culto sacrificial y normas de pureza ritual, entre otras.

También fue herético por sus obras: destaca su anuncio de la destrucción del Templo de Jerusalén, pese a ser una referencia sagrada, y la presentación de un Dios "como Padre, todo misericordia, capaz de ofrecer el perdón antes de cualquier arrepentimiento".

Busquets habla además de su nacionalismo: "Se sentía muy judío y, como se hacía en su medio cultural, trataba de perros a los paganos"; además consideraba que sus enemigos eran los romanos ya que desde niño vio la opresión a los campesinos y la violencia que implicaba la sumisión a un Imperio que llegó a comercializar la tierra, que para un judío era de Dios.

El libro reivindica la legitimidad de la herejía argumentado que los avances --incluidos los religiosos-- llegan a menudo hasta todos gracias a los heterodoxos, y cita también al filósofo Ernst Bloch: 'Lo mejor de las religiones es que producen herejes'.

Según Busquets, el grupo --las instituciones judaicas en el caso de Jesús-- suele defenderse de los perturbadores aislándolos y condenándolos, aunque sea de ese mismo colectivo, ya que "la herejía no es ninguna contaminación desde fuera, sino uno de los desarrollos intrínsecos de todo movimiento" para adaptarse al

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